Capítulo 15

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"Invisible"



Capitulo XV: "Con una sonrisa se puede ocultar un par de muñecas destrozadas."




Christopher tiene nueve años y una cara redonda con ojos marrones soñadores que te dejan encantado. Cuando me divisa cerca de él sonríe.


  — Chris, él es Justin. Justin, él es Christopher. —Se endereza para mirarnos a ambos.


Chris me tiende una mano que estrecho en un apretón, luego me sonríe y vuelve rápido cerca de su hermana.


  — Marco dice que ya vamos a almorzar. — Le toma la mano—. Deberías apurarte — susurra.


Katherine se asegura de que no haya escuchado la última parte con un intento fallido de sonrisa. Chris la observa atento cuando ella junta sus manos y se inclina hacia él con dulzura.


  — Dile que ya bajo.


Los hombros tensos de Kath me dan a entender que con Marco no se juega, es de esas personas a las que no deberían hacer enojar. Así que Chris sale de la habitación pegando saltos y tarareando una canción. 


  — Bueno...


Pero sus palabras se ven interrumpidas por el molesto ruido de mi móvil que anuncia una llamada.


— Ya bajo, mamá — digo, agobiado.

— Rápido—dice, y cuelga la llamada.


Ruedo los ojos sabiendo que está furiosa y voy a tener que soportar que me grite durante todo el trayecto a casa. Me siento triste de tener que irme y a la vez feliz de que hayamos progresado con Katherine que ahora me mira esperando que diga algo.


— Bueno, tengo que irme — murmuro. Guardo el móvil y le tiendo los brazos—. Ven aquí.


No lo piensa dos veces y se abalanza dentro de mis brazos para que la estreche con fuerza. Le beso la coronilla antes de posar mis labios sobre su helada nariz.


  — Cuídate, ¿si? — Le digo al oído.

— Lo haré.


Al separarnos sus ojos brillan esperando algo más, sonríe avergonzada cuando sus mejillas se tornan rosadas y acomoda su cabello con nerviosismo. Me inclino para darle un suave beso en los labios.


  — Nos vemos mañana.


Asiente antes de salir de la habitación para que la siga. La sala se encuentra vacía cuando bajamos, y por eso mismo Kath me apura para que abandone la casa. Cierra a medias la puerta detrás de ella cuando nos encontramos en el techo de la entrada.


— Si necesitas algo, ya sabes.

  — Gracias — murmura.

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