Capítulo 27

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  "Invisible" 




Capítulo XXVII: "Silencio es otra manera de decir 'dolor' "



Cierro mi mano en un puño para golpear dos veces la puerta de madera del baño. Quizá me estoy arriesgando y ni siquiera sea Katherine. Los sollozos se detienen en seco. Me tengo que arriesgar a entrar si veo que nadie responde a mi llamado.


  — ¿Katherine?


Sea quien sea, se mantiene en silencio.


 Entro despacio intentando no asustar a la persona que se encuentra allí dentro. El baño de mujeres es del mismo tamaño que el de hombres, pero contiene más baños individuales, un espejo del doble de grande y dos lavabos más. Cinco puertas se encuentran abiertas mientras que una permanece cerrada. Me alejo para inclinarme en busca de los pies de la persona y me encuentro con dos Vans negras que cuelgan sin moverse un centímetro. Me enderezo acercándome intentando buscar la manera de hablarle con dulzura. Mientras no entre nadie más, todo va bien.


  — ¿Te encuentras bien?


 Siento que maldice revelando su identidad, es claro que ella odia esa pregunta porque la considera ridícula en su situación. ¡Bingo!


  — Katherine ya sé que estás allí. ¿Puedes salir? Hablemos.

— No. — Su voz es débil y temblorosa—. Vete, Justin.


 Apoyo la frente en la puerta cerrada dejando escapar un largo y frustrado suspiro.


— Vamos, sal de allí.

— Dije que te vayas.


Aprieto los puños con fuerza.


  — ¿Sabes? Luego no preguntes por qué no quiero hablar contigo.


Salgo del baño con pasos decididos porque la situación me tiene más cansado que preocupado. Detrás de mí escucho ruidos apresurados antes de cerrar la puerta. Pero sigo caminando en dirección al salón.


  — Justin — me llama en una silenciosa súplica.


Doy media vuelta para encontrarme a una Katherine totalmente destruida. Sus ojos son dos bolas rojas aguadas, se cubre la boca con ambas manos sacudiendo su cuerpo con cada sollozo que se escapa de sus temblorosos labios. 


  — Ven aquí — digo, estirando los brazos en su dirección.


No lo piensa dos veces antes de refugiarse en un cálido abrazo de mi parte mientras llora desconsolada.


  — No te vayas, no quiero que lo hagas. — Las violentas sacudidas de su cuerpo hacen que me preocupe—. Te necesito.


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