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Era lunes por la tarde y podría decir que el calor me estaba derritiendo la panocha.
Es que hueón ¿Cómo era posible que siguiera haciendo tanto calor?

El Tomy, quién estaba recostado en la alfombra de mi living estaba entretenido viendo videos en Youtube de esos chinitos que le gustaban. Yo meneaba la cabeza al ritmo de la canción, al tiempo que sapeaba mi facebook. Se supone que nos habíamos juntado en la tarde para dejar listo un trabajo de física, pero al minuto tres nos cansamos. Éramos un fracaso. Nah que hacerle.

—¿Tu mamá no te pregunto nada del paseo? —rompió el silencio, mi amigo. Se giro sobre su estómago pa echarme una mirada. Yo estaba en el sillón, con mis patas colgando del respaldo.

—Si, po. Lo normal. Que como me había ido, que hicimos, bla bla bla. —dije, pero decidí agregarle otra huea: —Cachai que mañana tengo ginecólogo.

El Tomy se echó sus rulos hacia atrás -tenía el pelo cada vez más largo, hueón. Se iba a parecer al Jarri Estails. Ya lo veía venir- y sonrío.

—¿En serio, hueón? ¿Y te van a meter deoh y hueas pa cachar si ya te allanaron la cueva o no?
—interrogo emocionado.

Me cagué de la risa.

—¿Cómo chucha se te ocurre, ahueonao? —le mande un paipe.
—Es pa' culiar con seguridad.

—¿O sea que vai a culiar con tu ginecólogo? —puso cara de duda, luego frunció las cejas —¿Y si es mina? ¿Le vai a dar a la tijereta, no más? —sonrío, después se puso la mano en el mentón. —¿Culiar con seguirdad? Si lo deci así es como ponerse un chaleco reflectante en la niña pa que…

—¡Ay, Tomás culiao! ¡Con voh no se puede hablar nada, oh! —lo reté, frenándolo. —Hablai puras hueas.

Se cagó de la risa en mi cara y se echó de espaldas en la alfombra, sosteniéndose la guata.

—Ya, ya… —se incorporó en su codo —¿pero en serio queri perder tu florcita con el Ale?

Lo miré a los ojos, tragué saliva y asentí. Esa huea yo ya la sabía. Yo la quería… el Ale a mí me importaba y a pesar de que nunca espere algo completamente rosa y lleno de amor, como la mayoría visualizamos alguna vez, sabía que estar con el Ale era algo mucho mejor a eso. Aunque tampoco es que me vaya andar lanzando al hueón, pero si se da… se da, pos. Pero siempre previniendo. Así que cuando mi mamá me dio la “charla” ayer, de que debía cuidarme y ser responsable, acepté que me llevará a médico.

—¿Lo querí? —continuó, mi amigo.

Suspire, bajando mi vista algo cohibida.

—Sí, hueón. Yo sé que me estoy enamorando de él… —asegure.

El Tomy suspiro románticamente, moviendo sus pestañas rápidamente.

—Es tan lindo que la pareja que shippeas esté contenta —comento, abanicándose la cara.

Me reí, negando con la cabeza y me tiré a su lado en la alfombra.

—Es lo mismo para mí. Verte feliz con el Bastián me pone filiiiiz —le dije, abrazándolo tirándole una pierna encima. 

A veces me ponía pegajosa, hueón. Y me di cuenta que me empezó a pasar desde que estoy con el Ale. Es como que mi parte dura comenzó a derretirse y siento la necesidad de mostrarle a las personas que las quiero.
Él me devolvió el abrazo. Aunque después de un rato, rompió en risas y con cara de ahueonao, dijo:

—¿Sabí de lo que me acorde? De ese meme de Moana que dice “¿quieres mi conchita?” Así le vas a decir al Ale cuando te…

No pudo seguir porque el paipe que le mande, lo silenció.
Era tan hueón… aunque era mi hueón favorito.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora