Capítulo 5

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"Invisible"


Capitulo V: "Si te critican físicamente, es porque no encontraron defectos en tu personalidad."


La obligo a terminar con su café, luego come unas galletas que compré, pero hasta ahí acepta y yo tampoco quiero presionarla para que coma.

Al mirarla a los ojos la veo indefensa, pero ella me distrae diciendo cosas sin sentido, para hacerme sonreír.

Opto por preguntarle si quiere no volver al colegio y yo me encargo de llevarla a su casa, pero ella niega enérgicamente con la cabeza y luego pone mil y una excusas porque no quiere perder clases, quiere saber de qué tratarán las clases la semana que viene, etc.

—¿Por qué debemos volver?

—Porque debes aprender, Justin —me dice jugando con sus manos.

—Voy todos los días. Faltar uno o dos días no arruinaría nada.

Alza la vista y la fija en la mía, luego sonríe levemente. Le devuelvo la sonrisa y me pongo de pie haciendo que deje de verme a los ojos, no soporto ver las lágrimas acumuladas en la orilla de sus preciosos ojos marrones. Asiento con la cabeza un par de veces esperando que no se dé cuenta de mi expresión lamentable.

—Voy a pagar y vengo.

Asiente imperceptiblemente y se queda allí sentada jugando con las mangas de su buzo. La observo desde el mostrador, nuevamente se toca las muñecas, pasando un dedo de izquierda a derecha, con una mueca de dolor, y luego vuelve a esconderla detrás del pedazo de tela.

Pago y vuelvo a su lado.

—¿Nos vamos?

En completo silencio se pone de pie y comenzamos a caminar. Va con la cabeza gacha, como siempre que camina en los pasillos del colegio, sin mirar a nadie y sin prestar atención a nada más que sus pensamientos, que de seguro son lo que le revuelve el estómago, no quiero tomarle mucha importancia porque sino terminaré preguntando de más y ella va a optar por alejarse de mí.

—Entonces... —Murmuro-, ¿eres de aquí o...?

Me observa dos segundos, luego aparta la mirada y sonríe, no la observo pero veo cómo asiente una vez antes de suspirar.

—Si, de aquí, ¿tú?

—Canadá.

Alza ambas cejas sorprendida por lo que acaba de escuchar, aunque siempre me han dicho que llevo lo de ser canadiense bien en la sangre y en las expresiones, pero ella parece no haberlo notado. ¿Es que acaso no mira a su alrededor? Pero lo dejo pasar y asiento haciéndole saber que si, soy de Canadá y ha escuchado bien.

—¿En serio?

Su sonrisa se explaya, así que se la devuelvo.

—¿Has estado allí?

Niega con la cabeza juntando sus labios en una línea recta.

—Bueno, algún día podrías acompañarme.

Sigue sin hablar, es todo puro gestos, así que me atrevo a observarla para saber qué piensa o por lo menos llegar a intimidarla para que me hable dando una respuesta aunque sea sin sentido, pero escucharla hablar me hace sentir que ha dejado de revolver sus pensamientos.

—¿Tienes familia allá?

Lo logré.

—Mis hermanos y mi papá.

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