Me despierto por inercia a las ocho y media de la mañana. Anoche me aseguré de apagar mi despertador, pero es mi alarma interna la que no me ha dejado dormir. Hoy es viernes y festivo en Madrid, por lo que no tengo que ir a trabajar. Creo que Luka no lo sabe; mejor, así se llevará una sorpresa en cuanto le diga que tengo el día libre.
Intento volver a conciliar el sueño pero no puedo. Me acuerdo de lo que hablamos ayer antes de quedarnos dormidos: le había confesado mi admiración por él y había hecho gala de mi inseguridad sin miedo alguno. No sé cuándo me he convertido en una persona tan sincera y directa, pero me gusta esta versión de mí.
Noto como Luka me abraza más fuerte la cintura y me giro a ver si se ha despertado. Me encuentro de bruces con sus ojos azules brillando a la luz del sol que se cuela por las rendijas de la persiana.
-Mmm buenos días-dice somnoliento.
-Buenos días, amor. Hoy tengo el día libre.
-¿Y eso?-noto la alegría en su cara.
-Es fiesta, no tengo que trabajar.
-De puta madre, tienes el día entero para mí.
-No sé si seré capaz de soportarlo-bromeo.
-Pues no vas a tener más remedio, guapa-me contesta mientras me da un beso corto en los labios-. ¿Qué te apetece hacer?
-Mmm, no sé. ¿Vamos a desayunar fuera y luego vemos?
-Me parece bien.
Después de holgazanear un poco más, salimos de la cama y nos vestimos. Él no me quita los ojos de encima mientras me abotono mi camisa vaquera.
-¿Qué miras?-pregunto risueña.
-Lo sexy que eres sin proponértelo-suelta y se acerca a mí.
-Mira quién fue a hablar -le rodeo el cuello con mis brazos y el posa sus manos en el final de mi espalda.
-No te creas.
-¿Pero qué dices?-pregunto apartándome de él-. Si estás buenísimo-confieso admirando su torso sin camiseta.
Me mira con cara de pillo y tengo que controlarme para no quedarme todo el día en este cuarto, pegada a su cuerpo.
Salimos de mi habitación en silencio. Son las nueve y media y a esta hora el pasillo no está muy transitado. Entramos en el ascensor y cuando este está a punto de cerrarse, alguien pone el pie y se cuela. Maldigo mi suerte internamente cuando el chico que entra es...Marcos. Con la de gente que hay en la residencia y tiene que tocarme él.
-Marcos, hace mucho que no te veo-digo algo incómoda dándole dos besos.
-Ya ves tía-mira a Luka sin disimulo alguno-. Si es que desde que no follamos estás desaparecida- suelta con maldad.
No me puedo creer lo que acaba de decir. ¿Cuándo se ha convertido en semejante hijo de puta?
-Marcos...-le advierto.
Luka lo mira atónito y lo coge de cuello de la camiseta.
-Mira, no sé quién coño eres y me la suda, pero como vuelvas a hablarle así voy a tener que partirte la puta boca.
Está muy enfadado y nervioso y tengo que darle la mano para que la cosa no vaya a mayores.
-Luka, déjalo, por favor-le ruego. Los segundos en ese ascensor se me hacen eternos, ¿por qué coño tiene que pasar el tiempo tan despacio?
-¡Uy, el niñato se me pone chulo, qué miedo!-mi chico está a punto de abalanzarse sobre él cuando la puerta del ascensor se abre-. Lo dicho-se gira hacia mí mientras se aleja-, cuando te canses de tirarte a este me das un toque, guapa.
Me quedo allí plantada, con cara de gilipollas ante lo que me acaba de soltar. Luka está con los puños apretados y a los pocos segundos sale como una exhalación, pero Marcos ha debido de meterse ya en el comedor.
Camina tan deprisa que casi tengo que correr para alcanzarlo. Llegamos a su coche y da un fuerte portazo en cuanto entra. Arranca con cara de pocos amigos y, confirmando mis sospechas, no apoya su mano derecha en mi muslo ni enciende la radio.
-¿Se puede saber qué coño te pasa?-elevo la voz más de lo que quería en un principio.
-¡Que me imagino a ese hijo de puta tocándote y me pongo enfermo, joder!-él también grita.
-Luka, tienes que entender que hubo otros antes que tú, ¿o es que crees que no me mata de celos pensar que has estado con otras en la misma cama en la he estado yo?-bajo un poco el tono para suavizar la tensión.
-Lo sé, joder, lo sé. Pero es que mira cómo te habla, como si fueras un trofeo, un juguete-él también se relaja un poco.
-¿Y qué? Ese tío no es nadie para mí, nunca lo ha sido.
Resopla mirando a la carretera. Cojo su mano derecha y la pongo encima de mi pierna. Él me la acaricia enseguida, acabando con su enfado.
-Lo siento, Cris-recapacita tras unos minutos en silencio-. Me he puesto demasiado nervioso.
-Tranquilo, es normal que tengas que sacar tu vena de machito de vez en cuando-los dos nos reímos.
-Te quiero mucho-dice cogiéndome la mano y besándome los nudillos.
-Y yo a ti, hasta el cielo.
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Narra Luka
Sé que me he puesto demasiado celoso con el gilipollas ese, pero es que me ha parecido tan injusto que hable así de Cris, como si fuera una tía cualquiera.
Seguramente por tíos como este ella no se valora todo lo que debería. ¿Pero es que están todos ciegos? Cris es mucho más que una cara bonita y un cuerpo de ensueño, me lo ha demostrado en lo poco que llevamos juntos.
Vamos a desayunar a una churrería y ella devora los churros como si no hubiera un mañana, no sin antes mojarlos en su espeso chocolate caliente.
-Eres la persona más guarra comiendo que he visto en mi vida-la pincho, ella enarca las cejas sugerente.
-Si no te manchas comiendo churros no los disfrutas-contesta convencida.
-Pues yo los estoy disfrutando y no parezco un cerdo-intenta retener una carcajada pero no lo consigue.
Antes de que tenga tiempo de reaccionar ya ha restregado un churro untado en chocolate por toda mi boca.
-Ahora sabrás lo que es desayunar de verdad-dice orgullosa de su trabajo.
Soy consciente de que la cara de tonto que se me ha quedado debe ser muy graciosa.
-¡Mira cómo me has puesto, cabrona! Me lo vas a limpiar tú.
-Eso está hecho.
Se inclina sobre la mesa que nos separa con una servilleta en la mano, que utiliza para limpiarme como haría una madre con su hijo. Parece bastante concentrada para tratarse de algo tan ridículo y no se le borra la sonrisa de la cara. Pronto se cansa de la servilleta y utiliza su boca. Sus labios saben a ella y a chocolate, una sensación irresistible.
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Sueño cumplido (Luka Dončić)
FanfictionCuando Luka Dončić llegó a mi vida yo no era más que una joven perdida intentando hacerme un hueco en Madrid y en el periodismo nacional. Pero a veces las mejores cosas llegan en los momentos más inesperados para poner nuestro mundo patas arriba.