55. Todo

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Narra Luka

-¿Qué pasa? ¿Es que no quieres?-pregunta con el ceño fruncido.

-Joder, más que cualquier otra cosa, nena. Pero no así.

Willy seguramente me llamaría maricón por no habérmela follado, Dino me felicitaría por ser un tío de puta madre y Juancho me admiraría por mis huevos y mi sangre fría.

Pero es que aunque me haya costado la vida, no quiero que mañana se arrepienta. Quiero que recuerde hasta el más mínimo detalle cuando por fin vuelva a tocarla después de estas semanas, que se me han hecho eternas.

La conozco perfectamente y sé que ha sido el alcohol que corre por sus venas el que la ha impulsado a venir a mi casa a estas horas; pero se supone que los borrachos siempre dicen la verdad y mi lado más egoísta se alegra de que Cris piense en mí incluso estando de fiesta.

-¿Adónde vas?-me pregunta gritando mientras camino por el pasillo hasta mi habitación.

-A por algo de ropa para ti.

Aparece en mi dormitorio antes de que me dé tiempo a decir nada más. Rebusco en mi armario hasta encontrar mi camiseta de baloncesto, su favorita. Se la lanzo y ella la desliza lentamente por su cuerpo semidesnudo, sin darse cuenta de lo tremendamente sexy que es.

-Mmmm, echaba de menos tus camisetas-dice mientras huele el cuello de la prenda, sacándome una sonrisa de oreja a oreja.

Ella misma abre mi cama y se mete en ella, sin tiempo a preguntas; y por muy fuerte que haya sido hace unos minutos, al no haber sucumbido a la tentación que supone su piel, no me quedan fuerzas como para pasar esta noche en el sofá. Me meto también en la cama y Cris, casi inconscientemente, pone una pierna por encima de las mías y se abraza a mi pecho, llenando ese vacío que ella misma dejó.

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Narra Cris

Me despierto al notar caricias en mi pelo y mi cara. Ya no duermo, pero no tengo fuerzas para abrir los ojos. Me quedaría la vida entera aquí, a merced de esas manos, pero la realidad es mucho más cruda que eso.

Abro los ojos de golpe y me incorporo al recordar el motivo de estar en una cama que conozco perfectamente, pero que no es la mía.

Miro a Luka y resoplo. Luego me tapo la cara con la almohada, completamente avergonzada por lo de anoche.

-Soy gilipollas-digo con la voz amortiguada.

-Eres gilipollas-contesta Luka.

Lo miro y está con esa sonrisa encantadora, contagiándome de su buen humor. Sin embargo, la felicidad no dura mucho, puesto que empiezo a agobiarme.

-Yo...creo que debería irme. Lo siento, Luka. Por todo.

Me dispongo a salir de la cama, pero el me retiene cogiéndome suavemente del brazo.

-No, no. De eso nada. Como castigo por presentarte en mi casa a horas indecentes y con ganas de mambo...-no puedo evitar soltar una carcajada, a pesar de que se esté metiendo conmigo-...tendrás que pasar todo el día en esta casa, conmigo.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora