cap. 43 Juegos

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Desde aquel día donde esa carta tocó las yemas de los dedos de Ib, ella no había dejado descansar su mente. Se preguntaba si debía ilusionarse con lo que aquella carta decía, si debía prestarle atención, malinterpretarlo, tal vez darse el gusto de ilusionarse un poco... o acostumbrarse a ese afecto y verlo como los detalles de un amigo de toda la vida. 

Cierto era que la menor siempre sentía inseguridad ante sus sentimientos por Garry, los odiaba y los atesoraba, a veces quería correr y decirle que cada vez que le habla a su profesora o alguna alumna de grado mayor le molestaba, que les sonriera, que les fuera un caballero, porque ella en lo más profundo de su corazón quería que él le sonriera solo a ella, que le abriera la puerta cuando tuviera que entregar sus pesados trabajos... Pero desde ese día donde se hizo demasiado importante y Garry bajó sus pies a la tierra, no se animaba. 

Cuando la menor tomó su baño, salió de la recamara, eran las 9 de la mañana, había dormido un poco más de lo habitual pues siempre fue una niña muy despierta según sus abuelos. Había un pequeño desayuno para ella en la mesa, algo de fruta, pan, leche y huevos revueltos con margarina, justo como a ella le agradaban, y un detalle que aún más cautivó a la adulta emergente fueron las pequeñas y delgadas flores que estaban en un tarro que antes contenía mermelada, eran blancas y moradas, Garry siempre tuvo ese deleite de tener naturaleza dentro de casa, por eso en su departamento acostumbraba a colocar en la ventana algunos tarros de vidrio que antes contenían mermelada o miel, usualmente pequeños para colocar pequeñas flores. 

Garry como nuevo profesor tenía que probar con nuevos métodos que liberaran a los alumnos a expresarse en el arte de la pintura o dibujo del cual él era experto, había salido desde las 8 con 40 minutos, habría invitado a Ib pero ni siquiera se animó a despertarla.
-Muy bien... la ultima vez utilizamos pincel... el pincel, tal vez bro... no, es lo mismo...- dejando su postura jorobada suspiró rascando su cabeza, qué sería algo nuevo que pudiera llevar a la clase? Encargó pequeñas pinturas... ni un pincel... Giró su cabeza y ahí había lienzo para pintura, mantas... lienzo... y ahí fue cuando una cálida sonrisa se reflejó en sus rosados y vivos labios, deslizó su dedo por su mentón ante tan grato recuerdo- Funcionó con la pequeña rosa, por qué no habría de funcionar con los chicos universitarios? además de que ya van a salir próximamente de vacaciones...si! este- expresó convencido. Llamó a una de las trabajadoras del local pidiendo un bondadoso tamaño de aquella tela, tenía que hablar con el director y pedir que despejaran un poco el almacén, Garry estaba consciente de que la vida universitaria no era sencilla, que uno puede guardar mucho estrés bajo sus hombros y no poder quejarse porque en la universidad... a unos años de ser un profesional no había escusa que valiera lo suficiente. Pagó por aquella tela y volvió a la casa de los padres de Ib, abrió la puerta y se encontró con las migajas en la mesa y un adulto emergente sentado en el sofá mirando las caricaturas, le hizo reír un poco- Bien, ya llegué por si te interesa, ¿Disfrutaste el desayuno?- preguntó dejando las compras a un lado para recoger los platos. Echó una pequeña vista a las flores y luego se dedicó a lavar las vasijas antes de que el hedor de huevo se impregne.

- Estuvo rico, gracias- dijo Ib dándole la espalda al televisor para dedicar su atención a las acciones que el mayor elaborara-A dónde fuiste? y eso que llevas ahí que es?-

- Has escuchado la frase... "Una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber" de Blaise Pascal? Pues creo que tienes los síntomas- él ríe e Ib solo hace un puchero.

- Con un: no te puedo decir. Bastaba- dijo como en son de reproche y suspiró- Porqué no me levantaste? pude haber ido contigo-

- Quise intentarlo pero estabas de verdad dormida, así que decidí que no sería apropiado molestarte, la próxima vez voy a despertarte con un...- abrió sus ojos ante la imprudencia que serían sus palabras si llegara a terminar esa frase, no se trata de sus amigos dos años mayores o menores, ni de las chicas que solían buscarle bronca y con un solo coqueteo caían al suelo ruborizadas, humilladas. Era Ib y además de que era su alumna, era la niña de quien había protegido, cuidado y pasado la mayor parte del tiempo cuando era adolescente, le tenía el suficiente cariño para evitar pasarse de listo con ella- Con... un... buen susto- completó.

MI NIÑERO GARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora