34. Susto

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Salgo de Marca y cojo el bus en dirección a la casa que comparten Dino y mi novio. Recuerdo que su apartamento es el ático A y llamo al timbre. Me recibe Lucía con una sonrisa de oreja a oreja.

-Cris, me alegro mucho de verte-nos damos un abrazo.

Lucía es muy cariñosa y es una de esas personas en las que tienes la sensación de poder confiar desde el minuto uno. Tanto ella como Dino han despejado mis dudas iniciales y no puedo estar más a gusto a su lado.

-Hombre, si está aquí la florecilla-abrazo a Dino, que está en la terraza terminando de hacer unas hamburguesas en la barbacoa-. ¿Lista para una tarde de terracita de las nuestras?

-Siempre estoy lista para eso.

Como si estuviera en mi casa, me dirijo al portátil de Lucía y abro Spotify, seleccionando la playlist de éxitos. Con la música de fondo, comemos tranquilamente bajo el sol de Madrid. Hace buen tiempo para ser finales de noviembre y aunque haya que ir abrigados, el cielo azul y despejado sube mucho la moral.

Unos botellines de Mahou, unas copas de balón con tónica y ginebra y una tarde de risas con dos personas a las que ya puedo considerar mis amigos y que presiento que tendrán importancia en mi vida a partir de ahora; ¿qué más se puede pedir? Pues puestos a elegir, yo pido a Luka Dončić sentado en la silla sobrante de esta mesa.

-¿Y cómo le vamos a dar la sorpresa?-pregunto cuando se acerca la hora de ver a mi chico.

-Hay que putearlo un poquito...-apunta Lucía-. Dino, piensa, que se te da bien joder a los demás.

El montenegrino pronto da con la tecla:

-Ya sé. Te escondemos en su cuarto y lo asustas.

-¿Pero cómo le doy un susto a un tío de dos metros?-pregunto.

-Escóndete en el armario. Lo tiene que abrir sí o sí y no se va a esperar que haya alguien ahí dentro.

-Y cuando lo abra saltas y a él se le sale el corazón por la boca-añade Lucía.

Los tres nos reímos imaginándonos la escena y yo ya visualizo su fingido enfado si consigo asustarlo, con el ceño fruncido y los labios apretados.

-Oye, Luka tiene que estar al caer. ¿Cómo sabremos cuándo va a venir si tiene llaves?-intento perfeccionar el plan al máximo.

-Vamos al salón y cuando lo escuchemos en el rellano te vas corriendo a su habitación-propone Luci.

Pasan poco más de quince minutos y por fin se escuchan las llaves en la cerradura de la puerta del Ático A.

-Corre, corre-me anima Dino.

Voy descalza por el pasillo intentando hacer el menor ruido posible. Llego a su cuarto y abro la puerta lentamente. Mientras, Luka saluda a sus amigos.

-Hola, guapísima-escucho que le dice a Lucía.

-Tío, no veas el partidazo de ayer, ¿eh?- Dino empieza a entretenerlo, justo como habíamos planeado.

Cierro la puerta a mi espalda y me meto en el armario cual ninja. El corazón me late muy deprisa y eso me trae recuerdos de cuando jugaba al escondite con mis primos en casa de mi abuela, siendo una niña. Ya han pasado más de diez años de aquellos días y estoy en un armario muy diferente al del dormitorio de mis abuelos, pero el juego es muy parecido.

Escucho unos pasos por el pasillo y luego la puerta del cuarto de Luka abriéndose. Contengo la respiración y noto al esloveno moviéndose por la habitación, quitándose los zapatos y abriendo y cerrando algunos cajones.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora