El disparo de un arma me levantó de la cama, era solo un sueño pero mi mente comenzaba a jugar conmigo sin piedad. Gerard seguía dormido, eran cerca de las ocho de la mañana y ya había movimiento en la calle por lo que veía a través de las ventanas. Me levanté cuidadosamente para no despertarlo y me envolví en la bata.
- Genial, no tengo ropa – me susurré a mi misma
Abrí la puerta que daba al pasillo y miré hacia ambos lados, una jovencita de quizás dieciocho años estaba limpiando la habitación contigua.
- Pss, Pss – le dije por lo bajo, la chica se acercó para escucharme – ¿Tendrás algún uniforme de más?, Es que no tengo ropa.
La muchachita me miro desconcertada y tuve que repetirle en francés para que me entendiera. Al cabo de unos minutos me trajo otro uniforme, no entendía como había llegado a aquel cuarto sin ropa y estoy segura que pensó que sería alguna clase de mujerzuela, le dí unos dólares para que se callara y volví a entrar al cuarto.
Me vestí rápidamente y tomé un puñado de los ahorros que llevaba conmigo y me dispuse a salir lentamente de allí.
Corrí por los pasillos evadiendo la gente que me pedía favores, bajé por el ascensor hasta planta baja y allí no paré hasta salir al exterior. Una brisa de aire fresco acarició mi cabello, sonreí al sentir los rayos de sol cálidos pero no amenzadores como los del desierto, y comencé a caminar hacia una calle donde estaba lleno de locales.
Perfumerías, zapaterías, alta costura, todo lo que te puedas imaginar estaba sobre aquella calle. Las mujeres que caminaban por esa zona eran realmente hermosas y encantadoras. La ciudad estaba infectada de soldados británicos y norteamericanos que llegaban para prepararse para otras batallas.
En primer lugar me paré en una especie de boutique, abrí la puerta y lo primero que ví fue la gloria
- Channel n°5, te extrañé tanto ¡Juro que no quería regalarte a esas mujeres africanas! Pero era por el bien de la identidad de Simón Ridder– dije mientras me inclinaba ante un gran frasco del famoso perfume, encantador y seductor.
- Veo que tenés buen gusto – una señorita vendedora apareció a mis espaldas - ¿Puedo ayudarte?
- Sí, quiero uno – dije emocionada
- Son caros – me dijo la chica un poco sorprendida, creo que estaba un poco confundida al verme vestida de mucama – salen quince dólares…
- Está bien me llevo dos – dije emocionada al notar que estaban aún más baratos que en Estados Unidos.
La mujer rió, era muy bella, de tez blanca un hermoso pelo oscuro con ondas. Sus dientes eran muy blancos y sus ojos verdes muy atrayentes.
- No sos de acá – dijo casi con voz de afirmación
- No soy Estadounidense – dije orgullosa
- ¿Estás trabajando en París? – dijo mientras guardaba las cosas en una bolsa.
- Estoy de visita, si lo decís por el traje, es una larga historia – dije suspirando
- ¿No pasaste la noche en casa? – dijo riendo por lo bajo - ¿Algún soldado?
- Mi prometido – le sonreí de costado un poco frustrada – la mayoría de las personas piensa al verme vestida así que estuve con cualquier extraño
- No todos los días vienen mujeres vestidas de mucamas – ambas reímos y la mujer contó el dinero
- Soy Estadounidense, de Wilmington –dijo emocionada – En realidad soy médica, pero me di cuenta que amo la moda y a París. Pero extraño mi casa, estoy planeando volver
ESTÁS LEYENDO
《The Guardian of War》*My chemical romance*
Fanfic"Querido lector me llamo Simona Ridder, tengo 24 años y soy estadounidense en un periodo difícil de vivir. Cuando tenía 16 me enfermé de leucemia, caí en coma un 20 de julio pero tan sólo un mes después gracias a cinco hombres adultos volví a la vid...