2 de noviembre 1943 - Refuerzo desértico

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- Llegás a decir algo y sos hombre muerto – Frank tenía al conductor del tanque cara a cara, estaba furioso – Simona es Simón ¿Está bien?

- Soltalo Frank, el sabe que es lo que está bien – dijo Gerard intentando calmarlo

Ray se desperezó en mis piernas y despertó

- ¿Te sentís mejor? – le pregunté preocupada

- Sí, estoy cansado eso es todo – me respondió - ¿Qué está pasando?

- Wikley amenazó con contarle al nuevo comandante Stanley que Simona está encubierta – Contestó Mikey a la pregunta que iba dirigida para mí

- ¡Ustedes son nazis encubiertos! – gritó el soldado joven desesperado

Gerard lo golpeó en el estomago ante tal acusación… Supongo que fueron los nervios

- No no, no soy nazi – trate de explicarle al hombre que yacía acostado por el golpe – mirá es muy largo de explicar, pero yo sé mucho de guerras y por eso vine.

- ¡Pero si sos una mujer! –gritó el hombre, y Frank le tapó la boca para que no llame la atención de los demás

- Sí soy una mujer – contesté un poco confundida ya que no tenía más argumentos que dar, miré a Mikey y este se encogió de hombros ante la situación

Todos los tanque se habían detenido hace cinco minutos, puesto que habíamos llegado a destino pero nuestro conductor entro en desesperación no por la noticia de que era mujer sino porque Frank comenzó a hablar del enemigo, y lo hizo en alemán. El muchacho confundido ante ver una mujer a un simple tipo hablando alemán enloqueció ¡Cómo si fuera un idioma de otro planeta!

- Si, es una mujer y gracias a ella seguimos vivos – contestó Ray sacándome de los pensamientos – todos en nuestro batallón lo saben, es un error que esté acá pero ya lo está. No hay nada más que decir.

Tres golpes fuertes metálicos se escucharon, Frank arrugó la cara de los nervios y Gerard se mordió el labio inferior

- ¿Pueden salir rápido? – contestó Parker - ¿Por qué tardan tanto?

Frank soltó el rostro de Wikley y este nos miró aterrados.

- Vamos a salir afuera y a simular que soy Simón Ridder – dije lentamente

- ¿Dónde está el verdadero Simón? ¿Qué hicieron con el verdadero Sargento? – dijo asustado el hombre de mediana estatura y ojos cafés

Los cinco exhalamos aire al unísono.

- Siempre fui yo – dije enojada al tiempo que me ponía el casco nuevamente y escondía mi cabello.

Mikey se adelantó a todos y abrió la pesada puerta redonda que se encontraba a nuestras cabezas. Uno por uno salimos al exterior y respiramos el aire fresco, pisamos la arena y nos hundimos un poco más de lo común, nuevamente estábamos ante el panorama desértico. A lo lejos se veía una pequeña aldea y por encima de ella salían unas grandes chimeneas que pintaban el hermoso cielo azul de negro.

- ¿Qué estaban haciendo adentro? – me preguntó molesto Parker, pero no pude responder, estaba muy asombrada era la primera vez que veíamos civilización avanzada, construcciones y no simples carpas.

- ¿Creen que haya agua? – preguntó Mikey mientras se acomodaba los lentes

- Sí, hay comida – contestó Frank a una pregunta que nadie hizo.

- Vengan – Parker comenzó a caminar en dirección del nuevo comandante que habían designado. Su nombre era Alfred Stanley, era un hombre corpulento de ojos marrones, estaba un poco calvo y siempre tenía cara de molesto, en mi opinión estaba muy viejo para el cargo, pero bueno… No soy la encargada de designar a nadie.

《The Guardian of War》*My chemical romance*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora