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Mark

Ver mi departamento sin sus cosas, dormir sabiendo que ella no esta ni estará, me destrozaba.

Al día siguiente rogaba con verla, solo eso me quedaba. Me quedé en un sillón de la sala donde dejábamos nuestras pertenencias, donde luego apareció Derek.

-He arruinado todo Derek, ella no me perdonará nunca. La conozco.

-Probablemente no lo haga. -Dijo sentándose en el sillón de al lado. -Pero debes intentar recuperarla. Debes mostrarle que la amas con locura, que cometiste un error y te arrepientes.

La puerta se abrió y entró ella. Estaba sin aire. Verla entrar y que ni me vea me dolía. Pensé en hablarle.

-Hola Derek, recuerda que tenemos una operación a las 11 pm.

-Buenos días Cass, allí estaré.

Ella tomó su bata con parches de osos y se fue de la habitación.

-Estas bastante complicado Mark, suerte con eso. -Dijo Derek yéndose dándome una palmada en el hombro.

Callie y Derek me habían dicho que me olvide de ella. Yo sabia que no iba a perdonarme pero esperaba un milagro.
Pude notar que Bailey se había enterado también por como me miraba.

-Lo se, soy un tonto.

-Mas que eso. Cassie me cae bien. Yo pensé que habías cambiado, pero hay cosas que nunca lo hacen.

Cassie

-¿Todo esta bien? -Pregunto Alex mientras entrábamos al quirófano.

-Todo esta bien.

-¿Segura?

-Si, voy a superarlo. Estoy feliz de estar soltera y solo dedicarme al hospital y a mis amigas. -El sonrió.

-¿Quieres que le patee el trasero?

-No Alex, estoy bien. -Dije riendo.

-¿Sabes que vale estar un poco triste a veces?

Todas las cirugías fueron un éxito.

Esa noche fui al bar de Joe con Callie, Arizona, Amelia y Teddy. Terminé completamente ebria. Una parte de mi quería estarlo, para olvidar todo. Arizona me llevó a su departamento, el que compartía con Callie, porque había tomado mucho y quería asegurarse que este bien.
Me quedé dormida con mi ropa de salir en la cama, o quizás Arizona me llevo alli. No lo recuerdo.

Me levanté y me dolía todo el cuerpo. Tenía una resaca que me mataba. Fui al baño a mojarme la cara. Mi aspecto era terrible. El cabello despeinado, mi labial corrido, mi maquillaje de ojos estaba por toda mi cara, todavía tenía la falda y la remera de anoche.

Salí del baño y escuché una conversación en el living.

-Mark, ya déjala. Le has hecho mucho daño. -Era Callie.

-¿Acaso no entiendes? Pense que eras mi amiga. No puedo vivir sin ella, ella lo es todo para mi y la perdí.

-Deberas aprender a vivir sin mi. -Le dije desde la puerta del living, a tres metros de el.

-¿Estas bien?

-Solo resaca.

-Te llevo. -Estalle en risas.

-No te necesito.

-Solo hablemos.

-No. -El se acercó a mi y me abrazó. Lo aleje.

-Mark, deberías irte. -Dijo Callie.

Una vez que se fue, le agradecí a Callie y me volví a mi departamento en taxi porque mis energías eran escasas.

Me tomé un largo baño, dormí un rato mas y comí algo. Cuando estaba viendo tele, mi busca sonó. Una urgencia con un paciente. Al fin algo para distraerme. Esa semana volvió Arizona al trabajo. Estaba superándolo, estaba siendo feliz de nuevo. De algo estaba segura, no iba a dejar que nadie robe mi felicidad de nuevo.
Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado. Cada vez que nos cruzábamos, el me miraba directo a los ojos, demostrando su culpabilidad. Me miraba con pena y eso me mataba. Con respecto a la mujer que lo besó frente a mi, no volví a verla.

Anatomía de un corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora