Capítulo 9

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"Invisible"


Capitulo IX: "Porque no sabes el dolor que se siente al perderlo todo, me encerré en la habitación y en un rincón me puse a llorar –Porta"



— No tienes porqué odiarte.

—Justin —susurra—, no me conoces.


Sé que tiene razón cuando mi estómago se tensa en respuesta y ella mira al frente como si no tuviese nada más que decir. Quiere ir a casa, se percibe a millas.


—Yo sé —susurro—. Pero quiero ayudarte.

— No puedes —dice, casi riendo con ironía—. Esto depende de mí, lo hago porque me hace bien.


Una sensación de impotencia se apodera de mí.


— No es la solución, Kath. Puedes buscar una salida.

—Lo sé —dice. Relaja los hombros y suelta un suspiro—. Pero también sé que tengo la culpa de lo que me sucede y me merezco esto.

— ¿Qué te mereces? —Pregunto, y sé que no quiero saber la respuesta.

—Estar así, los cortes.


Y cuando me doy cuenta acabo de gritar negándome al hecho de que alguien pueda merecerse semejante odio hacia su persona. Le grito sin controlarlo, grito porque sale de lo más profundo de mi ser mirarla a los ojos y negar que pueda merecer algo tan horrible una persona tan hermosa.


— ¡No, Kath no!

— Estoy bien — susurra en un intento por consolarme.

— No necesito que mientas — murmuro, casi enojado.


Nos sumimos en un profundo silencio donde los dos sentimos que al hablar podemos hacerle daño al otro. Cuando soy consciente del control de mis manos muevo el coche a un costado de la calle, pero sigo rehusado a dejarla en su casa. No importa lo que crea, simplemente no puedo abandonarla con sus demonios.


—Me odias. —Oigo casi a lo lejos—. Tú me odias. —Parece pensar en voz alta.


Volteo a verla contemplando sus ojos en la tenue luz de las calles, sus mejillas mojadas de lágrimas se asemejan a la lluvia cayendo sobre Georgia, sus manos temblorosas y asustadas como si alguien fuera a hacerle daño.


— No te odio. ¿Cómo crees que podría odiarte, Kath. Tú me importas.


Niega con la cabeza intentando quitar mis palabras de la misma.


— No puedo significar algo para ti si hace tan solo un mes que nos conocemos. No es nada, Bieber.

—No me llames así —digo, con los dientes apretados—. Acepto que me acerqué a ti por simple curiosidad, es cierto. Pero donde antes había intriga ahora hay amor, y es amor del bueno porque tú me importas. Creo que tenemos una amistad, —trago saliva nervioso—, creo que puedo ayudarte y quiero hacerlo. Déjame hacerlo.

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