Narra Luka
Madrugada del domingo 28 de febrero
Me quito la camisa y la extiendo sobre la silla del escritorio. Ana sale del baño en ropa interior y no puedo evitar mirarla de arriba a abajo. Ella lo nota y sonríe con suficiencia. Se acerca a mí y sin que me dé tiempo a reaccionar, me coge la cara y me besa.
-Ana, para-consigo decirle entre beso y beso.
-Venga, Luka. Sabes que los dos queremos-me acaricia el abdomen.
-No. Tengo novia, ¿recuerdas? -me desabrocha el cinturón y se va arrodillando.
-Lo sé, pero no tiene por qué enterarse.
Cuando quiero darme cuenta, ya es demasiado tarde. Ya he atravesado el umbral, ya he roto la promesa. Sigo intentando convencerme y convencerla de lo mal que está esto cuando Ana vuelve a levantarse del suelo y me besa.
-Vamos, Luka. Una última vez. Nunca llegamos a despedirnos en condiciones.
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Me levanto sobresaltado, miro a mi izquierda y mis terrores se confirman. Ana está dormida en mi cama, completamente desnuda. Yo también lo estoy.
Se me acelera el pulso y voy al baño. Me lavo la cara, me miro al espejo y no me reconozco. ¿Cómo he podido ser así de imbécil? ¿Cómo he sido capaz de serle infiel a la persona que lo es todo para mí? Y con Ana María, joder, encima con ella. No tengo perdón.
Vuelvo al dormitorio y mi acompañante ya está despierta.
-Buenos días-me dice antes de intentar besarme.
Me alejo de ella antes de que nuestros labios se junten.
-Para, Ana. No más.
-¿Qué más da? Lo de anoche ya no tiene vuelta atrás y lo sabes.
-Por eso mismo, no quiero volver a repetirlo.
Abre mi armario, saca una camiseta de baloncesto y, con la mirada, me pregunta si puede ponérsela. Resoplo y asiento.
-¿Adónde vas?-pregunto cuando sale del cuarto.
-A desayunar-grita mientras camina por el pasillo, con toda la confianza del que está en su casa.
Me siento un segundo en la cama. Me duele la cabeza a horrores, pero eso no es todo. Tengo una carga de conciencia inmensa. Aún no me puedo creer lo que pasó anoche. No debí tratar así a Cris y mucho menos follarme a Ana. Si es que soy gilipollas, completamente gilipollas. Me quejo de que todas las tías son iguales y, cuando por fin encuentro a una que merece la pena, le pongo los cuernos con mi ex.
El timbre me saca de mis pensamientos. Supongo que será Dino. Ayer durmió en casa de Luci y seguro que al idiota se le han olvidado las llaves. Ya me imagino su cara al ver a Ana María aquí y vestida con tan poca ropa. Nunca le ha caído bien, lo sé aunque no me lo haya dicho. También me imagino su bronca por traicionar a Cris; me va a decir de todo y me lo merezco.
-Voy yo-anuncia Ana.
Pasa un rato y aún no ha entrado nadie más en casa. Escucho voces en la entrada, pero entre ellas no distingo la de mi amigo. Decido salir y ver qué pasa.
-¿Quién es, Ana?
Me quedo paralizado cuando veo a Cris allí. Tiene la cara descompuesta y distingo en su mano derecha una bolsa de aquella churrería que nos gusta tanto.
Ahora sí que he metido la pata hasta el fondo. Soy consciente de que tenía que enterarse tarde o temprano, porque no pensaba vivir con ese secreto; pero es demasiado pronto, ni siquiera he tenido tiempo de procesarlo.
Intento retenerla varias veces, pero a pesar de tocar su mano, siento que la tengo muy, muy lejos de mí.
-Luka, mírame a los ojos y dime que no te has acostado con ella.
Me quedo callado. Quien calla otorga, sí, pero me niego a mentirle a la cara a la persona que más quiero.
-Que te vaya bien, Luka. No me sigas más.
Y como buen cobarde que soy, no la sigo. No hago nada más que sentarme en el sillón, aún bloqueado, con la cabeza enterrada en mis manos.
-Venga, Luka. Tampoco es para tanto-me dice Ana sentándose a mi lado.
Sus palabras son como una patada en los cojones. Se me ocurren un millón de cosas que decirle, pero prefiero optar por otra:
-Vete de mi casa, Ana.
-¿Qué?
-Que te vayas de mi puta casa-grito.
-No me hables así, yo no tengo culpa de nada. El que le ha sido infiel a su pareja has sido tú, no yo-responde con frialdad.
Me joden sus palabras porque sé que tiene razón. Va al dormitorio y al poco tiempo vuelve con el vestido de anoche y su bolso.
-Hasta la próxima, Lukita.
Ni me molesto en contestarle.
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Estoy tirado en el sofá, mirando al techo, cuando Dino entra en casa. Nada más verme, se sienta en el sillón de enfrente.
-La has cagado pero bien, Luka-es lo primero que dice.
-¿Cómo lo sabes?
-He visto a Cris llorando y me han entrado ganas de subir y darte una paliza-se viene la bronca de colega a colega.
-Soy un imbécil.
-¿Cómo has podido? ¿No ves que para ella tú lo eres todo?
-Y ella para mí, joder. Pero estaba borracho y Ana llevaba calentándome toda la noche...
-Es una excusa de mierda, tío. Ni te imaginas el daño que le has hecho a Cris.
-Ya...
-Luka, me has decepcionado. Creía que eras otro tipo de tío pero a estas alturas de la película me has sorprendido. Espero que puedas recuperar a Cris, pero desde luego, no la mereces.
Con esto último se encierra en su habitación y yo me siento aún peor conmigo mismo. No lloro, porque no soy de los que lloran con estas cosas, pero preferiría hacerlo. De esa forma podría liberar un poco la ansiedad que me carcome y, sobretodo, este vacío que crece por segundos en mi pecho.
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Sueño cumplido (Luka Dončić)
FanfictionCuando Luka Dončić llegó a mi vida yo no era más que una joven perdida intentando hacerme un hueco en Madrid y en el periodismo nacional. Pero a veces las mejores cosas llegan en los momentos más inesperados para poner nuestro mundo patas arriba.