Hoy es mi último día aquí en Canadá, me hará falta ir de fiesta con mis amigos, sacar de quicio a Luke, reír con Iván y mi mejor amiga falta la loquilla de Dana, ir a el estudio.
Gestionar la empresa de acá con mamá haciéndola rabiar o reírse, pasar tiempo con mi hermana menor... y si sigo recordando no podré subir al avión mañana.
Es más, no seré capaz de salir de casa.
Ahora que lo pienso, aunque no quiera el cambio debo hacerlo, ya estoy en la edad de tomar las riendas con Collins Company designer en Los Ángeles al lado de mi padre y hermano mayor.
—Hey, ¿quieres ir comer pizza hoy en la tarde? —la pregunta de mamá me saca de mi mente al mismo momento que le envío el correo a mi papá de un proyecto cerrando la laptop.
Mamá está apoyada en el marco de la puerta de mi habitación esperando una respuesta.
Adiós tonos grises y mi adorado estilo a lo blanco.
—¡Me parece bien! —sonreí instantáneamente mirándola y me acorde de algo.— mamá, en la noche saldré con los chicos. —aprovecho de avisarle notando como asiente y me da una sonrisa.
No podré tener mi propio apartamento hasta que les demuestre que puedo con la empresa, una condición muy pedida por mis progenitores.
—Esta bien, Em. ¿Ya arreglaste tus maletas? —me observa mientras yo termino de guardar algunas cosas del viaje nuevamente y dejo un cojín gris en su lugar sobre la cama.
—Sí, me falta arreglar el bolso de mano y listo. —me giro para verla después de terminar con lo que hacía y ella sonríe triste.
—Me vas a hacer mucha falta... —me abraza maternalmente de repente.—ya mi bebé creció... parecía que fue ayer cuando apenas corrías por todo la casa en ropa interior y pintabas las paredes con mi maquillaje. —su voz sonaba nostálgica mientras lloraba aún abrazada a mí sólo que un poco más fuerte, en cierta forma quise llorar también pero reí al recordar esas historias que ella contaba de mi.
—¡Mamá!—me quejé y ella se dedicó a reír aunque las lágrimas siguieran recorriendo sus mejillas.—Tú sabías que algún día esto iba a pasar. —rompimos el abrazo mientras yo le limpiaba las lágrimas con cuidado.— voy a estar bien allá.
—Sí lo sabía, pero no pensaba que sería tan pronto, apenas tienes diecinueve años y este año cumplirás veinte. —se limpia las lágrimas secas que habían quedado por sus mejillas.— sé que estarás bien, es sólo que como madre me cuesta ver cómo mis pequeños pichones abandonan el nido. —comenta haciendo un puchero.
Y sé que lo relaciona con la ida de mi hermano mayor también.
—¡Ay, mamá! —la miró con melancolía mezclada con tristeza, abrazándola de nuevo.— es normal... que esto suceda, estamos tomando las riendas de nuestras vidas poco a poco como adultos que somos. Bueno aunque Ethan sea más viejo que yo. —me burlé a lo último con clara intención de que ella se ría.
—¡Emily! —me reprende con una risa divertida por el último comentario suspirando, sabía lo mucho que significaba mi partida para ella, porque después de que papá se fuera al igual que Ethan sólo habíamos sido nosotras tres.— me alegra en verdad verlos tomar las riendas de su vida, hija. Con madurez y la cabeza fría cuando lo amerita, cumpliendo sus sueños, logrando todos sus objetivos... y dejaré el tema porque estaré peor que la lluvia con tantas lágrimas.
Ambas nos reímos y me quedé unos segundos más en el abrazo con mamá, hasta que ella se separó y aplaudió limpiándose las lágrimas.
—Bueno basta de llorar y termina de arreglar eso para que vayamos a comer. —sonríe optimista y yo me rió de nuevo por su bipolaridad.
—¡Sí, capitana! —Hago un saludo militar, haciéndola sonreír antes de salir de mi habitación riendo.
Hoy disfrutare esté último día aquí a lo máximo, ya que mi vuelo sale mañana a las cinco y media de la madrugada.
Necesito dormir todo el día por lo menos.
O algo.
—¿Tan temprano estás arreglando tus cosas? —la curiosidad de mi hermana me llama la atención, me giro para verla sonriéndole y ella me pasa una bolsa pequeña.— pensé que quizás... necesitarías maquillaje.
—¿Maquillaje? —pregunté confundida recibiendo la bolsa pequeña y ella asintió sentándose sobre mi cama jugando con sus manos.— qué... —cuando abrí la bolsa, me encontré con pequeñas pulseras, algunos labiales y rubores.— Sammy. —murmuré reconociendo los envases, mi hermana los había hecho para mí.
Una de sus pasiones siempre fue el maquillaje y por ello, siempre pedía que la dejaran hacer cursos, incluso ir a ver la producción del mismo, hasta que un día, ella sola empezó a crear sus propias cosas.
Pero este regalo era muy especial para mi, porque cada envase tenía fotos de nosotras en miniatura, toda su decoración era a mano.
—Quiero que tengas algo de Sammy's —bromeó mirándome ahora sonriendo ladina, la tristeza se notaba en su mirada.— hermana, vas a hacerme mucha falta. —murmuró antes de abalanzarse a mí y abrazarme con fuerza cerrando sus ojos.— no quiero que te vayas...
—Sammy. —le llame sintiendo el nudo de nuevo en mi garganta, dejé la bolsa con cuidado sobre mi cama y la abracé con la misma fuerza que ella. Me costaría un montón estar lejos de mi hermanita, apenas habíamos compartido más este año, para volver a separarnos.— ya sé, dejemos las lágrimas y... —la solté para correr hasta donde estaba mi iPod buscando la lista que ambas habíamos creado reproduciendo nuestra canción favorita de Marvin Gaye.
Ain't no mountain high enough.
Cuando se empezó a reproducir tomé su mano cantando haciéndola reír, ambas empezamos a bailar por toda mi habitación, ella tomando uno de mis cepillos y yo mi secador.
Nos reímos divertidas saltando sobre mi cama cantando más alto el coro subiéndole más volumen a los parlantes.
—Babyyyyyyy. —esta vez reí yo cuando Sam salto de la cama girándose sobre si misma despeinándose el cabello con una mano.
—Oh Dios. —reí dejando que ella tomará mi mano, dejándola guiarme por la casa corriendo sin dejar de cantar.
En especifico, estos momentos iban a ser los que más iba a extrañar, de todos, estos serían los más importantes para mi.
—Recuerda, hermana mayor, la distancia jamás va a ser un algo para cortar lazos si me necesitas. —limpie las lágrimas que se me habían escapado y la abracé con fuerza.— te quiero, loca.
—Y yo a ti, revoltosa. —susurré sonriendo.
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Lo modifiqué, jiji.
❤️
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Te Prohibo Enamorarte
Casuale- Sabes que no puedes evitarlo, ¿verdad? - Seguiré amándote. - Pero yo no. - Es imposible controlarlo, nena. - Nunca. - Nunca digas nunca... -murmura, acercándose peligrosamente. Emily dejó de creer en el amor hace tiempo. Las decepciones de su pasa...