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Corazón culiao traicionero, hermano. ¿Por qué chucha estaba corriendo como loco? Esto no debía ser así.

Inhale con fuerza, mientras la bulla seguía persistiendo a mi alrededor. Me encontraba escondida en el pecho del Ale, después de que se mandará su show ridículo de cumbia.

¿Cómo mierda se atrevió a hacerlo? Es la huea más loca de la que he sido testigo.

Su perfume culiao se coló por mi nariz y tuve que morderme el labio para no tirarme a olfatearlo como sabueso policial. Ah ya. No, pero en serio. El hombre olía delichius.

Sus manos estaban en mi cintura, apretándome contra su pecho.

¿COMO ES QUE PODIA SEGUIR VIVA DESPUES DE ESTO?

—Me encanta que esti abrazada así a mí, cachetitos. ¿Pero no piensai salir de tu escondite?

Su risa ronca penetró mi canal auditivo, por lo que me removí entre sus brazos. 

Yapo, Tamara reculia. Reatziona, me dije.

—Ni cagando, hueón. —reclamé.
—Seguro la mitad del liceo nos está mirando después del show culiao que te mandaste.

El Ale soltó una carcajada, después me frotó la espalda.

Ay hueón, frótame está mejor.

—Solo se están riendo un poco porque son unos sapos culiaos.
—informó.

A continuación, se separó de mí, tomó mi mano y me jaló con él sin refutar nada más.
¿Qué huea?

Avanzamos por las mesas en dirección a la salida, mientras varias personas nos miraban con una sonrisa, hasta las tías del desayuno nos miraban, po.

Qué vergüenza, señor Jesucristo.

No, definitivamente yo no salgo más de mi casa.

—¡Me cuidai a mi amiga, cochetumare!

Escuché el grito del Tomy cuando pasamos por su lado, ya que él estaba conversando con sus amigas del B. No sé si fue por la incómoda que me sentía o que huea, pero me cague de la risa.

—¡Señor Rivas! Cuide su vocabulario —le llamo la atención la inspectora, que justo venia llegando a “vigilar” la fila del desayuno para que no se colaran tanto.

El Tomy entorno los ojos, remeandola aun con su vaso de leche en la mano. Sus amigas se rieron al verlo.
Me puse celosa, hueón. El Tomás era mi mejor amigo. Mio. De mi propiedad, perras.

No tuve más tiempo para ponerme celosa, porque el Ale me arrastró hasta el patio y posteriormente me llevó a una de las tantas bancas que allí habían.

No sé qué mierda tenía , pero por primera vez me dejé llevar sin decir nada. Yo cacho que seguía impacta por la huea que pasó en la cocina. Si, esa era la cuestión.

Mentirosa culia, si estai impacta porque el wachito rico no te suelta la mano y porque tuvo las pelotas de cantarte delante del liceo, me dice mi subconsciente.

Pa que, po.

—¿Te enojaste por la huea que hice en la cocina? —habló él, una vez que estábamos sentados.

Al frente de nosotros, había un grupo de cabros de tercero medio rapeando y riéndose. Nos miraron para hacer una improvisación, pero me hice la loca cuando escuché “El Ale tiene nueva conquista, le pide el insta y se baila una pista
Me reí. El Alejandro ni cacho. Penca su huea de rima sí.

Ante su previa interrogativa me removí en el asiento porque estaba más helao que la chucha y yo andaba con falda, por lo tanto, mi chorito sufría. Pero por el frío po, no por el hueón que tenía al lado.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora