Maratón 3\3
Bajé las escaleras con mucho cuidado y delicadeza, no quería hacer mucho ruido, en verdad estaba ansiosa, por fin podría ver mi padre.
Llegué a la sala de estar de la cual no me había dado cuenta de lo amplia e espaciosa que era, tenía hasta una chimenea.
En mi campo de visión capté a un hombre de espaldas de cabellera negra y un traje, el cual podían apreciarse sus bien formados músculos, tenía unos cuarenta y tantos, fruncí el ceño al confundirme, pues no pensaba que era mi padre, pero cuando se giró apenas escucho mi pequeño carraspeo para llamar su atención, muchas emociones vinieron a mi mente.
Repentinamente sus azules ojos reflejaron sorpresa, emoción, tristeza y amor, le era difícil procesar que me estuviera viendo de nuevo.
Después de esa última vez cuando se divorció de mamá y vino aquí.
—H-hola. —articule tratando de tragarme el nudo en la garganta y no llorar frente a él, debía ser fuerte.
No era como mi hermano el cual sí me escribió después de haberse ido, mi padre se olvido de mí hasta que cumplí dieciocho que fue cuando volvió a comunicarse conmigo, como cualquier adolescente con una familia rota yo no pude tener ese padre protector, cariñoso o simplemente aquel apoyo emocional que tanto había necesitado después de ese corte de relaciones por su parte.
Apenas y lo recordaba así en mi niñez, pero no en la adolescencia.
Con el tiempo mi mamá me enseñó muchas cosas al igual que yo las aprendí, y es que no debo vivir en el pasado sino en el presente.
Su mirada aún seguía demostrando desconcierto, se acerco a mí para rodearme con sus brazos y así poder darme ese abrazo que tanto quería esos días que sufrí por no tener a mi papá conmigo, esas noches que lloraba anhelando sentirme protegida con él a mi lado como cuando era pequeña.
Correspondí el abrazo y solté un leve sollozo desatando aquel nudo de mi garganta, no me deje caer frente a él, en el sentido de romperme completamente, sí algo me había dicho una vez era que;
"Nunca bajes la mirada, sigue con la frente en alto como si no paso nada."
—Mi princesa, perdóname por lo qué pasó... no sabes cuántas veces me arrepentí de haber hecho aquello.—murmuró ahogado aún abrazándome y yo respiré profundamente, no podía pagarle con darle donde más le dolía, sí aparte de toda mi vida aprendí algo era que debía perdonar y no lastimar a esas personas que sí me lastimaron, era hacer lo contrario, demostrarles que podía ser mejor que ellos en cuanto perdonar.
—Claro que te perdono papá, no importa, vivamos en el presente no en el pasado.—Le dedique una sonrisa pequeña separándome de él.— es algo que debía pasar por las razones que tuviesen y lo entiendo.
Me costo muchos días y meses de terapia entender, que ninguno de nosotros había tenido la culpa del divorcio de mis padres, mis hermanos y yo no habíamos tenido culpa de nada, ni siquiera de su desapego todos esos años.
Su sonrisa pequeña me demostró que no hablaríamos más del tema y tampoco volveríamos a hablarlo por los momentos. Estaba conforme con ello, sólo quería seguir el mañana, no el ayer.
—Hija mía, cómo has crecido, pareciera que fue ayer cuando apenas corrías por la casa con aquella camisa de Ethan.—se limpio una lágrima falsa reí y él me miro divertido, manteniéndose siempre atento a mis gestos.—Mi bebé ya creció...
Reí negando divertida mientras sonreía ahora concentrándome en él, aunque escuche unos pasos.
—Papá, ya esta todo listo los Mc'carthy dijeron que nos reuniremos en la noche a las... —su voz se frenó de repente.—¿Emily? —sonaba anonadado detrás de mí, sonreí girándome sobre mis talones así encontrándome con el superhéroe de mi infancia, aunque estuviera vestido con aquel traje seguía siendo mi hermano mayor.
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Te Prohibo Enamorarte
De Todo- Sabes que no puedes evitarlo, ¿verdad? - Seguiré amándote. - Pero yo no. - Es imposible controlarlo, nena. - Nunca. - Nunca digas nunca... -murmura, acercándose peligrosamente. Emily dejó de creer en el amor hace tiempo. Las decepciones de su pasa...