Después de una semana dedicada a la meditación el jugador fantasma tomo la decisión de enfrentar al capitán del Kiseki no sedai, puesto que este ambicionaba hablar con él.
Seguramente Akashi quería discutir acerca del bajo rendimiento que había tenido últimamente la sombra a causa de la lesión que le afectaba gravemente su vida o quizás lo iba a expulsar del equipo definitivamente y sin ninguna piedad.
En esos días libres el personaje con poca presencia pensó seriamente lo que debería hacer con su existencia, era importante tener perspectiva del futuro, le correspondía analizar la propuesta del enemigo de esa manera tener clara su postura sobre aceptar o no el contrato con ese nuevo equipo en otro país muy lejos de Japón donde pudiese seguir con sus tratamientos para sanarse por completo de la contusión y así continuar jugando basquetbol.
Ese era el dilema irse a Estados Unidos con Nash que le ofrecía el cielo mismo o quedarse con sus amigos que posiblemente lo expulsarían de su amado equipo.
Su abuela bien le decía que convenía tener cuidado con las personas que procuran dar demasiado, que pintan un mundo color de rosas casi como un cuento de hadas que al final resulta ser una falsa utopía o una sublime pesadilla.
Era cierto que la realidad solía tornarse cruel, los ángeles suelen convertirse en demonios también.
Es un peligro confiar tanto en una persona que ilusiona con promesas que tal vez no vaya a cumplir después de todo Nash era un bravucón, ni siquiera le conocía bien como para irse con él al extranjero. Sin embargo en ese momento de crisis era difícil decir que no, su cuerpo estaba roto no había forma de remediarlo a menos que tuviese mucho dinero para el tratamiento, sus padres endeudados habían invertido todo su capital en costosas medicinas, la generación de los milagros estaba volviéndose en su contra por ser ineficiente, su antiguo equipo se había ido a universidades lejos de él y Kagami le abandono de igual manera.
Entre más lo pensaba más caía en cuenta que no tenía nadie que le ayudara a sobrellevar la situación, el único que podía salvarlo era Nash aunque si aceptara ese contrato caería en manos de un fanfarrón y eso se volvía sumamente peligroso, un riesgo que debía asumir por su propio bien, era como jugar a la ruleta rusa sabes que puedes perderlo todo o ganarlo pero no ambas.
¿Estaría dispuesto Kuroko a sacrificar su libertad por una oportunidad de seguir jugando?
¿Estaría dispuesto a dejarlo todo por irse con un desconocido al extranjero?
El sol se estaba ocultando, el atardecer parecía tan soberbio, una obra maestra como si un artista combinara los colores en un lienzo en blanco y allí estaba la sombra mirando por su ventana o mejor dicho perdiendo el tiempo, ya que ese día iría hablar con Akashi quizás sería una despedida y ese sentimiento hondo que le embargaba era el dolor de alejarse nuevamente de sus amigos porque tenía el presentimiento que eso pasaría.
No iba a negar que tenía miedo, un miedo voraz a perderles para siempre y arruinar aquel vínculo que tenía con estos seres que apreciaba con todo su ser.
Agarro el frasco de sus medicamentos que se encontraban en la mesa de noche para tomarse algunas pastillas y aliviar el dolor que lo abrumaba posteriormente se colocó una crema suavemente preparando su vendaje para ponérselo cuidadosamente en sus piernas, se colocó una ropa decente que ocultaba que estaba algo renco y al menos se viera presentable.
Se despidió de su abuela y de sus padres que pensaban que se iría a entrenar. Kuroko aún no era capaz de contarles sobre ese contratiempo doloroso que había tenido con sus amigos porque no quería preocuparlos después de todo ellos estaban luchando, desgastándose para pagar el tratamiento que iba mal por falta de dinero pero estaba agradecido con su familia por siempre apoyarle, por dejarlo jugar el deporte que amaba si bien eso significaba que se agraviara su lesión.
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La sombra del pasado
Teen FictionKagami se va al extranjero dejando todo atrás mientras Kuroko intenta sobrellevar su vida destrozada por su partida y el dolor de no ser suficientemente bueno para los prodigios, ante la vulnerabilidad Nash Gold un excéntrico millonario le propone r...