Cap. 56 Un problema.

924 62 12
                                    

—Señorita Collins, necesito que pase a mi oficina después de que termine su videoconferencia. —la voz demandante de aquella persona sólo significó una cosa.

Problemas.

Humedecí mis labios levantándome del sillón gris de la oficina, asintiendo a lo que la señora Gerber decía disculpándome por la interrupción, acomode mejor la pantalla de la laptop con disimulo mirando fijamente esta, aceptando las propuestas, ya que después de todo la señora Gerber se uniría a la empresa como una de las nuevas asociadas.

—Claro, tendremos todo listo para la fecha fijada, por supuesto que sí, no es nada señora Gerber. El gusto es mío, hasta luego.

Me tome mi tiempo cuando colgué la llamada agarrando la taza de mi café sirviéndome más del termo que había traído de casa. Estaba tomándome mi tiempo a propósito, releyendo algunos documentos que ya tenía adelantados y luego revisar que estuviese presentable, sin ningún tipo de fallo en mi vestimenta.

—Si, señor Hale. —rodé los ojos mientras me secaba las manos, ignorando el tono meloso de Kiana Kurt hacía al señor fastidioso.

La nueva secretaria de Logan me tenía un poco de malhumorada, siempre se la pasaba de allá para acá con él, en todos lados, era como un chicle pegado a un zapato, melosa y irritante.

No me caía bien por el simple hecho de que estuviera más que cerca de forma coqueta con él...

Sentía celos, muchos, no debía.

—No somos nada. —me repetí mirándome al espejo del baño ignorando la mirada de superioridad que Kiana me había lanzado antes de salir del baño.— no debo sentir celos...

No tenía porqué, el lobo no podía acabar con la vida de aquella campesina tan rápidamente, no después de que la consumiera como sí de una droga se tratase, porque no, no era su caperuza, era una simple campesina con el corazón en una caja de plata antes de entregárselo.

Más que oculto y enjaulado, nadie podía deparar lo que nos venía ahora, mucho menos aquellos que lo advertían.

Sumando que la gala no se había podido dar y había sido reprogramada al encontrar una pequeña falla ocasionada "misteriosamente".

Me quedé a mitad de camino, revisando mi celular tocando el mensaje nuevo que saltaba en la pantalla.

Lukie.

Los documentos que me pasaste están en perfecto estado, ninguno de los proveedores acepto soborno, ni le permitieron a su personal quedarse en ningún momento.
1:45"

¿Entonces quién destrozó todo?,  ¿cómo vamos a averiguarlo?
1:49"

Guarde el celular bloqueándolo, ignorando ese sentimiento inquietante en mi pecho para tocar la puerta de la oficina del mandón, esperando que respondiera y me dejara pasar, cuando escuché su voz, entré cerrando la puerta detrás de mi.

—Ya estoy aquí, Hale. Y lo voy a decir, esto no está bien.

Él me mantuvo la mirada alzando una ceja, cerrando la laptop y guardando unos papeles en la esquina de su amplio escritorio.

—¿Qué ha dicho?

—Lo que ha oído, no debe de interrumpirme nuevamente de la forma en que lo hizo cuando esté reunida con mis clientes o socios en videoconferencias. —estaba parada con firmeza, no pensaba bajar la mirada esta vez.— Vuelvo a repetir señor Hale, ¿a qué se debía su llamado exactamente?

Te Prohibo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora