Capítulo 18

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Estas últimas semanas han pasado demasiado deprisa. A penas hemos tenido tiempo para respirar entre exámenes y trabajos. Sam se fue de la habitación a los pocos días de todo el escándalo. Al principio siguieron ocultando su relación, pero la semana pasada se los vio juntos el fin de semana. Al menos eso es lo que ha llegado a mis oídos. Me quito la ropa deportiva, completamente empapada en sudor, y me meto bajo la ducha. Esta mañana salí de nuevo a correr. Masajeo mi cuero cabelludo creando espuma y froto mi cuerpo con gel de ducha. Me encanta tener las duchas solo para mí, a estas horas es imposible encontrarse con alguna chica. Todas duermen. Termino de ducharme y me visto con algo cómodo para bajar a desayunar.

Hace tiempo que ya no nos sentamos junto a los "populares", Paula y yo decidimos unirnos a la mesa de Bruno con Chris. Tengo que reconocer que desde que desayuno a su lado, empiezo los días de otra manera. Y estas últimas semanas lo he agradecido enormemente. Tras lo sucedido, estuve en una especie de depresión. Aun no me creo que Sam fuese capaz de hacerme tanto daño y estar orgullosa de ello. Antes de ayer, Jessica me contó que hablo con ella, y que se sentía triunfante de haberme robado el novio. Lo cierto es que, por el tema de Matt, estoy muy aliviada. Por fin, después de años, he superado la obsesión que tenía con él. Ahora, desde la distancia, me doy cuenta de que nunca llegue a sentir amor por él. Incluso sé que lo que sentía era admiración. Al fin y al cabo, era el capitán de fútbol, y en primero todas babeábamos por él.

No llevo ni media hora en el comedor, cuando ya está prácticamente lleno. Paula y Chris ya están en la mesa, y todos debatimos sobre el examen de filosofía. Sorprendentemente, es la única asignatura que soy capaz de sacar por mí misma, e incluso me atrevería a decir que me gusta. Miro mi asiento de la izquierda y noto su vacío. Debería estar acostumbrada a que Bruno aparezca mucho más tarde que el resto. Estamos discutiendo sobre el razonamiento cuando entra en la sala. Noto enseguida su presencia. Lleva el pelo despeinado, como siempre a estas horas, y una sonrisa mañanera de lo más mona. Nuestras miradas se encuentran solo un segundo, para después reemplazarme por su dichoso café doble. ¡Que vicio tiene!

—Bon día —pasa por mi lado y me sacude el pelo con sus manazas antes de tomar asiento. Protesto inútilmente—, ¿de qué hablabais?

Chris se lanza a explicar nuestra conversación. Abre la boca, pero la mano del rubio en alto lo hace callar.

— ¿Qué pasa? ¿No te gusta filosofía? —pregunta Paula tras sus gafas.

—Es muy pronto para eso —dice y pega un gran bocado a su donut. Chris pone los ojos en blanco y se une a una conversación más privada con Paula, que parece encantada de seguir debatiendo—. Me encanta como llevas el pelo hoy.

Entrelaza un mechón de mi pelo entre sus dedos y empieza a jugar con él. Tengo que recordarle a mi cuerpo que siga respirando con normalidad, porque me he quedado sumergida en sus ojos y su sonrisa.

—Lo llevo como siempre.

—Pues me gusta —señala una vez más. Asiento, avergonzada.

— ¿Te cuesta mucho peinarte por las mañanas?

—Sabía que tarde o temprano dirías algo sobre mi pelo —se gira para tenerme de frente—, ¿no te gusto por las mañanas?

—No me gustas a ninguna hora —bromeo y trago saliva.

Qué difícil es mentir y seguirle el juego cuando lo tengo tan cerca. No sé si es por todo lo que ha pasado con Sam, o mis hormonas, pero últimamente me he vuelto una gelatina a su lado. Y estoy segura de que lo ha notado. Poco a poco tenemos menos conversaciones normales, porque termino balbuceando mierdas. Espero que, sea lo que sea que esté sintiendo, pueda desaparecer pronto. O terminara por darse cuenta de lo que me pasa y arruinaré nuestra amistad.

OLVÍDAME. Esto es la guerra - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora