Consejo.

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Kise estaba preocupado porque el joven fantasma no se presentó después del fatal partido, ni tampoco se apareció el día siguiente. Esa situación resultaba ser extraña, ya que Kuroko nunca faltaba a ningún entrenamiento, nunca llegaba tarde más bien era el primero en llegar y el ultimo en marcharse. No ayudaba a calmar sus nervios que el peli celeste no contestaba sus llamadas, ni sus mensajes.

Tetsuya no le aviso a nadie que se iba a ausentar ese día. ¿Acaso le paso algo malo?

El miedo de que el joven imprudente estuviese en peligro combinado con su loca imaginación hizo que el rubio tomara medidas drásticas en el asunto y decidió que iría a buscarlo para verificar que estuviese en perfectas condiciones.

El entrenamiento se tornó un completo desastre, perder se convirtió en un golpe bajo que afectaba directamente al equipo principalmente porque era la primera vez que la generación de los milagros fracasaba y la verdad es que fue humillado por sus rivales.

Los Vorpal Swords aun no superaban que Jabberwock hubiese sido el vencedor.

Akashi estaba de mal humor, Aomine únicamente fue unos minutos y cuando no vio a Kuroko simplemente se marchó, últimamente parecía un poco distraído además de que se comportaba más agresivo de lo normal, persistentemente le estaba pegando y se saltaba el entrenamiento todo el tiempo.

Desde que se había ido Taiga al extranjero hace más o menos un año, Kuroko se había deprimido, esa tristeza hacía sentir a Daiki miserable, el fantasma no se daba cuenta pero estaba hiriendo al moreno con su melancolía.

Al momento en el que Kagami se fue la pantera volvió a ser la luz de Kuroko, este luchaba por llenar el vacío del tigre sin lograrlo, la aptitud de su sombra se volvía algo doloroso para él por eso sufría en silencio y era muy evidente aunque el pobre trataba de ocultarlo se notaba en los juegos, fallaba cuando era imposible que este lo hiciera, dejaba que su ira y angustia empezaran afectar su juicio.

Por alguna razón extraña había alguna clase de rivalidad de luces que no entendía bien y justamente la sombra quedaba en medio de la contienda.

Lógicamente Aomine por tratar de superar a Kagami e intentar competir contra él y sustituir la energía, no se daba cuenta que el fantasma necesitaba un amigo cercano en vez de mantenerse enojado e indiferente debió ser constante.

Kuroko confiaba en su luz, no comprendía bien como dos personas tan diferentes podrían llevarse tan bien de seguro porque eran opuestos y los opuestos tienen a atraerse siempre fue de esa manera, esos dos tenían un lazo que a veces envidiaba de hecho la luz original era el que consolaba al fantasma, nadie más podía, era algo entre ellos, una empatía, una conexión especial.

El capitán y Aomine fueron los que más apoyaron a Tetsuya en el pasado tal vez por eso era más unido a ellos, Kuroko se había convertido en su entrenador cuando estaban en Teiko así que tenían una relación más estricta.

Admiraba al pequeño aunque cuando lo conoció por primera vez lo rechazo rotundamente porque creía que era un tipo débil, delgado, común, demasiado frágil como para jugar un deporte rudo y violento para un chico tan delicado ahora pensaba todo lo contrario, en el instante en que jugaron juntos todo cambio, lo apreciaba mientras que este lo ignoraba la mayoría del tiempo. Quizás por ese desinterés y la apatía le interesaba el peli azul, ya que como era modelo constantemente llamaba la atención de la gente y nadie lo ignoraba excepto esa sombra, parecía indiferente, ese pequeño era el único que lo trataba de esa forma, continuamente llamaba la atención de todos menos de él.

Quería que Kuroko se sintiera orgulloso, intento de todos los modos para que lo volviera a ver por eso en su partido contra Haizaki, cuando el pequeño lo apoyo sintió que su corazón se detuvo y tuvo las fuerzas que le faltaban para ganar.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora