15. Mate

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El resto de la semana lo paso adelantado trabajo y estudio de la universidad. Aunque he ido a clase algunas tardes reconozco que he estado bastante dispersa y me he concentrado en todo menos en lo que me va a dar de comer en el futuro, mi título de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid.

Como mis amigos me ven algo agobiada con todo lo que tengo que hacer proponen ir a ver el baloncesto el domingo por la tarde, como hicimos a principio de curso. Esta vez sí que vamos todos, incluso Marcos. Sabían que la idea me haría mucha ilusión porque por fin podría ver a Luka en persona de nuevo.

Decido escribirle para contárselo, aunque a regañadientes. Tenía la esperanza de que él se decidiera primero. Tecleo rápido y espero nerviosa su respuesta:

"Yo: Luka, mañana iré con mis amigos al palacio así que voy a verte jugar. Intenta no ponerte demasiado nervioso con mi presencia 😉"

Me alegra la rapidez con la que me responde, a penas cinco minutos después de recibir mi mensaje:

"Lukita 🏀: Tranquila, soy todo un profesional. ¿Tomamos algo después del partido? 🤔"

Tengo que releer su mensaje varias veces para asegurarme de que no empiezo a tener alucinaciones.

"Yo: me parece bien. ¿Qué propones?"

"Lukita 🏀: ¿Qué tal McAuto y te llevo con el coche a un sitio muy especial?

El plan me llama la atención porque es el típico plan que harían dos personas de dieciocho años si ninguna de ellas fuera famosa.

"Yo: miedo me da ese sitio 😂"

"Lukita 🏀: ya verás como te encanta cabezona"

"Yo: ya lo veremos tonto, ahora a jugar bien para darme una buena impresión"

"Lukita 🏀: no lo dudes 😉"

¿A dónde me llevará este tío? ¿Podría decirse que me ha invitado a salir?

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Aún sigo como en una nube cuando voy de camino al palacio en el coche de Pablo. Esta vez he podido sentarme en el asiento de copiloto y Marcos, Rocío y Vero van detrás. Álvaro y Marta van en la moto de esta.

Durante el trayecto me dedico a toquetear la pantalla táctil del coche para encontrar una canción que me agrade; es por eso por lo que me encanta ir delante. Pablo se queja y me dice que elija de una vez; finalmente me decanto por Human de Rag'n'bone Man y me pongo a cantarla a pleno pulmón. Mis amigos pronto me hacen los coros y la escena parece digna de un musical.

A veces me sorprendo de la facilidad con la que estos chicos se han convertido en una segunda familia para mí en cuestión de meses, sin nada que envidiarles a mis amigos de mi antigua ciudad con los que llevo desde la infancia. Ellos han sido partícipes de la inmensa mayoría de mis aventuras aquí y me siento muy afortunada de tenerlos.

Además, este grupo de locos no es solo una de mis mayores fuentes de entretenimiento en la capital; también un punto de apoyo para cuando estoy en la parte baja de la montaña rusa. Me lo han demostrado trayéndome al partido cuando más saturada estaba o aconsejándome con mis dudas e inseguridades cada día.

Cuando me quiero dar cuenta ya estamos en el palacio. Nuestros sitios están en la quinta fila detrás del banquillo y desde allí se ve genial a los jugadores, que aún están calentando. Busco con la mirada a mi favorito y lo encuentro ensayando los tiros libres; parece muy concentrado. Rocío pronto lo ve también:

-Pues sí que es guapo el guiri-dice sin quitarle un ojo de encima. El resto también lo mira-. Tienes buen gusto chata.

-Y tanto- le contesto ignorando lo de "guiri".

Este partido es contra el Baskonia, un rival siempre difícil. Luka juega bastante bien y anota 15 puntos que contribuyen a la posterior victoria del Real Madrid.

De vez cuando me giro hacia mis amigos, que están alucinando con el espectáculo al igual que yo. El palacio de los deportes es una caldera ahora mismo y se escuchan aplausos y gritos de ánimo al equipo local sin parar.

En una de las muchas jugadas en las que participa Dončić este consigue dejar atrás a su defensor, entrar solo a canasta y anotar un mate espectacular que hace vibrar al pabellón. Todos nos ponemos de pie a aplaudirle y entonces es cuando ocurre algo que no esperaba: mira hacia donde estoy y dibuja una "C", luego me señala con el dedo índice y vuelve corriendo a su posición. ¿Me habría visto antes o ha sido pura casualidad?

Todo pasa tan rápido que no me lo creo. ¡Me ha dedicado una canasta, y vaya canasta! El público no parece darse cuenta de a quién iba dirigido ese gesto y la verdad es que lo agradezco porque me moriría de la vergüenza, pero mis amigos sí se percatan y se vienen arriba. Todos menos uno, que mira hacia otro lado.

Me convenzo a mí misma de que no debo pensar en Marcos ahora, no es el momento. Él mismo me dijo que era mi vida y yo decidía, y estoy muy contenta con mis decisiones hasta la fecha.

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En cuanto acaba el partido y el público empieza a marcharse aprovecho para bajar al campo y saludar al número siete. Él me recibe sudado y muy feliz por la victoria y sustituye los dos besos formales a los que acostumbrábamos por un beso muy cariñoso en mi mejilla derecha.

-Hola guapa- la manera en la que dice "guapa" me parece irresistible.

-Has jugado genial, enserio-le digo mirándole a los ojos. A pesar de ser muy alta tengo que mirar hacia arriba para hablar con él, cosa que me encanta.

-Eso es porque tú has estado aquí conmigo. A partir de ahora serás mi amuleto de la suerte.

Y a mí, que cualquier plan que nos incluya a los dos en un tiempo verbal futuro me hace morir de amor, se me dibuja una sonrisa tonta en la cara.

-Espérame aquí si quieres. No tardo nada en ducharme y ya nos vamos-me dice mientras se marcha al vestuario.

Yo me quedo sentada en la grada esperándolo con la ilusión de una niña con zapatos nuevos.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora