Invisible.

Capítulo 26

  "Invisible" 

Capítulo XXVI: "Depression is back."

El viernes por la mañana llego tan temprano al colegio que hay solo dos personas en los pasillos. Tengo tiempo de intercambiar mis libros y acomodar el desastre que es mi casillero. pronto llegan Ryan y Chaz a hacerme compañía hasta que entramos a la primera clase ocupando asientos al final del salón.

Estoy intentando bloquear mis pensamientos sobre Katherine desde que me desperté esta mañana, pero sé que me hace daño y tengo que tomar distancia para no molestarla. Gracias a Dios no la he visto en los pasillos y no parece querer aparecerse en este periodo.

Como si me leyera la mente, Ryan pregunta:

  — ¿Dónde está Katherine?

— Me pregunto lo mismo que tú.

Mi amigo se encoge de hombros restándole importancia cuando el profesor entra a ocupar su lugar detrás del escritorio. Mis ojos vuelan a la puerta del salón cuando Katherine se detiene en seco en el umbral de la puerta con los libros pegados a su pecho.

  — ¿Nos acompaña, señorita Miller?

— Disculpe.

Entra apresurada, más que eso, desesperada por encontrar un lugar. Pasa por el medio del salón perseguida por las miradas de cada uno de los estudiantes que ya ocupan un lugar, toma asiento al lado del un chico al fondo dejando los libros sobre la mesa de madera. El chico de cabello oscuro y ojos negros como la noche se limita a dirigirle una mirada cargada de desprecio a Katherine que intenta mantener la compostura, lo mira para sonreírle con cierta incomodidad, pero él corre la silla un poco más cerca de la pared intentando no acercarse a ella y desvía la mirada al frente.

Tenemos historia en el segundo período y soy consciente de que a Katherine y a mí nos queda bastante del trabajo para entregar. Pero decido que no voy a acercarme a decirle, simplemente me voy a mantener alejado y quizá más tarde le envíe un texto para que me pase las hojas así dividimos lo que queda.

Les comento a mis amigos que esta noche tengo una especie de "pijamada" con mis hermanos que están de visita en Georgia, lo que les emociona porque los quieren como si fueran sus propios hermanos, así que se autoinvitan para pasar la noche con nosotros. Me río al pensar que si la gente supiera lo que hacemos los fines de semana seríamos el hazmereír de la secundaria entera.

  ——— o ——— 

Mi fin de semana se resume en tres palabras: hermanos, amigos, diversión. Gracias a Dios todo sale como se planeó, compramos frituras, sodas y tiramos colchones en el living mientras mamá pide pizzas. 

La relación entre mamá y papá siempre fue buena porque tuvieron que encontrar la manera de llevarse bien para que yo estuviese bien. Los veranos los pasaba en Canadá mientras que el año escolar en Estados Unidos, y ambos estuvieron de acuerdo, aunque nunca fui un chico que trajera problemas a casa, simplemente me limité a hacerlos sentir orgullosos. 

No quise hablar con Katherine durante esos dos largos días, y resultó mejor de lo que esperaba, porque no tuve problemas ajenos y aunque me sienta mal por decir que ella es cierto peso en mi vida, es verdad que se vive mejor sin tener a alguien que se enoje contigo por cosas que no haces. Si hubiese necesitado mi ayuda ya me habría llamado, y como no lo hizo supongo que no necesita de mí.