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In my blood – Shawn Mendes》

El Ale se había convertido en la locura andante. Hace solo segundos le mostré el mensaje que desató mi nerviosismo y él había saltado de la cama para comenzar a correr por todos lados buscando su ropa, como sino pudiese recordar que las prendas estaban en el ropero. El celular estaba pegado a su oreja -imaginó intentando contactar a su mamá-, mientras soltaba gruñidos para sí mismo.

Conchetumare. Conchetumare. Conchetumare.

Su viejo estaba en el hospital. El Armando detenido. Mil veces conchetumare.

Salté de mi posición, dispuesta a ayudarlo. Como la hueona temblorosa que me había vuelto me las ingenie para pasarle un pantalón y una camisa.

—¡Hasta que me contestai! —gritó a su celular, poniéndose el pantalón con prisa —¿Qué fue lo que paso? ¿Dónde está? —miro un punto en la pared, frunciendo profundamente su ceño
—¿Por qué esta en la comisaria? Mamá, no me importa, hueón. Es mi hermano. ¡No! Sácalo de ahí. Me voy a Santiago.

La llamada fue cortada y tiró su celular con fuerza sobre la cama.

—¿Qué paso, Ale? —exclamé, casi tropezándome con mis propias palabras.

—Mi mamá no me dijo mucho. Resumió todo en que el Armando llegó a la casa, le dio una crisis y le pegó a mi papá. Creo que lo dejo pa la caga, hueón.

Mierda.

La camisa fue puesta sobre su cabeza, corrió por la pieza buscando su bolso y echando con prisa algunas cosas.

Como si me hubiesen pegado un choque eléctrico en el culo, salté en mi lugar y casi grité:

—Le diré a los chiquillos que nos vamos.

—No, Tamy —negó, rápidamente. Cerró su bolso casi con rabia y me miro
—Ustedes quédense. No voy a cagarles el viaje con esto. Son mis problemas. Acá tienen todo. La Eva está aquí y ella los ayudara con el viaje de regreso.

Me pare recta. Hice una mueca.

—¿En que quedamos, Alejandro? Tus problemas, mis problemas
—pronuncie, decidida —Los chiquillos pueden quedarse, pero yo me voy contigo sí o sí.

Me moví para buscar mi bolso, también. Pero al ver que el rostro del Ale se suavizo ante mis palabras, lo abracé. Él suspiro contra mi hombro y solo entonces, me di cuenta que seguía en pelota. ¡Por la chucha! Apenas nos separamos entré corriendo al baño con lo primero que encontré y me arreglé. Me puse un buzo viejo y un polerón. Cuando estuve vestida, tomé mi cepillo y algunas cosas, mientras escuchaba al Ale hablar por celular. Busqué el mío, encontrando el mensaje de la Natalie.

Tamy:

¿Qué paso? ¿Dónde estas tú? El Ale ya habló con su mamá. Nos iremos a Santiago.

Teclee rápidamente. Salí del baño. Eche mi ropa al bolso. El Ale no estaba. Supongo que fue a decirle a los chiquillos lo que estaba pasando.

Nata:

El Armando fue a buscarme a la casa en la tarde. Salimos y hablamos de todo. Supo de las amenazas de su papá y se enfureció. Fue a su casa y le saco la chucha. Estoy en la comisaria. No me dejan verlo, hueón. La mamá del Ale llamó a los pacos. Me siento tan culpable.

¡Re-contra mierda! Me puse el bolso al hombro y escribí una respuesta mientras abandonaba la pieza.

Tamy:

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora