Cap.22 Preocupaciones y "¿Dónde estás?"

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Las constantes vibraciones y sonido del aparato que está cerca no me permiten seguir durmiendo como me gustaría, entreabro los ojos un poco buscando aquel estresante objeto, con la intención de lanzarlo o apagarlo, pero esta lejos de mi alcance.

—Hey. —susurre intentando mover al casi rubio, estaba dormido profundamente.

Era consciente de que no me había querido levantar desde antes, pero al encontrarme en aquella posición en la que estaba, con Sebastian aprisionando mi cintura en ese abrazo que mantenía como si su vida dependiese de ello se me dificultaba todo. Cerré y abrí mis ojos rápidamente encontrando el reloj digital colgado en la pared al costado de la cama, el cuál marcaba las nueve y media de la mañana.

Aún siento el agotamiento en mi cuerpo, ese pequeño dolor de cabeza y repentinamente la opción de dejar de dormir un rato más no me parece tan mala como mi mente lo grita.

Eran la una de la mañana cuando llegamos aquí.

O eso recuerdo.

Con el mayor cuidado posible me las arreglé para escapar de los brazos de Sebastian bostezando por el cansancio que sentía colocando como remplazo una almohada en mi puesto con un poco de pereza, ¿quién podría ser la agradable persona que llama a esta hora?

A veces me cuesta creer que te graduaste con honores.

Aplausos por favor que apareció la loca de mi cabeza, ya había tardado mucho.

Yo también te quiero, ahora contesta el móvil.

Necesito descansar más, es un hecho.

Verificando no haber despertado al rubio al sacar mis pies de la cama porque realmente no había escapado por completo de sus brazos, hasta ahora, así que con los ojos entrecerrados por la irritante claridad, me levanté pero caí en el suelo enredándome con la misma manta, bien, este es un buen despertar, pensé con ironía en mi mente quejándome en voz baja.

¡Un maravilloso despertar!

Me arrastré como sí fuese un zombie hasta mi bolso sacando el celular con cuidado, quitándome la manta de una buena vez a jalones, al deslizar mi dedo por la pantalla atendí sin ver quién era.

—¡¿EMILY, DÓNDE DEMONIOS ESTÁS?!

Sí, ese es mi hermano, mencioné lo mucho que lo quiero, ¿no?

—Hola hermanito, sí amanecí bien, viva y sana; ¿y tú cómo estás? —use mi sarcasmo.

—LO QUE SEA, AHORA DIME DÓNDE DIABLOS ESTÁS!? —demandó y alcé una ceja divertida, pensando en esa canción que tanto me gustaba.

Clouds de BØRNS.

Viejos recuerdos, agradables momentos y días malos.

Respire profundo saliendo de mis pensamientos, antes de hablar.

—Vaya, pues ahora sí te interesa saber de mí, ¿no?, después de no pensar que tu hermana menor no había dormido nada y haberla sacado a una cena hasta las doce de la noche?, oh sí, sumando que me mojé gracias a la lluvia y que prácticamente me hubiesen secuestrado, todo perfecto, completando que en vez de llamar para saber sí estoy bien, sólo me gritas?—me indigne por completo, pero es la verdad.— Ethan Collins, no me vengas con esos gritos irritantes tan temprano por la mañana.

—Vale, lo siento, pequeña, es sólo que estaba muy preocupado, aún lo estoy.

Preocupación de un día después.

Te Prohibo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora