23. Solos

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Narra Luka

La veo salir de mi cuarto con la camiseta que le he prestado y por poco no me quedo en el sitio. Apenas le cubre los muslos y a través de ella se transparenta un sujetador negro de encaje de lo más provocador. Se ha hecho un moño despeinado y va descalza, como si estuviera en su casa. Me encanta esta sensación tan familiar.

-¿Qué tal me queda?-pregunta girando sobre sí misma.

-Em...genial-digo atontado por su figura tan femenina.

Vamos al salón y le ofrezco ver una peli. No tarda en apoderarse del mando de la tele y buscar una que sea de su agrado.

-¿Qué tal Expediente Warren? Aún no la he visto-propone mientras lee la valoración.

-Yo tampoco, dicen que es acojonante.

-Pues yo soy una cagona, ¿eh?

-Da igual, estás aquí conmigo-digo rezando en mi mente para que no se separe de mí en toda la película.

Le da al play y se sienta en el sofá con los pies en alto. Está un poco separada de mí para mi gusto pero decido no acortar distancias por el momento. No llevamos ni diez minutos de película y ya está acurrucada junto a mí, asustada como una niña pequeña. La rodeo con un brazo y ella se recuesta sobre mi pecho. Su pelo huele a vainilla y me encanta tenerla así de cerca.

-¡Me cago en la puta bruja de los cojones!-grita sobresaltada tras uno de los sustos fuertes frente al cual yo apenas me inmuto.

-¿Tienes la boca muy sucia, eh?

Ella nota rápidamente el doble sentido de mis palabras y se gira a mirarme: primero mis ojos, estudiándome, y luego mi boca. Se abalanza sobre mí y nos besamos. Se sienta a horcajadas en mi regazo y empieza a repartir besos por mi cuello, mi punto débil. Me está poniendo a mil y sé que no voy a ser capaz de controlarme, menos hoy. Sus ojos marrones brillan con malicia en cada cruce de miradas y ella sigue encima de mí, erizándome la piel con cada pequeño mordisco.

Nuestras respiraciones empiezan a agitarse cuando le digo: "Vamos a mi cuarto". Ella se baja rápido del sofá, me coge de la mano y corre por el pasillo hasta llegar a mi puerta. Una vez la traspasemos sé que todo será diferente.

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Narra Cris

Abro la puerta y tiro de él hacia mí. Nos besamos desesperados mientras me agarra el culo. Se separa de mí y se quita la camiseta y los pantalones, quedándose en boxers. La imagen es espectacular y me tomo un segundo para admirar su cuerpo casi desnudo, especialmente su abdomen plano y definido. Luka es tremendamente sexy y lo tengo solo para mí.

Lo empujo contra la cama y me vuelvo a sentar encima de él. Nuestros labios se encuentran de nuevo y le acaricio los abdominales. Noto una creciente erección debajo de mí y muevo mis caderas para sentirlo mejor. Me quita la camiseta y la tira lejos, dejándome en ropa interior. Suelta la goma que me recoge el pelo y mechones revueltos se escapan por todos lados. En un gesto ágil me desabrocha el sujetador y también se deshace de él. Se queda observándome fijamente y yo aparto la mirada sonrojada. Me coge la barbilla y me obliga a mirarle de nuevo.

-No te avergüences, eres preciosa-me dice mientras traza la curva de mi cintura con sus dedos.

En un movimiento rápido me da la vuelta y se coloca encima de mí. Empieza a repartir besos por mi cara, mi cuello, mis clavículas, mi pecho y por mi vientre en sentido descendente, poniéndome todos los bellos de punta. Agarra la cinturilla de mis braguitas y las desliza lentamente por mis piernas hasta tirarlas junto con el resto de ropa que hay esparcida por el suelo; entonces continua con su viaje de besos.

Hunde su lengua entre mis pliegues y yo le tiro del pelo. Lo hace muy bien y no puedo contener los gemidos de placer. Me mira desde abajo con esa cara de niño malo y yo me voy muriendo poco a poco. Estoy a punto de abandonarme cuando vuelve a subir hasta estar a la altura de mi cara. Intento devolverle el favor, pero él me lo impide:

-Esto es por y para ti, nena-y yo me enamoro un poco más de él.

Abro las piernas, exponiéndome a su cuerpo. Se quita los boxers y está a punto de entrar en mí cuando se acuerda de algo muy importante:

-Mierda, el condón-masculla mientras extiende el brazo hasta la mesita de noche y rebusca dentro del cajón, impaciente.

Estoy completamente fuera de mí, ni siquiera me he acordado de algo tan importante como usar protección.

-Date prisa, por favor-le ruego. No puedo aguantar más a sentirlo piel con piel.

Encuentra uno, lo abre con dedos rápidos y se lo pone. Se cuela dentro de mí muy despacio y ambos exhalamos un suspiro. Me hace el amor muy lento, con mucha delicadeza. No dejo de mirar sus ojos turquesa y le agarro la cara con ambas manos para traerlo hacia mí. Nos besamos lentamente, aspirando los gemidos del otro. Es tan bonito, tan íntimo. El sexo nunca había sido tan mágico para mí.

Siento una corriente eléctrica recorriéndome el cuerpo entero y no puedo contenerme:

-Te quiero-le digo antes de llegar a un orgasmo demoledor.

-Y yo a ti, no sabes cuánto-me contesta él antes de desplomarse sobre mi pecho, exhausto.

Pasan muchos minutos en los que ambos estamos en absoluto silencio. Él sigue apoyado sobre mi pecho desnudo y yo le acaricio el pelo inconscientemente, con la mente puesta en lo que acaba de pasar. En su habitación solo se escuchan nuestras respiraciones, mucho más lentas que hace un rato.

-Luka-decido exteriorizar mis inseguridades.

Él mira hacia arriba y choco con sus ojos claros.

-¿Qué somos?-pregunto hecha un mar de dudas.

-Somos lo que tú quieras que seamos-responde él tranquilo.

-Quiero ser...algo importante. Quiero que lo nuestro vaya en serio-confieso muerta de la vergüenza.

-Cris, tú ya lo eres todo.

¿Se puede morir de felicidad?

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora