53. Vestuario

1K 32 5
                                    

-No quiero hablar.

-Soy yo, Luka.

Reconoce mi voz, pero permanece callado unos segundos hasta que repite:

-No quiero hablar.

-Vamos, déjame pasar-insisto.

Finalmente abre la puerta con expresión seria. Me asusto un poco al verlo con los ojos rojos por la ira, un pómulo morado y el labio sangrando.

-Madre mía, mira cómo te has puesto-exclamo impresionada.

-No es para tanto-contesta de mala gana.

-Sí lo es, ven que te cure esa herida-resopla y me sigue-. Siéntate ahí.

Me dedico a actuar como un robot para no pensar, porque la presencia de Luka, y más en ese estado, me intimida y mucho.

Localizo rápidamente el botiquín y saco una gasa. Luego Luka me indica dónde está la nevera, de la que obtengo un par de hielos. Me siento a su lado y comienzo a dar toquecitos sobre su labio.

-Ahhhhhh-exclama al sentir el frío del hielo sobre su herida.

-Ay, lo siento-contesto apurada.

Siento sus ojos fijos en mí mientras yo no separo los míos de sus labios y de la gasa. El corazón me va a mil por hora. El silencio que reina en la habitación es el primer silencio incómodo que hemos tenido desde que nos conocemos. Las cosas no están bien entre nosotros, la atmósfera es de todo menos relajada.

-¿Por qué él?-pregunta pillándome por sorpresa e interrumpiendo mi reflexión.

-¿Qué?-me hago la loca.

-¿Que por qué Jonathan?

Su pregunta me saca definitivamente de mis casillas.

-¿Y por qué tu ex?-levanto un poco la voz.

-No me vayas a comparar una cosa con la otra-suelta con toda la frialdad del mundo.

Me levanto de golpe.

-¿Estás de puta broma?

Su silencio y la forma en la que eleva una de sus cejas no me aseguran que lo esté.

-¿Me estás diciendo que es lo mismo follarte a tu ex, a la que tendrías que tener más que olvidada, que follarme a un tío cualquiera que conocí en una fiesta?-empiezo a gritar como una histérica.

-Lo de Ana fue un error, íbamos borrachos, pero lo tuyo está hecho a mala hostia para joderme. Te has follado a un amigo mío como si fueras una cualquiera-él también grita.

Sus palabras me hacen mucho daño. Nunca imaginé que ese desprecio pudiese salir de su boca. Aunque intento hacer como siempre, como si nada me afectara, cada vez me cuesta más seguir fingiendo.

-¿En serio tienes ese concepto de mí? ¿Crees que no me arrepiento de lo que he hecho?-la voz se me rompe y los ojos me empiezan a escocer-. ¿Crees que eres el único que tiene derecho al perdón? ¿Crees que puedes tratarme así cuando tengo el corazón roto por tu culpa?

No logro aguantar las lágrimas lo suficiente como para salir del vestuario, así que mi objetivo de no llorar nunca delante de un tío se ha ido a la mierda. Huyo de ese horrible lugar, pero cuando ya estoy girando el pomo de la puerta, Luka me agarra la muñeca.

-Cris, espera, por favor-intenta retenerme, pero a diferencia de Jonathan, él no hace la suficiente fuerza como para impedirme moverme, por lo que abro la puerta-. Lo siento.

-¿De qué vale sentirlo después de lo que me acabas de soltar?-inquiero llorando y volviéndolo a mirar.

Me pilla completamente por sorpresa cuando coge una de mis mejillas y me seca las lágrimas suavemente con su pulgar, con esa dulzura que solo él puede tener. Ese gesto tan sencillo me tranquiliza.

-No llores, por favor. Se me cae el alma al suelo si te veo llorar y es por mi culpa.

Pero a pesar de sus plegarias, no puedo cortar la cascada de agua que cae de mis ojos.

-Perdóname, por favor. Por todo. Soy un imbécil-me ruega.

Lo único que me sale en ese momento es lanzarme a sus brazos. Luka, en un principio sorprendido por mi reacción, me abraza tan fuerte como lo necesitaba. Sigo llorando en su pecho mientras él me acaricia el pelo y me susurra al oído para calmarme.

-¿Me sigues queriendo?-es todo lo que se me ocurre preguntar mientras aspiro su perfume.

Luka inmediatamente se separa de mí y me mira seriamente a los ojos.

-¿De verdad lo dudas?

-No lo sé, Luka. Yo ya no sé en qué creer.

-Pues cree en nosotros, Cris. Todos cometemos errores-me coge la mano-. Cree en mí, por favor te lo pido. Te quiero como el primer día, como cuando te vi en esa entrevista o cuando fuimos a comer hamburguesas al templo Debod. O cuando nos dimos nuestro primer beso en mi coche. O cuando lo hicimos por primera vez. Te quiero como siempre y como nunca.

Los recuerdos me sacan una sonrisa entre tanta tristeza. Hemos vivido tanto en tan poco que pensar que podríamos pasar el resto de nuestras vidas separados me parte el alma.

Lo único que me sale es ponerme de puntillas, cogerle la cara y acercarlo a mí. El alivio que siento al volver a probar sus labios es indescriptible, como si todo lo que tengo roto en mi interior se empezase a reconstruir.

----------

Narra Luka

Nunca había visto a Cris llorar, no de esa forma. La he visto derramar un par de lágrimas con alguna película dramática o con los ojos empañados debido a reír a carcajadas, pero nunca llorando desconsoladamente frente a mí, por mi culpa y rompiéndome el corazón.

Por eso cuando me abraza y me besa me entran ganas de llorar también a mí. Por primera vez en semanas consigo la paz y el alivio del que vuelve a su hogar. Y es que mi casa es Cris, y como en casa en ningún sitio.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora