Maratón 1\3
Me desperté por una pequeña sacudida, con eso me refería a la turbulencia, bostezando un poco miré al chico que estaba a mi lado leyendo un libro, la diferencia es que cuando sintió mi mirada, dejó de leer para regalarme una sonrisa ladina, cosa que me hizo sentir alivio.
Pues aún permanecía un poco asustada por aquel despertar brusco.
Creo que tiene un serio problema con sonreír, pues no ha parado de hacerlo y es algo escalofriante, pero tranquilizante a la vez. ¿No?
—¡Hola! —saludó con la voz ronca, cerrando el libro después de haberle colocado su respectivo marcador.
—Hola... —murmuré en respuesta con voz algo adormilada.
—¿Cómo te llamas, lindura? —pregunta con una mirada coqueta y curiosa, al mismo tiempo.
¡Vaya!, ya el chico perdió el encanto.
—Emily... Emily Collins. —le tendí mi mano amablemente, relajándome en la comodidad de mi asiento.—¿Y tú eres?
—Pero que descortés soy, mi nombre es Taylor, Taylor Morgan.—se presento y yo reí bajo, por lo menos tiene modales. Y su tono divertido es interesante.
Aunque parezca uno de esos ingleses estirados.
No juzgaré hasta no conocerlo.
—Mucho gusto, Taylor.—conteste con una sonrisa abriendo mi botella de agua, para beber un poco tras esa repentina sed.
—El gusto es mío, linda—respondió humedeciendo sus labios.— así qué los ángeles, ¿no?, ¿harás escalas? —pregunto tratando de sacar conversación.
Yo cerré la botella y lo miré entrecerrando mis ojos un poco, él achinó los suyos y nos reímos.
—Si y no, es un nuevo comienzo. ¿Y tú?—pregunté mientras sacaba un poco de chicle de mi bolso pequeño, guardando a la vez la botella.
—Bueno, no es algo nuevo, no tanto. —él hizo una mueca antes de reír.— estamos entre desconocidos, por lo tanto me te contaré. Mi padre es dueño de unas disqueras y me pidió ayuda por lo tanto tengo que hacerlo, son las; Morgan Production.—me explicó restándole importancia y elevé un poco una de mis cejas en confusión.—me pidió que viniera porqué... quiere que dirija su empresa, en resumen. Un viaje divertido, ¿no crees? —alzó sus manos achinando sus ojos de nuevo, fingiendo una voz más chillona.
Me cubrí los labios porque no sabía si reírme o no, igualmente lo hice y Taylor me guiño un ojo.
—Muy divertido. —bromee sonriendo de lado.
—Pero mira el lado ¿productivo?, aprenderé a manejar algo antes que emborracharme hasta perder la conciencia... aunque eso yo la he hecho, pero no es el punto.
—Santo cielo.
—Puedo apostarte que también lo hiciste.
—Sin comentarios. —reí y él sonrió ampliamente.
—¿Ves?, todos gozamos de "libertad", hasta que nos toca dirigir el legado, matrimonios como negocios, reglas a seguir estrictas y... yo no sigo esas cosas, pero así va.
Típico para los hijos de los empresarios.
—Estoy de acuerdo contigo. —era cierto, el matrimonio por contrato era algo de los que muy pocos se libraban al cien por cierto.— pensando en la situación, ¿te pasa lo mismo qué a mí? —murmuré sorprendida y él reía, supongo que entendía pero a la vez no.
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Te Prohibo Enamorarte
Acak- Sabes que no puedes evitarlo, ¿verdad? - Seguiré amándote. - Pero yo no. - Es imposible controlarlo, nena. - Nunca. - Nunca digas nunca... -murmura, acercándose peligrosamente. Emily dejó de creer en el amor hace tiempo. Las decepciones de su pasa...