«Yo tengo una enfermedad de ti, me hace daño todo si no estás necesito compañía de tú amor, yo tengo un fanatismo ciego corazón una necesidad una dependencia loca, de tus cosas y tu forma de mirar...»
-Andres Cepeda-
(POV — Pablo)
¡Veinte! ¡Llevo aquí veinte puñeteros minutos! Camino en círculos por la pequeña sala de espera, pero esto es una jodida tortura no saber nada, ¡Demonios!, frotó mis manos tratando así apaciguar un poco mi estado de ansiedad. Observo que algunas personas me miran pero no les prestó atención y creo que lo comprenden ahora mismo no soy yo... me siento de nuevo en las maldita silla que resulta ser lo más incómodo del mundo apresar de ser mullida ¿o soy yo?, pero definitivamente estoy demasiado ansioso y no es para menos recuerdo su imagen cuando ingresamos a urgencias de este hospital... su cuerpo temblaba debido a la fiebre y desvariaba, diciendo algunas frases incoherentes o indescifrables, lo que si era claro es que nombraba a «Samuel» no sé quién demonios sea el tipo pero solo sé que sus palabras fueron hiel para mi «Samuel te amo, por favor no me dejes llevame contigo» sus palabras fueron acompañadas por lágrimas, la enfermera gritaba y decía que Sammy estaba a punto de convulsionar, así que me aleje de ella sin perderla de vista y su boca pronuncio mi nombre «Pablo» pero lo dijo con la misma angustia y dolor que su anterior frase, y eso me hizo sentir peor de lo que ya me sentía.
Me levanto de la odiosa silla mientras la miro con odio y la fulminó con la mirada, ¿Cómo es posible que no me den noticias de Sammy?, estoy aquí desde hace treinta minutos ¡Treinta malditos e infernales minutos! Y no me han dado ninguna noticia, camino por la pequeña sala que está ocupada en este momento por cuatro personas más, mientras me jalo el pelo nunca había estado en esta situación ¡Jamás!...
-Necesito que este bien... que este bien – ¡maldita sea! porque nadie me dice nada.
-Necesitas esto – una chica muy guapa se acerca a mi tendiéndome un café – es té, estas muy ansioso esto te ayudara a... calmarte un poco – lo recibo con gusto.
-Gracias...- dejo la palabra en el aire para que ella me diga su nombre.
-María Fernanda un gusto – me tiende su mano, se la estrecho con cariño, se le ve buena persona – mis amigos me llaman Mafer.
-Un gusto Mafer, mi nombre es Pablo y me dicen Pablo – sonríe un poco – gracias por el té de Manzanilla – suspiro mientras dirijo de nuevo mi mirada a las puertas de urgencias.
-Y ¿Qué haces aquí?, no quiero ser cotilla ni nada que se le parezca... - pone una de sus manos en mi hombro - ¿estás bien? – me llevo mi mano libre a la cara y me la frotó con ansiedad.
-Una persona... una persona muy especial y muy importante está detrás de esas malditas puertas – ella sonríe con dulzura – perdón... estoy empezando a decir palabras indebidas.
-No pasa nada Pablete... nuestra familia sabe que eres humano, que ama, siente, dice palabrotas y esas cosas.... Y sobre todo sabemos que tienes una vida más allá de tus discos y los escenarios – me sorprende que me trate de esta forma, sabe quién soy y aun así no chilla, ni grita ni esas cosas, ¡Vamos! Me emociona cuando me reciben con tanto deroche de emociones pero en este momento precisamente, no sería nada cómodo una reacción de esas – y lo siento... espero que todo salga bien para esa persona tan importante para ti.
-Gracias hermosa – beso sus mejillas y le doy un abrazo con mucho cariño.
-Gracias a ti, muchas gracias – se limpia un par de lágrimas y sonríe.
ESTÁS LEYENDO
Un solo latir.
Hayran KurguÉl busca un amor se aferra a aquella "Anonima S.G" quien se muestra como la persona que ha estado esperando todo este tiempo, pero al intentar conocerla alguien se hace pasar por esa chica. Ella la chica Anonima quien solo deseaba conocer a el chico...