Cuervo negro

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El jugador fantasma se despertó con un ligero mareo y unas terribles nauseas las cuales le generaban unas espantosas ganas de vomitar, se dio cuenta tenia filosas agujas insertadas en lo más recóndito de sus venas y otras cosas raras colocadas en su cabeza que le resultaban incomodas además de pegajosas, trato de quitarlas sin lograrlo, resistiendo el intenso dolor en el proceso; estaba muy débil como para poder moverse, por ende se quedó contemplando el techo por largo tiempo hasta distinguir algunos detalles por ejemplo la habitación era completamente blanca e incolora y ese sutil dato de alguna manera le resultaba perturbador, al tener semejanza con una clínica psiquiátrica bastante cerrada y sofocante.

Percibía a cierta hora llegaban varios estoicos asistentes que venían e iban dándole algún alimento o alguna pastilla, trato de hablar con ellos no obstante ninguno le respondió ni una sola palabra por ende decidió guardar fuerzas para su huida triunfal; puede la última vez no funcionara, pero aún no se había rendido, si había algún escape ¡Lo encontraría! Tenía en cuenta que lo estaban drogando probablemente para mantenerlo paralizado por unos días mientras el cuervo negro continuaba con sus locos experimentos, de verdad debía salir de allí lo antes posible porque no deseaba quedarse a ver como lo convertían en la esposa del viudo negro.

Los días alternos tal como lunes, miércoles, viernes y domingo, el cuervo negro le visitaba sin falta a la misma hora y cada vez que escuchaba la puerta abrirse su cuerpo temblaba involuntariamente porque sabía que el tipo yacía consternado con la idea de que era otra persona, le trataba tal si estuviesen en una relación sentimental o a veces simplemente se enojaba por no cumplir sus demandas, eran cambios bruscos de personalidad los que domaban al desconocido factiblemente por esa razón Tetsuya intentaba ser silencioso y mantenerse a salvo con sus técnicas de sobrevivencia profesionales.

Ese día precisamente el sensual enmascarado llego en la mañana como era domingo resultaba menos estresante puesto que el cuervo negro se comportaba pacíficamente e inclusive cenaron en una mesa muy llamativa en medio de un jardín lleno de flores dentro de esa peculiar industria abandonada.

-¿Aun no recuerdas nada de nuestra vida marital? - Le pregunto el hombre de cabellos negros, con suma atención asimismo tocaba la rodilla del fantasma sutilmente.

Tetsuya negó con la cabeza, guardando un poco de comida para cuando no tuviera nada, necesitaba energía si deseaba escapar... Los domingos era el único día donde el secuestrador no experimentaba con su cuerpo, le drogaba o envenenaba lentamente con sus tibios labios tóxicos ¡Amaba los domingos porque podía sentir un poco la libertad, el tipo se portaba amablemente ese día!

El individuo de la máscara acaricio su mejilla con ternura hasta su nuca con un contacto extrañamente suave semejantes a masajes, Tetsuya se mantuvo quieto aguantando la respiración, aunque su corazón se le iba a salir de su pecho. Ansiaba alejarlo, siempre tenía ese impuso cuando era tocado si bien sabia debía someterse porque no había más opciones, residía atrapado en la ilusión marchita de ese individuo excéntrico y era mejor fingir ser una ex amante a que este se volviera paranoico o le hiciera daño mortal.

-Es cuestión de tiempo para que te acuerdes de mis besos y mis caricias- resoplo con anhelo, uniendo una de sus manos con las del fantasma tal si permaneciesen hechas para acoplarse.

Kuroko simplemente le observo con esa mirada llena de fuego, la que solía usar contra sus enemigos- Ellos van a venir por mí, no me van a dejar aquí contigo.

-Mi cielo, no te preocupes.... Nadie podrá contra nuestro amor, ellos no te separaran de mi- indico seriamente como si de verdad se creyera esas palabras que sonaban demasiado melosas y repulsivas de alguna forma.

-¡No existe nuestro amor! No puedes obligarme amarte- exclamo con una voz ansiosa y enfadada. Apetecía hacerle ver al tipo la realidad para que despertara de esa farsa fantasía sin sentido en la cual residía.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora