—Flashback —Años atrás.
¡Kuroko estaba triste!
Lo advertía en su mirada perdida o en sus ojos azules carecientes de brillo, en que no sonreía o parecía más decaído de lo normal y todo se debía a esos hombres, los mentecatos monos que se llevaban todos sus pensamientos, todo su amor.... Incluso si no estaban presentes físicamente, seguían causando desastres sobre todo para el jugador fantasma quien parecía todo el día suspirar por ellos en una melancolía silenciosa.
El mago había cambiado el departamento porque buscaba uno que tuviese un árbol de cerezo en el jardín, precisamente se trasladó a otra residencia con la intención de que el jugador fantasma recuperara un poco la vitalidad perdida sin embargo resulto peor, la nostalgia de aquellas flores rosadas causo más pesar en el hombre que bienestar ¡Su plan fallo, fue contraproducente!
Esa tarde contemplo su figura erguida, su cabello largo abatido por él viento como una obra de arte creada por el mejor de los artistas. El chico ponía su mano en el frio vidrio mientras unas lágrimas cristalinas caían por sus mejillas al ver aquel árbol afueras de su ventana y el mago supo que sufría amargamente porque el mocoso extrañaba a sus amigos en Japón, a menudo en las noches sollozaba por la misma razón y entonces se preguntaba ¿Era un egoísta? Al dejarle atrapado con cadenas invisibles en su domicilio únicamente porque no deseaba que se fuera, le quería a su lado y no con esos monos; a consecuencia Kuroko sufría por no estar con los fenómenos.
Que dilema el de su vida.
Se acercó lentamente y se puso detrás de él; le sintió tensarse ante su presencia, podía concebir el calor de su cuerpo cuando pegaban ligeramente— Iré con Jason, Nick, Allen y Zack, al bar ¿Quieres ir?
—¡Preferiría quedarme aquí, a ir a un sitio donde detesten mi presencia y finjan amabilidad solo porque tu estas allí! — dijo intentando ocultar el rastro de sus lágrimas o de su desfallecimiento continúo causada por la depresión.
—Pero no te harán nada, les he prohibido tocarte y estarás conmigo— agrego Nash procurando convencerle, si fuera en otros tiempos le hubiese obligado.
Kuroko le reclamo—Te iras con una mujer y me dejaras solo, solo con tus amigos que me odian.
—¡Ya dejé de ser mujeriego! — dijo el rubio justificándose y eso era verdad, últimamente se enfocaba en otras cosas que el escote de las mujeres o en su silueta.
—No creo que se deje de ser mujeriego en un night club— dijo con desprecio.
Estaba enojado y también decaído porque su amigo de la infancia se encontraba en coma por su culpa, debido a la ausencia de sus otros amigos o el hecho de que creía Kagami lo había abandonado por irse con una atractiva mujer y también con el mismo Nash el cual se adueñó de su existencia.
Gold sonrió abrazándole por detrás y poniendo su barbilla en el hombro del fantasma—No te pongas celoso ¡Jamás se deja un diamante por unas piedras sin valor!
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La sombra del pasado
Teen FictionKagami se va al extranjero dejando todo atrás mientras Kuroko intenta sobrellevar su vida destrozada por su partida y el dolor de no ser suficientemente bueno para los prodigios, ante la vulnerabilidad Nash Gold un excéntrico millonario le propone r...