No he vuelto a ver a Luka desde el horrible día de su cumpleaños. Sin embargo, tengo un millón de llamadas perdidas suyas y miles de Whatsapps sin responder: "Cógeme el teléfono, por favor". "He sido un imbécil y sé que no te merezco, pero eso no quita lo mucho que te quiero"." Te necesito, Cris. Sigues siendo la niña de mis ojos". Ni siquiera este último mensaje, que se me clavó en el alma, consiguió que reaccionara. No me engañaría con sus bonitas palabras, no esta vez. Se quedó sin respuestas y yo tampoco tuve la valentía para hacer ciertas preguntas.
Al principio no podía parar de llorar. Las noches de chicas con Marta, Vero y Rocío, en las que veíamos películas y comíamos helado de tarrina, me hacían olvidarme de todo durante un rato, pero en cuanto cada una se iba a su habitación, el mundo se me volvía a caer encima.
Una parte de mí, cada vez más grande, lo echa tanto de menos que le cuesta respirar cuando lo recuerda. Otra, sin embargo, insiste en que Luka me ha traicionado, ridiculizado, ninguneado y tratado como a una cualquiera, cuando él siempre afirmó que yo era especial.
Me tocó sufrir en silencio, sobretodo en la redacción. Me tocó sonreír como si no me doliera hasta el alma. Pero las personas no somos de piedra y las máscaras no duran para siempre. Fue un día en el que una pregunta me hizo desmoronarme:
-Oye, Cris, que se me había olvidado preguntarte: ¿qué tal el cumple de Luka?-se interesó Carlos con toda su buena intención.
La cara se me descompuso y los ojos me empezaron a picar. Otra vez esa horrible sensación de ser débil.
Logramos salir de la oficina por un rato y nos sentamos en las escaleras de emergencia, donde volví a llorar sintiéndome una imbécil y donde pude apoyarme en el hombro de mi amigo una vez más.
Ya me lo advertí a mí misma antes de que todo esto empezara: salir con alguien como Luka no me iba a hacer bien. Pero este chico se abrió paso en mi vida, arrasando con todo, haciéndome creer por primera vez en el amor con cada mirada, cada beso, cada caricia. Apagó mi botón interno del autocontrol, bajó todas mis guardias. Me hizo sentirme única, querida, deseada.
Quizá por eso el golpe fue tan fuerte. Porque no podía imaginar que esos ojos miraran con deseo a otra que no fuese yo. Porque no podía creer que sus manos, grandes y suaves, pudiesen recorrer otro cuerpo que no fuese el mío. Porque me negaba a pensar que esos labios hubiesen probado otros distintos.
Sabía que lo superaría, tarde o temprano. Si lo bueno no es para siempre, lo malo tampoco. Lo poco que me quedaba de orgullo me decía cada noche que no debía derramar una sola lágrima más por él, y me recordaba que seguramente el que había sido mi verdadero primer amor, estaría acostándose con cualquiera, demostrando que solo fui un mero pasatiempo para él.
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Narra Luka
No había vuelto a ver a Cris desde el puto día de mi cumpleaños. Estaba destrozado, hundido.
Dino y Luci lo sabían, por eso se esforzaban por sacarme de mi cuarto y pasar tiempo los tres haciendo cualquier gilipollez. Querían ayudarme, pero también sabían que yo era el único culpable de todo esto y no había nada que pudieran decir o hacer para que me sintiera mejor.
El baloncesto dejó de ser mi refugio para los problemas externos. De hecho, ir a entrenar me empezó a parecer una pesadilla, cuando siempre me había encantado. Mis compañeros me notaban raro y hasta Laso intentó hablar conmigo, pero me cerré herméticamente como siempre hago.
Cuando ya ni el deporte de mi vida me motiva, empiezo a desesperarme. Ni una sola de mis mil movidas con Ana María me llegaron a afectar tanto como esto. La necesito, me siento vacío e inútil sin ella. Son muchos los recuerdos para tan poco tiempo juntos, por eso cada canción, cada color, cada rincón me recuerda a ella. Está en todas partes y a la vez en ninguna.
Sigo sin reconocerme cuando me miro al espejo. Cris había sido un soplo de aire fresco en mi vida. Es mi otra mitad, joder. Sigo pensando que estamos hechos el uno para el otro, por eso me odio a mí mismo por haberlo jodido todo.
La llamo, le escribo, pero no me contesta. Me lo merezco, pero eso no quita que duela. Duermo mal, como sin ganas y salgo de casa lo justo y necesario. Pero no pienso seguir viviendo así, algo tengo hacer. Ya me he cansado de darle tiempo, sobretodo porque sé que cada minuto que pase se volverá en mi contra. Voy a recuperarla, tarde o temprano, cueste lo que cueste. Voy a luchar por ella como solo ella lo merece. El problema es: ¿cómo?
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Sueño cumplido (Luka Dončić)
FanfictionCuando Luka Dončić llegó a mi vida yo no era más que una joven perdida intentando hacerme un hueco en Madrid y en el periodismo nacional. Pero a veces las mejores cosas llegan en los momentos más inesperados para poner nuestro mundo patas arriba.