Vals de una sombra

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El jugador fantasma se encontraba en la cocina preparando el desayuno tranquilamente cuando de repente sin previo aviso fue empujado brutalmente contra la pared hasta su cuerpo se estremeció al chocar tan fuerte y rápido con aquel elemento sólido; cerró los ojos por el impacto violento, parpadeo varias veces enfocándose en unos ojos intensos que le miraban con furor.

Se notaba a simple vista que Nash estaba enojado, muy enojado inclusive sus pupilas se dilataban igual a un desquiciado sediento de sangre.

Kuroko leyó el tenso lenguaje corporal del sujeto, analizando el comportamiento explosivo con exactitud...Llego a la conclusión que resultaría mejor ignorarlo de otra forma sería peligroso más si lo confrontaba, se había acostumbrado a respetar el espacio personal del bravucón sobre todo cuando yacía de mal humor porque hablarle en esos momentos ciertamente era un detonante que activaba su furia y despertaba los bajos instintos de animal salvaje.

El semental de manera áspera y ruda, agarro por la garganta al inocente, ahorcándole ligeramente haciendo que sus pies apenas tocaban el suelo entretanto le clavaba las uñas en el cuello, siendo totalmente intimidante también conservaba su rodilla justo entre las piernas de aquel niño en esa posición podía controlar por completo el cuerpo indefenso que temblaba involuntariamente sin parar quizás a Gold le agradaba ese dominio, tener el poder total, siempre y cuando el jugador fantasma mantuviera esa chispa de osadía.

Por la cercanía Kuroko era capaz de percibir el aroma del vodka, el aliento caliente, aquella respiración agitada y por ende se sentía algo mareado.

- ¿Qué pasa? Sabes que no puedo jugar contigo, tengo clases- dijo con una voz fuerte, mirando directamente esos ojos verdes delirantes, sin mostrar una gota de temor e intentando aligerar el asunto. No entendía el arrebato a esas horas de la mañana si bien podía sobrellevar la situación con madures como tenía varios años viviendo en esa casa cerca del rubio, se había acostumbrado a su forma de ser, de comportarse. Era capaz de repeler aquella ira palpítate con un simple gesto.

Nash lo soltó casi tirándolo con ímpetu para poder sacar algo de su bolsillo, específicamente se trataba de un dibujo hecho por una pequeña infante del jardín de niños. La sombra reconoció de inmediato dicha obra e intento agarrar el papel pero como el tipo era más alto, no fue capaz de quitarle el objeto preciado. - ¿Cómo conseguiste eso? Es mío...

Gold exigió una respuesta -Lo encontré por casualidad y ahora quiero saber ¿Quién es el pelirrojo?

-No es nadie- Expreso Tetsuya lleno de inseguridad, desviando la mirada. Ese tic nervioso no pasó desapercibido, el mago con su mano apretó las mejillas del fantasma con tanta fuerza que sus dedos quedaban marcados en la pálida piel.

- No me mientras- Susurro cerca de su oreja como una advertencia, la voz ronca le provocaba escalofríos de pies a cabeza al azabache y Nash lo sabía, lo hacía apropósito para lograr esa reacción.

-Es únicamente un dibujo hecho por una de mis alumnas- Dijo suavemente el estoico hombre. Intentando mentir lo mejor que podía, no le iba a decir que era Kagami aquel pelirrojo de la imagen o le prohibiría verle.

Poco importaba engañar si eso significaba que el tigre se quedara a su lado, no le perdería de nuevo incluso prefería convertirse en un mentiroso estafador.

Nash quería crear un arma, un embaucador así que se comportaría como tal, le daría el gusto y el gran placer de confrontarlo al crear un monstruo que terminaría por devorarlo.

Kuroko se uniría al juego del poder y saldría victorioso porque siempre conseguía lo que quería. ¿Cómo? Luchando hasta ensuciarse las manos, desgastando su cuerpo y alma en el proceso.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora