Museo y eso llamado arte

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Mi familia a estado por generaciones y digo... GENERACIONES, ligada al arte. La abuela más vieja era la musa del abuelo más viejo y según mi madre ambos se conocieron en la opera. Cautivado por el perfecto cántico agudo de Leticia, Fernando mi abuelo, encontró al amor de su vida pora la eternidad.
Adelantando años, décadas diría yo, mi tatarabuelo Roberto II. Pianista, violinista y un experto en la cama... oh bueno, eso se rumoreaba. Era un hombre reservado, alto, de buen físico y hermoso rostro, un hombre tan bello que parecía irreal y que siempre vestía de traje y corbata. Cualquiera estaría enamorada, perdidamente enamorada de él, pero claro, solamente de su aspecto que parecía ser sacado de una fantasía sexual.
Muchos decían que Roberto era homosexual, porque no se le veía con una mujer jamás, raramente hablaba con alguna y si era así, seguramente una admiradora. Además cuando de vez en cuando  los amigos de mi tatarabuelo se juntaban a hablar, sacaban a tema sus experiencias sexuales con cuanta chica se les pusiera enfrente.
- Cuéntanos tú Francisco ¿Cuál ha sido tu mejor noche? Y con quién-
- Querrás decir con cuantas- Dijo Eduardo causando que todos los de la sala presentes rrieran.
- No voy a contestar a ello si es lo que decean- sirvió más vino tinto en su copa de cristal y tomó una posición más cómoda en el sofá- a diferencia de ustedes yo si puedo ser considerado... un caballero y un verdadero HOMBRE- remarcó esto último dando en el orgullo de todos.

Elvira, una bailarina española experta en tango y con un cuerpo y encantos femeninos espectaculares. Un hueso duro de roer para cualquier hombre... y tratándose de Francisco no se habla de cualquier hombre.

Pasemos a mis bisabuelos rápidamente, Jujia una actriz profesional que había sido contratada ya en varias obras expuestas en los teatros más lujosos de cualquier parte del mundo y Josefino quien fue su pareja después de quedar unidos por una escena de un beso que decía el libreto, claro, la intención era ayudarle pero... aveces hay cambio de planes; fue un poetisa y pianista . Y mis  abuelos, Christopher e Isabel. Mi abuelo era un famoso pintor y escultor, enamorado de su trabajo, de la fotografía y del baile... sin olvidar eso. Y mi abuela, una maestra en instrumentos de aire, y de cuerda sólo el arpa, que según ella es el mismísimo canto de la elegancia y el arte. Suelo ir los fines de semana a su casa y a ellos les fascina salir conmigo. A diferencia de mis padres, con ellos no me aburro cuando hablan de los cuadros, los grandes compositores o la fotografía.  Por supuesto que sus obras se exponen en ese museo, de hecho... la familia de mi padre tiene un museo de pintura, escultura y finalmente fotografía; desgraciadamente ese museo no está aquí, así que tal vez nunca lo conozca.

Un sábado por la mañana los abuelos de Ib entraron a su cuarto, encontraron a su pequeña nieta en el suelo haciendo figuras de plastilina.
- Ib, ya estas lista?- más que conocido estaba el significado de esa pregunta.
Los abuelos de Ib y ella fueron camino al museo, auto? Que va! Si Dios nos dio piernas para andar mejor aprovecharlas ahora que las puedes tener... o usar... solía decir el abuelo. Tomados de las manos entraron al museo y contemplaron las primeras exposiciones, estatuas de hombres desnudos "semi" que Ib observaba con curiosidad.
- Esa curiosidad la heredó de ti Isabel- Christopher prendió un puro sosteniéndolo entre su boca.
- Qué estás diciendo Christopher!!?- su esposa le miró de mala manera.
- aah acaso quieres que te recuerde nuestra noche de bodas?- de manera traviesa se acercó a ella dando un pequeño golpe abajo de su espalda con su entrepierna.
- CHRISTOPHER!!- Isabel tomó su oreja y la jaló fuertemente haciendo que el abuelo tomara de la muñeca de ella intentando fracasadamente separarla.
- O-okey okey! Entendí Entendí- decía apretando los dientes y sus ojos, milagrosamente su oreja aún le pertenecía.

De regreso al hogar la abuela de Ib se puso a preparar algo para merendar, ni muy pesado ni tampoco tan ligero, el abuelo se dirigió al baño para atender su higiene y por último Ib, quien estaba hablando otra vez sola en la habitación.

- Porqué no apareciste durante todo este rato?- 

- Si lo hice, tu eras la que no estaba, a donde fuiste?-

- Últimamente la pasas bien, no?-

- Me divierto con mis abuelos, mis papás y además con Gar...-

- NO LO MENCIONES!- el tono elevado de Mary dejó confundida a Ib, lo último que quería era que ella le temiera- te estás divirtiendo tanto tu sola que te olvidas por completo de que yo existo... me abandonas... qué? no soy lo suficientemente divertida para ti?- reclamaba por la falta de atención de la castaña, su interior en ese momento solo deseaba desquitarse por esa falta de atención. Algo que de verdad hacía enojar a la rubia era que le ignorara, porque eventualmente ella sería olvidada y sus planes se irían cuenta abajo.
- Yo...- antes de que Ib terminara de hablar su abuela le llamó. "Esa vieja!" pensó Mary. 

Cuando Ib se disponía a abrir la puerta Mary que estaba lejos de ella la cerró súbitamente, provocando que la pequeña sobresaltara y retrocediera sólo un paso.

- No te vas a olvidar de mi...  ¿cierto Ib?- depositando una voz cariñosa  e infantil y llena de esperanza en una sonrisa que sería la emisora de esto dicho. Ib asintió dejando la habitación y conforme dejaba el lugar la sonrisa "inofensiva" que Mary había dado, desapareció, dejándola a ella nuevamente, sola.

MI NIÑERO GARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora