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Me dijiste que no llorara cuando te fueras. Pero el sentimiento es abrumador, es demasiado fuerte 》


—El próximo mes es la PSU y su fiesta de gala, salen de clases a fines de noviembre y la licenciatura es la segunda semana de diciembre. Les faltan solo algunas notas en el libro. Esfuércense, chiquillos. Están a nada de acabar su año escolar y empezar otra etapa —habló, el profesor jefe mientras se paseaba por la sala.

Suspire con fuerza.

¿Tan rápido se había ido el año? La huea sad.

—Ya encargué mi traje para la gala, hueón. Es súper lindo —me susurró el Tomy, que estaba sentado a mi lado. Nos encontrábamos en consejo de curso. Era un lunes harto penquita.

Mi fin de semana, se había compuesto de la salida con el Tomy y la Karen, el asado con mi familia y mi junta con el Ale. El domingo no pude verlo -como se suponía que habíamos quedado-, porque tuvo que hacer unas hueas con su abuelo. Insistí en que nos debíamos una conversación, pero él parecía no darle mucha importancia. Estaba empezando a frustrarme de nuevo. No obstante, era algo que pensaba hablar en el próximo recreo. No lo había visto en los primeros porque andaba resolviendo unas cosas del equipo del liceo.

—¿Cómo es? —le pregunté a mi amigo, recargándome en su hombro. Exhale despacio —Yo ni siquiera he mirado un vestido.

El Tomás bufo.

—Sorpraaaais —chilló —¿Cómo que no has mirado? Hueona, vai andar a última hora viendo hueas.

Me encogí de hombros.

—No importa. Igual pilló algo —me defendí.

Cuando el profesor termino de dar su discurso alentador, tocaron el timbre y salí disparada a buscar al Ale. Cuando me pare en la puerta de su sala, el Carlos me saludo al salir -buena onda con él- y el Bastián salió con la Karen a buscar al Tomy.

Mis ojos se entrecerraron cuando se enfocaron en el Ale aun en su puesto, al lado de la Jazmín y enseñándole algo en su cuaderno. La mina casi estaba encima de él.

Deja los celos, deja los celos, deja los...
No puedo, conchetumare.

Instantáneamente el fuego se propago en mis mejillas y apreté los puños. ¡Me cargaba su cercanía con mi pololo, hueón!

—Hola, Tamy —saludó el Ale, cuando se apartó de la hueona y avanzó a paso rápido hacía mí. Me dio un beso pausado sin separar mis labios, pero yo no cerré los ojos, más bien estaba fulminando a la culia de la Jazmin que me devolvía una mirada cargada de satisfacción.

—¿Es necesario que la hueona este casi encima de ti? —hablé antes de poder procesarlo.

Últimamente me estaba poniendo demasiado celosa. Pero es que esa mina me cargaba. No, la odiaba. Desde que me amenazó con la huea de la foto. Antes la detestaba. Ahora la odiaba. Fin.

El Ale me miro fijo.

—Le estaba explicando una huea que debemos hacer para matemáticas. Es la última nota. Nada más que eso —explicó, tomándome la mano y llevándome fuera de la sala. Nos dirigimos al patio.

Mientras caminábamos le eche una mirada rápida, llevaba su buzo del liceo, el polerón de cuarto y su pelo estaba bastante largo. Ya le caía por la frente cuando no lo peinaba -que era casi siempre-.

—Quiero que hablemos de lo que teníamos pendiente. Quiero que me digas que te paso —insistí, sentándome en una banca del patio.

El Ale resoplo, sin embargo, tomo asiento a mi lado. Mi pierna se puso sobre la suya. Amaba hacer eso con los demás, hueón. Él acaricio con sus dedos mi rodilla desnuda. Sin dejar de mirar la zona, dijo:

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora