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Tenemos cicatrices. Algunas de ellas me las hiciste, otras las causé yo. Eso ya no importa... ambos sabemos que la peor parte ha pasado... No nos rompemos. Esta es nuestra historia.

Chris Brown – Right here 》


Lo había soltado.

Había soltado todo lo que tenía dentro. Mi mamá me tenía abrazada en el sillón, mientras sus manos se paseaban por mi pelo amarrado de una manera bastante ridícula. Ella me lo había tomado y digamos que su tomate no salió nada bien. En realidad, le había quedado como el hoyo, pero no importaba.

—Estoy muy orgullosa de ti, amor. Eres valiente. Muy valiente —animo mi mamá, besándome el pelo. Cerré mis ojos, sintiendo su perfume dulce colarse en mis narices —La decisión que tomaste, que tomaron... fue muy madura y generosa. Demuestra que se quieren tanto que ponen su bienestar por delante. Es muy hermoso que él quiera verte surgir y tú quieras verlo a él resolviendo sus problemas. Sé que duele mucho, corazón. Pero con el tiempo las heridas van sanando. Mucho más cuando hiciste lo que sentías correcto aquí —apunto mi pecho
—Todo mejorará.

Sorbí mi nariz, sentándome recta en el sillón para mirarla.

—Eso es lo que me da miedo, mamá... haberme equivocado. ¿Y si tomamos un camino incorrecto? Yo... estoy muy enamorada de él y sé que el Ale también de mí...

No me avergonzaba hablar esto con mi mamá. Era hora de contarle lo que pasaba. Como me sentía respecto a mi relación. Ella era la persona en quién podía depositar mis angustias. Ella me escucharía y apoyaría.

Mi mamá me tomo las mejillas, como hace solo minutos lo había hecho él... Me miro a los ojos.

—Ningún camino es equivocado cuando las cosas se hacen por un amor puro y sincero, hija. Y eso es lo que ustedes sienten. Es muy normal que tengas miedo. Pero las cosas van a mejorar. Tú vas a mejorar. Solo hay que dejar que el tiempo cure esa herida abierta.

Asentí, chupando mi labio. La abracé, de nuevo. La abracé por lo que se sintieron horas. Me quede dormida en sus brazos como cuando era chica. Como cuando me daba miedo estar sola en la pieza y el único consuelo que tenía eran sus abrazos. Intente olvidar por un momento.

(...)

Al día siguiente, me aparecí en clases con la mejor disposición y cara que pude. No niego que mi intento por no parecer un zombie, fue en vano y que por dentro me sentía como el pico, pero me convencí a mi misma que estaba haciendo lo correcto y debía animarme un poco. Había que dar cara, como dicen por ahí.

Estábamos en el último bloque cuando decidimos salir al patio a huebiar con el Tomás. Mi amigo al toque noto que estaba algo apagada y me vi obligada a soltársela toda. Como él es un pan de Dios me abrazo y me dio los mejores consejos. Digamos que igual entro en depre al saber que el Ale se iría, pero había que intentar superarlo, como había dicho él.

—Vas a estar bien, mi niña preciosa
—continúo diciéndome —Vas a salir adelante, porque me tienes a mí y ni cagando te dejo sola. Vamos a tomar, a bailar, llorar, reírnos del mundo y culiar si querí —soltó una risa, luego puso su boca en mi oído —Pero sin decirle a mi guagui —se refirió al Bastián, lo que me hizo soltar una carcajada tristona.

Si tenía al Tomy a mi lado, las cosas no se veían tan oscuras. Él le daba color a mi vida, hueón.

—¿Con quién culiamos? —apareció la Karen, comiéndose un pan con mortadela. Se sentó en el pastito a nuestro lado. Admiraba que esta hueona tragara como chancha y no engordara. Yo respiraba y subía veinte kilos, ay.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora