56. Tenemos que hablar

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Queridas lectoras...¡Se acerca el final de la primera temporada! A pesar de la irregularidad al actualizar capítulos, propia de la locura del verano, tengo muchas ideas en mente para una segunda temporada que, os aseguro, será incluso más emocionante e impactante que esta. Me gustaría que comentaseis si queréis que siga con esta historia o, por el contrario, que cierre esta temporada y cambie de aires. Por último, como siempre, agradecer vuestro apoyo y seguimiento. Sin vuestros votos y lecturas jamás habría llegado hasta aquí. Y ahora, a disfrutar de Cris y Lukita una vez más!!

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Sin duda aquel día en casa de Luka supuso un impulso muy grande después de todo lo que pasamos tras su cumpleaños. Hablamos tranquilamente y nos perdonamos, y aunque ambos teníamos la duda de si podríamos hacer que todo fuese como antes y volver a confiar en el otro, el amor acabó ganando.

Los meses pasaron y, con ellos vinieron muchas cosas buenas. De los agobios de final de curso me quedo con haber superado mi primer año de periodismo con muy buenas notas, y sobretodo con una de las mejores noticias en mucho tiempo:

"Cris, viendo tus fantásticos resultados en la universidad y tu gran potencial como redactora y entrevistadora, hemos pensado hacerte contrato en Marca, ya que tus prácticas como becaria están próximas a finalizar. Ahora tendrás un salario fijo y podrás cumplir tu sueño de ser periodista. Enhorabuena guapa, más que merecido." 

Siempre recordaré esas palabras de Manu y el abrazo posterior. El abrazo de un amigo, porque al fin y al cabo es lo que me ha demostrado desde que puse un pie en esta redacción. Me ha conducido por el mejor camino y ha sabido aconsejarme, enseñarme y perfeccionarme al máximo, siempre con su humor característico y su carácter cercano y vivaracho. Tampoco olvidaré las cañas con Carlos para celebrar que a él también lo habían ascendido, ni a Luka levantándome a pulso y dando vueltas en su salón cuando le comuniqué la noticia.

-Eres la mejor, mi niña-me dijo besándome y estrujándome sin parar.

Él me había sufrido durante los exámenes finales, en los que he de reconocer que estuve insoportable. Un día acabé llorando en su hombro debido a la montaña de cosas que tenía que estudiar y la de trabajos que debía entregar a corto plazo. Él me acarició el pelo y me dio fuerzas cuando estas ya se encontraban de vacaciones. Su escritorio se convirtió en mi sitio favorito para trabajar, en el que más me concentraba. Luka me trajo café a las dos de la mañana, cuando estaba a punto de quedarme dormida sobre los apuntes, e incluso me arrastró a la calle un domingo a desconectarme un poco cuando más lo necesitaba. No soy nada fácil de llevar y él lo hizo hecho con creces, por lo que mis éxitos son también suyos. 

Gracias al catastrófico cumpleaños de Luka conocí a mi segunda familia. Sí, a los hermanos Hernángomez y sus respectivas parejas. Willy está con Sandra, una guapísima joven relacionada con el mundo de la moda con quien se cruzó en Nueva York. Aunque ambos se conocían bastante, se habían limitado al sexo sin amor, pero dicen que el roce hace el cariño y ahora están enamorados como dos gilipollas. 

Juancho está con Ingrid, su amor de la adolescencia, estudiante de medicina, de quien se tuvo que separar cuando el madrileño se fue a jugar a Denver y con quien se ha reencontrado tras la noticia de su fichaje por el Valencia para la próxima temporada, de modo que ya no habrá un mar de separación entre ambos, sino apenas unos kilómetros que separan la ciudad fallera de la capital y que seguramente solventarán con la mudanza de Ingrid a Valencia. 

A principios de mayo, cuando ambos hermanos ya disponían de vacaciones en Madrid debido a que sus respectivos equipos no estaban en los Playoffs de la NBA, fue cuando surgió este grupo, del que yo desconocía la importancia que tendría en un futuro para mí. Además, Dino y Lucía también acudían a todas nuestras quedadas, pasando a ser los ocho inseparables. 

Tan intensos fueron los lazos que estrechamos que decidimos irnos en agosto de vacaciones a Ibiza todos juntos, siendo el mejor viaje de mi vida. De aquella aventura los ocho conservamos mil anécdotas en las que siempre son protagonistas las carcajadas, el alcohol, el mar y la música. Fue una experiencia única, también para Luka y para mí como pareja. Nunca habíamos dormido más de tres noches juntos, y en esa isla paradisíaca compartimos cama y vida durante una intensa semana, enamorándonos de aspectos que desconocíamos el uno del otro. 

Juancho, Willy, Dino, Luka, Luci, Sandra e Ingrid se convirtieron en mi segunda familia, protagonistas de las mayores locuras de mi vida y mi gran apoyo en los peores momentos. La confianza en ellos era plena. No había sentido del ridículo, ni vergüenza, ni compromisos, ni cualquier tipo de formalidades. Nos queríamos y nos admirábamos unos a otros, y cada uno tenía un granito de arena que aportar que hiciera que aquella combinación fuera explosiva. 

El Real Madrid de Baloncesto ganó la Liga Endesa antes de aquellas vacaciones, con un Luka Doncic y un Dino Radoncic en una forma espectacular. El segundo de ellos, cuya incorporación a la plantilla había sido más tardía, había sabido asumir la responsabilidad y dar rienda suelta a su talento. Recuerdo ver los partidos en el palacio con el resto del grupo y el fiestón posterior.

A finales de agosto volví a mi ciudad una semana a visitar a mi familia y disfrutar de las preciosas playas del lugar en el que me crié. Volver a ver a los tuyos siempre es gratificante y me hizo reflexionar mucho. Tan solo hace un año atrás, me encontraba en el mismo sitio, entonces sin ni siquiera sospechar el rumbo que iba a tomar mi vida. Trescientos sesenta y cinco días después volvía a mis inicios con las ideas claras, mucho más madura y con la satisfacción del que vive como quiere vivir. 

En definitiva, era feliz, muy feliz. Vivía en una nube de la que sabía que en algún momento me tendría que bajar, pero haciendo caso omiso a esas advertencias. Por eso la caída fue mayor. Todos mis problemas comenzaron cuando un día cualquiera Luka me dijo:

-Cris, tenemos que hablar. 

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora