Dias de julio de 1943 - Soldados Invencibles

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Golpes en mi ventana despertaron mi sueño, era Mikey y estaba vestido con el uniforme de pinta.

- ¡Simona! ¡Simona! - gritaba mientras aún seguía golpeando la persiana - ¡Son las 6:30!

- ¡Oh dios! Mikey - susurre por la ventana - me dormí, en menos de 15 minutos estaré lista. Debo ir a mi vieja casa adelantate con los demás...

- Esta bien, te esperaremos en la puerta pero apúrate - dijo un poco acelerado

Ni siquiera me preocupe en ponerme ropa de mujer. Salí con el pijama por la calle y corrí hacia mi vieja casa, corría con el camisón de seda que al parecer quería volarse. Frank paso con su jeep, toco bocina y me grito "coqueta" , haciéndose el gracioso de que parecía una loca.
Llegue a mi vieja casa y me até las vendas en los pechos, me maquille lo más rápido posible... Coloque la goma espuma en sus lugares y me puse el traje de soldado... Hace mucho que no usaba ese traje creo que extrañaba el de sargento...
Me maquille apurada y corrí a buscar el gorro, cuando puse mi pelo dentro de el me mire al espejo y recordé algo muy importante, un detalle pero que lo cambiaba todo, los soldados no tienen el rango para llevar aquel gorro. Eso significaba o raparme toda la cabeza como los demás o bien no asistir a la reunión.
Definitivamente no podía rasurarme la cabeza, me resultaba difícil psicológicamente sacar apenas un poco de pelo, no podría sacármelo del todo, siempre había tenido ese complejo de que estar calva era sinónimo de parecer varón, pensaba eso desde que había caído enferma de leucemia, puesto que viví muchos años sin cabello.
Me senté sobre la tapa del inodoro y me saqué los zapatos de vestir, me quite el maquillaje. Mire mi reloj varonil ¡Ya eran las ocho! Me tome de la cabeza y comencé a pensar si en realidad convertirme en soldado nuevamente era una buena idea.

Pase un rato sentada allí lamentándome la decisión de bajar de cargo, cuando pensé que no podía darme por vencida, comencé a pensar maneras para estar en aquella reunión...

- ¡Lo tengo! - dije mientras chocaba los cinco con mi reflejo en el espejo.

Corrí hacia la casa de Ethel, la anciana con la que vivía, como no había llevado ropa aún estaba en camisón por lo que volví a cambiarme pero esta vez de mujer. Corrí hacia mi nuevo cuarto y tome el uniforme del trabajo, me maquille y puse un pañuelo en mi cabeza que tapaba la ausencia de cabello.
Nuevamente salí a la calle y corrí en dirección hacia "Saturday's" que se encontraba en el centro de la ciudad. Al llegar entre y mi presencia hizo sonar las campanitas de la puerta. La dueña Mary se acercó a mi...

- Pensé que te tomarías las vacaciones este mes de julio ¿Acaso no habíamos quedado en eso? - me pregunto limpiando una mesa vacía

- Si lo se - dije agitada - pero... Anoche... Me encontré con el comandante Parker... Y me dijo que quería que lleve su orden a la marina - mentí con miedo

- ¿Parker? ¿El joven o el padre? - pregunto dudando de mi historia

- ¡El padre! - dije tratando de parecer normal - mira aqui te dejo el dinero que me entrego para ti...

Saqué de mi bolsillo unos 300 dólares, eran literales de mi bolsillo, puesto que era parte de mi sueldo de junio pero no me importaba entregarlo, pensaba verlo de manera positivo algo así como si "pagara la entrada" a la reunión.
Mary recibió el dinero contenta y dejo de interrogarme, le pedí veinte termos con café y treinta docenas de medialunas, el pedido era tan grande que tuve que ordenar más medialunas a la panadería de Don Juan, el panadero italiano del barrio... El cual últimamente se veía amenazado puesto que era un "enemigo para la sociedad" al ser un inmigrante de Itaalia, país del eje, para mi era sólo Juan el panadero...

- Don Juan vengo por el pedido de Mary - dije apurada evitando la charla

- ¡Oh Simona! ¡Cuanto tiempo sin verte! - dijo abrazandome mientras me cubría de harina

《The Guardian of War》*My chemical romance*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora