19. Canastas y algo más

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Cuando domino más o menos la entrada a canasta llega el momento de ensayar el tiro de tres. Los triples parecen muy sencillos cuando los ves desde la grada, pero cuando te colocas en la línea los casi 7 metros de distancia a la canasta te parecen un abismo. Mi primer tiro ni siquiera toca el aro y Luka me dice que siga intentándolo con más fuerza, que coja impulso saltando.

Mis intentos siguen sin dar resultado mientras él tira como Pedro por su casa ante mi mirada de envidia. Estoy a punto de darme por vencida cuando se pone detrás de mí y me coge de las caderas.

-Tienes que flexionar las rodillas y mirar justo hacia donde quieres mandar la pelota. Relaja los brazos y salta-me enseña mientras me impulsa hacia arriba. Me pone muy nerviosa tenerlo tan cerca.

Anoto mi primer triple y me pongo contentísima. Celebro la canasta como lo haría Cristiano Ronaldo con un gol y corro a abrazar a mi entrenador, que me acoge entre sus brazos fuertes.

Pronto se acaba la amistad y empezamos a jugar un uno contra uno en la mitad de campo. Yo me pongo demasiado chula para el repaso que acaba dándome. Cuando él lleva el balón anota canastas de todos los colores y mis intentos por retenerlo-haciéndole faltas sin parar, todo sea dicho-no sirven de mucho. Incluso mete un mate delante de mis narices y se burla de mí.

-¡Esto es un abuso!-respondo al no poder lidiar con los más de veinte centímetros de altura que me saca, su fuerza y su técnica.

Empiezo a picarme mucho y a él parece divertirle. Me encanta la rivalidad que hay entre nosotros, no le dejaría ganar ni jugando a las chapas.

Cuando yo llevo la pelota me limito a protegerla con el cuerpo hasta que encuentro una posición medianamente favorable para tirar. Él me defiende desde atrás, pegadísimo a mí. Noto su calor y este roce me parece una tortura, pero me concentro y anoto alguna que otra canasta.

-La suerte del principiante-asegura él provocándome.

Tras uno de sus muchos triples empiezo a cansarme del baño que me está dando y decido jugar a otra cosa. Agarro la pelota y salgo corriendo con ella. Luka me persigue amenazándome:

-¡Tramposa de mierda! ¡Verás cuando te pille!

Aunque soy bastante rápida, él es deportista de élite y pronto me alcanza. Me coge de las piernas como si fuera un saco de patatas y yo pataleo como una loca, protegiendo el balón casi con mi vida. Sin embargo, empieza a hacerme cosquillas y la pelota no tarda en resbalarse de mis manos mientras me río a carcajada limpia.

-¡Suéltame, abusón!-grito recriminándole la facilidad con la que me coge, como si fuera una niña pequeña.

-¿Segura?-pregunta vacilando.

Me levanta hasta ponerme a la altura de su cara. Mis piernas rodean su cintura y mis brazos su cuello. Nos miramos durante una milésima de segundo y, sin pensárselo dos veces, se lanza salvajemente a mi boca. Menos mal, porque no podía aguantar más las ganas de probar sus labios de nuevo.

Nuestras lenguas se enredan y nos aceleramos. Cuelo mis dedos entre sus mechones rubios y suaves y tiro de ellos ligeramente. Mientras, él me coge del culo y anda conmigo en brazos hasta apoyarme en un muro junto a las gradas, todo esto sin separar nuestras bocas ni para respirar.

-Mmmm me vuelves loco-dice devorándome mientras le araño la nuca con mis uñas pintadas de rojo. Él sí que me vuelve loca a mí, loca de remate.

Sus labios saben tremendamente bien y no puedo apartarme de ellos. Me encanta su manera de besar, tan pasional e intensa, como si cada beso fuese el último. Lo tengo de pie entre mis piernas, rodeándome con sus brazos, y la visión es espectacular. ¿Quién me iba a decir hace unos años que iba a estar así con ese jugador de baloncesto que veía por la tele?

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Narra Luka

Tras toda la tarde controlándome no he podido evitar caer en la tentación. Tenerla en mis brazos me ha hecho pillarme aún más de ella y me temo que no voy a poder olvidar este beso jamás, ni aunque quisiera. Ella tampoco ha hecho fuerza alguna por imponer distancia entre los dos, ambos sabemos que es imposible.

En medio de este maravilloso momento escucho un ruido procedente de la puerta. Me separo de su cuerpo con todo el dolor de mi corazón y ella me mira extrañada. Me giro y veo a una conserje. Me cago en la puta, que inoportuna la señora.

-Perdona Luka, era para preguntarte si vais a tardar mucho en iros, porque ya son las nueve y tengo que asegurarme de que no se quede ninguna luz encendida-dice notablemente apurada por la interrupción. ¿Ya son las nueve? ¿Tan rápido pasa el tiempo cuando estoy junto a esta loca?

-No te preocupes, ya nos íbamos. Yo apago las luces y le dejo la llave al guardia.

En cuanto la mujer se va Cris empieza a reírse a carcajadas. Tiene los labios hinchados de tanto beso y las mejillas sonrosadas; la cara más bonita que he visto en mucho tiempo.

-Ya te dije yo que ibas a entrar en calor-digo con malicia mientras vamos al coche.

Ella intenta ponerme la zancadilla, pero la esquivo:

-Eres la persona más gilipollas que existe sobre la faz de la tierra-dice fingiendo enfadarse.

La rodeo con mi brazo y le doy un beso cariñoso en el pelo, con el que olvida su repentino cabreo.

-Me ha encantado esta tarde, lo he pasado genial. Gracias por enseñarme a jugar, Luka-dice en el coche de camino a su residencia.

-El placer ha sido mío por poder pasar tiempo con una chica como tú-respondo.

Ella no me entiende y me pregunta extrañada: "¿Una chica como yo? ¿Qué significa eso?". Parece entre divertida y un poco asustada.

-Eres diferente a todas las que he conocido. Eres especial, Cris-digo girándome a mirarla.

-¿En qué sentido?-pregunta sin darse por vencida.

-En el sentido de que no quiero que cambies nunca.

Mi respuesta parece dejarla más o menos satisfecha, pero se queda callada pensando en lo que acabo de decir. No termina de creerse lo maravillosa que es y me jode que parezca que nadie se lo haya dicho antes.

Se despide de mí con un pico de lo más infantil y veo sus largas piernas alejarse poco a poco. Ya lo tengo claro, a partir de ahora no voy a poder estar sin ella.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora