Capítulo 28

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  "Invisible" 




Capítulo XXVIII: "¿Cuántas veces dijiste que sería la última vez?"



Preparo un desayuno nutritivo para Katherine que me espera sentada en la barra sosteniendo la cabeza entre sus manos. Algo de fruta acompañada por un tazón de leche con cereales de trigo. Lo mira con expresión severa antes de hundir la cuchara en los cereales para atrapar algunos, me siento a su lado observándola detenidamente cuando se lleva la comida a la boca para saborearla.


  — ¿Crees que puedas dejar de verme? Me incomoda.


Me río intentando quitar la tensión entre nosotros, ella me sonríe de lado con la boca llena de cereales. Apoyo los codos en el desayunador y me inclino hacia ella observándola fijamente.


  — En serio — murmura.


Al ver que no le hace gracia aparto la mirada y me incorporo. Procede a desayunar en silencio mientras yo doy vueltas por la cocina con el móvil en la mano, finamente aparta el tazón vacío de cereales y toma el tenedor para seguir con la fruta cortada en trozos sobre un plato frente a ella. Gira el cubierto entre sus dedos observándome sonriente.


  — ¿Quieres? No puedo con todo esto.


Me encojo de hombros antes de volver a sentarme a su lado.


  — Yo ya desayuné.

— Es que no quiero todo esto.

—  Vale — digo con una mueca—, te ayudo.



Atravieso la cocina en busca de un tenedor y vuelvo a ocupar el lugar a su lado.  Los perfectos cuadrados de fruta comienzan a desaparecer a medida que pinchamos con los tenedores. Katherine toma uno cada dos míos intentando comer menos que yo, pero no es tan astuta porque antes de que se acaben me aparto del plato soltando el tenedor.


  — Es tu desayuno, cómete lo que queda. 


Ladea la cabeza con expresión queda.


 — En serio, Katherine.


No voy a dejar que se mueva de la silla hasta que se termine todo porque sé que es muy probable que esta sea la única comida de su día. Sus ojos me suplican que la deje ir en paz, pero en el fondo sabe que necesita que la obligue a comer porque es lo correcto.

Pincha un cuadrado de manzana llevándoselo a la boca sin apartar los ojos de mi rostro.


  — No te enojes tanto — digo frunciendo el ceño.


 Le quito el tazón sucio y doy media vuelta para llevarlo al fregadero y lavarlo para no dejar rastros de desayuno para cuando regrese mamá. Katherine termina la fruta y me tiende el plato para que también lo deje impecable. Doy media vuelta cuando acabo encontrándola con los brazos cruzados sobre el desayunador y el rostro hundido en ellos. Me seco las manos en los vaqueros a medida que me dirijo hacia ella. Le paso un brazo por encima de los hombros atrayéndola hacia mí para besarle el pelo.

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