12. Alegría y decepción

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Como tengo el día libre decido ir a Gran Vía y permitirme algún capricho. No dejo de pensar en lo que me ha pasado. Definitivamente la realidad a veces supera a la ficción; ni en mis mejores sueños hubiese imaginado algo así.

Miro mi móvil y me decepciono un poco al no ver ningún mensaje suyo. Está claro que la paciencia no es una de mis cualidades pero debo relajarme, de lo contrario me volveré más loca de lo que estoy. ¿Por qué iba a escribirme si solo tengo su número para avisarle cuando la entrevista esté terminada?

Entro en Whatsapp y miro su foto de perfil. Es un selfie con su compañero y amigo Jeff Taylor. Ambos salen sacando la lengua y yo no puedo reprimir una sonrisa.

Me llega un Snapchat de Marta haciendo como que estudia. Se me ocurre mirar si Luka tiene snapchat y me encuentro su nombre en la lista de contactos. Decido agregarlo; total, ¿qué tengo que perder?

Cuando ya estoy en el autobús de vuelta a la residencia me suena el móvil. Mi sorpresa es mayúscula cuando leo: "Snapchat de Lukita" en la barra de notificaciones. No tardo ni cinco segundos en abrirlo. Me encuentro a mi rubio favorito con cara de hacer el tonto y un mensaje: "no sabía que las cantantes tenían snapchat".

Me hago una autofoto sacando la lengua y escribo: " pues ya lo sabes, Drake", haciendo referencia a la broma que tuvimos después de la entrevista. Parece que no me doy cuenta pero estoy intercambiando snaps con mi ídolo, mi amor platónico, el hombre que me trae de cabeza desde que tengo quince años.

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Intento esconder lo feliz que estoy cuando llego al comedor de la residencia. No quiero molestar a Marcos, ya que parece que no le sienta muy bien que hable sobre Dončić.

Sin embargo, no puedo evitar a las cotillas de mis amigas. Cuando les digo que me ha dado su número y que ya hemos intercambiado un par de snapchats se vuelven locas:

-¡Venga ya, no me lo puedo creer! ¿Tan fácil ha sido?-pregunta Vero.

-Te lo dijimos, Cris, lo que pasa es que no nos haces caso-afirma Marta-. ¡Te ha bastado una entrevista para encandilarlo tía!

-Zorra afortunada-bromea Rocío mientras me intenta dar una colleja que esquivo con éxito.

-No es para tanto, solo quería mi número para que lo avise cuando se publique la entrevista-digo ocultando el coqueteo que hemos tenido.

-Venga tía, eso es que quiere tema-apunta Álvaro-. Seguro que tiene agentes que le avisen cuando salga la entrevista, ¿no?-la verdad es que tiene sentido, pero mi mente cuadriculada no me permite ilusionarme, pues estoy harta de salir mal parada por ello.

-Además, si solo le interesa lo profesional, ¿por qué te manda snaps?-me anima Pablo.

-He de admitir que lo he agregado yo primero-reconozco un poco avergonzada.

-Yo de ti no me ilusionaría. Total, si es tan maravilloso como decís no creo que necesite tontear con una becaria-dice Marcos cortante.

Sus palabras me sientan como un jarro de agua fría, sobretodo porque sé que en el fondo tiene razón. En lugar de contestarle, termino mi plato en silencio y me voy a la habitación mientras los demás le recriminan su comportamiento.

¿Por qué me habla así ahora? ¿Es que le he hecho algo? Si se creía que por pasar un par de noches conmigo tenía licencia para opinar de mi vida o estar celoso de mi amor platónico, estaba muy equivocado.

No es la primera vez que me pasa, pasarse de la raya con un amigo solo trae problemas. Ahora no veo ni rastro del buen chico al que conocí en septiembre, aquel tan simpático de ojos verdosos.

Me despierto de la siesta con unos golpes en mi puerta. Salgo de la cama y la abro. Me encuentro a Marcos y mi primera reacción es cerrarle la puerta en las narices, pero él pone el pie a tiempo e impide que cumpla mi cometido.

-Fuera-le grito mientras sigo intentando cerrar la puerta.

-Venga Cris, solo quiero hablar contigo- me ruega.

-Te he dicho que fuera.

-Sabes que no me voy a ir hasta que me dejes pasar-y yo, que empiezo a cansarme de este rifirrafe tan infantil, lo dejo entrar con cara de pocos amigos.

Se sienta en mi cama y se aclara la garganta.

-¿Y bien?-pregunto. Estoy empezando a impacientarme.

-Quería pedirte perdón por lo que he dicho antes en la comida, ha estado completamente fuera de lugar-su cara me dice que se arrepiente casi más que sus palabras. Es una de esas personas que habla con los ojos.

-¿Por qué has reaccionado así? ¿De verdad piensas que soy ridícula para él?

-Claro que no, tonta-me dice acariciándome la mejilla cuando me siento a su lado-.Eres preciosa, inteligente, divertida. Cualquiera que te tenga es afortunado-noto cierta tristeza en su voz.

-¿Entonces?

-Es que la sola idea de imaginarte con ese me mata, me vuelve loco. Tú te mereces mucho más que un niñato que seguramente no sabe ni lo que quiere-noto el desprecio con el que pronuncia la palabra "ese".

-No te preocupes, de todos modos no somos nada y tampoco lo seremos-en lo más profundo de mi ser rezo por estar equivocándome.

-Te lo digo para que lo sepas. La vida da muchas vueltas y yo no quiero verte sufrir-me mira fijamente y yo ya lo he perdonado-. Sin embargo, la vida es tuya y tú eres la que decide cómo vivirla y con quién, yo solo te aconsejo.

Agradezco su sinceridad y su preocupación por mí y se lo hago saber con un abrazo de reconciliación. Ahora me siento mucho mejor, no me gusta tener problemas con nadie y menos con él.

Al poco tiempo se marcha, pero esta vez no hay besos ni caricias subidas de tono; solo el cariño de dos amigos que podrían haber llegado a ser algo más.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora