Borron.

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El hombre fantasma despertó de un profundo sueño al sentir la claridad en esa extraña habitación, era de madrugada y no se quería levantar, anhelaba únicamente dormir eternamente para no pensar en los sucesos que habían ocurrido últimamente, huir de la realidad parecía ser la mejor opción en esos momentos.

Perderse en la oscuridad de la noche fría, hundirse en el vació y ser arrastrado por la inconsciencia.

Se supone que ese día como todos los sábados tenía que ir al entrenamiento con la generación de los milagros según el itinerario que Momoi había hecho con tanto esmero para mejorar la sincronización y el trabajo grupal. Se burlaba con pesar de eso ahora, que cruel ironía de la vida. ¿Qué clase de trabajo en equipo era ese? Conspirar en su contra, unirse para echarlo y sustituirlo por un prototipo de jugador fantasma mejor.

¿Cómo confiar en personas que dicen ser tus amigos y te acuchillan por la espalda?

Deseaba no haber escuchado nada porque esas palabras que dijeron sus "amigos" esa noche habían roto algo dentro de él, realmente le afectaron mucho era como si cada una de las silabas pronunciadas por sus compañeros de equipo fuese un arma que traspasaba su corazón.

Dicha conversación estaba fresca en su mente, se repetía una y otra vez haciendo un hueco en su alma herida, estaba hundiéndose en ese mar de desolación. Se sentía traicionado, se sentía dañado, ya no tenía fuerzas para soportar la adversidad, esa nube negra empezaba a rodearlo con melancolía y la nostalgia.

Quería fingir que nada pasó, ignorar el acontecimiento para seguir adelante sin embargo era incapaz de hacerlo porque mantenía ese peso de dolor dentro de su existencia que no lo dejaba continuar. Estaba acostumbrado a que le criticaran pero esa situación había sido un golpe bajo, la gota que derramo el vaso, ya no podía soportar ser tratado de tal forma, ser rechazado y usado como si fuera un trapo viejo.

Si no hubiera entrado accidentalmente al vestidor y escuchado esa plática estaría muy temprano haciéndose añicos su cuerpo en ese lugar, fingiendo sonreír cuando solo quería llorar amargamente hasta ya no poder más.

Era mejor ver la realidad en la que estaba y dejar de engañarse con una hermosa fantasía sin sentido. Era su sublime falacia.

Evidentemente no tenía las agallas suficientes como para enfrentar a la generación de los milagros sabía que debía hacerlo tarde o temprano. Intentaba mantener la calma, meditando para encontrar una salida a las complicaciones que tenia. ¿Qué podía hacer con su vida? ¿Cómo tener el coraje para verles la cara y decirles todo lo que estaba en su mente? Buscar palabras para defenderse, no era un cobarde les expresaría sus emociones, les diría sus verdades.

Es mejor renunciar antes de ser echado a patadas, sería más humillante esperar a que lo expulsaran del equipo porque tenía la certeza que eso exactamente era lo que iba a pasar, lo había escuchado claramente.

¿Acaso sería mejor simplemente irse y no volver jamás?

Olvidar el pasado como el jugador fantasma de la generación de los milagros.

Kuroko deliberaba que no podía huir de los problemas tenía que enfrentar las dificultades con valor, mirar de frente para el futuro. Si la decisión era marcharse, lo haría y ciertamente los extrañaría, lo más triste es que a ellos les daría igual su ausencia.

Sus pensamientos deprimentes fueron interrumpidos cuando alguien toco la puerta y Tetsu abrió con desconfianza para observar a un mayordomo elegante delante de él. El peli celeste tímidamente medio ocultándose agrego- Buenos días.

El mayordomo hablaba perfectamente el japonés a diferencia de Nash - Buenos días, my lord. El señor Nash Gold lo está esperando para que desayune con él.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora