Capítulo 35

77 5 0
                                        


  "Invisible" 



Capítulo XXXV: "A veces debemos dejar que los demás hagan cosas por nosotros, sino nunca sabremos si les importamos o no."



Cuando por fin suena la campana Katherine me sigue por los pasillos hasta llegar a la secretaría donde una mujer de cabello rojizo y ojos claros nos observa de arriba abajo antes de tendernos el pase con fecha y hora de la detención.

Katherine se siente tan avergonzada que no habla, no me mira y cree que todos van a juzgarla cuando en realidad el 80% del alumnado ha asistido a detención por lo menos una vez en su vida escolar.


—¿Qué ocurre si no vengo? —Pregunta por lo bajo.

—Créeme, tienes que venir.


Su boca forma una perfecta O mientras me sigue por el largo pasillo que nos lleva directo a nuestros casilleros, pero antes de llegar nos encontramos a dos morenas que caminan en dirección contraria a nosotros y fulminan a Katherine con la mirada como si de un bicho raro se tratara. Mi chica invisible parece querer esconderse detrás de mí cuando me toma por el interior del codo pegándose a mi cuerpo. Las dos chicas desvían la mirada hacia mí como si fuera una especie de escudo protector de Katherine y los cuatro seguimos nuestros caminos hasta que nuestras miradas no pueden cruzarse.


—Malditas perras —murmura—. Esas dos el año pasado me dejaron encerrada en un cubículo del baño.


¿Cómo es que existe ese tipo de gente?


Ya no hay rastros de la sonrisa de Katherine, no le gusta la idea de ir a detención y ahora que sé que está recordando el incidente en el baño con las chicas que nos acabamos de cruzar, debe tener el nudo más grande ocupándole el orificio de la garganta.


—¿En qué te vas? —Pregunto mirando el reloj.


Alza la vista de sus ojos vacíos y me observa durante unos segundos.


—Caminando.


Mis ojos intimidan los suyos mientras decido si molestarla para que venga conmigo en vez de caminar bajo la lluvia o dejarla en paz, que haga lo que a ella le plazca. Opto por la segunda, ya que más temprano se negó a que me ocupara de ella en este día de lluvia.

El reloj marca la hora exacta de la salida y la campana suena dejando en silencio al profesor y llenando el salón de actividad apresurada. Cada uno se prepara rápidamente y comienza a salir por la puerta del salón mientras entablan alguna que otra conversación al paso.

Katherine guarda sus cosas sin emitir palabra alguna y se cubre las muñecas con la manga de su campera antes de esquivarme para salir del salón. Guardo mi cartuchera y cierro la mochila de un tirón para correr fuera del salón.

Ella me espera parada en la puerta.


—¿Quieres que te lleve a casa? —Digo pensando que tengo que dejar de querer cuidarla —. Mamá viene por mí.

Invisible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora