Ha pasado una semana desde que cometí el estúpido error de besarla. Desde entonces, he intentado volver a mi plan inicial, y pasar de ella; esquivarla por todos lados. Aun así, es inútil encerrados aquí dentro, y cada vez que la he visto me ha clavado cuchillos con los ojos. Mi primera opción ha sido acudir corriendo a alguna chica, pero al final me he rendido. Está claro que no me consuela, y ni siquiera tengo ganas de intentarlo.Estoy sentado en el centro de las clases, mientras los demás comentan sobre el examen de historia. Levanto la cabeza, sabiendo que ella está cerca. Es asombroso como mi cuerpo sabe cuándo lo está. La localizo en las escaleras agarrada del brazo de Paula compartiendo risas con ella. La mirp reírse y siento un pinchazo en el corazón. Es tan jodidamente perfecta. Echa su pelo hacia atrás y se acomoda su dichosa mini falda. Maldito el día en que decidieron el diseño del uniforme. Ya me cuesta mantenerme lejos de ella, cómo para estar soportando verla con esas piernas al descubierto; o lo que es peor, ver como los demás tíos la devoran con la mirada. Se deja de reír y busca desde lo alto del escalón. Sabe que la estoy observando, y aprovecho mientras mira en otra dirección para llenarme con cada detalle de su rostro. Al final, dejo de hacer el gilipollas, cojo mis libros y entro en clase minutos antes de que empiece. Con ella delante, no puedo centrarme.
[...]
Llevo todo el maldito día debatiendo si ir o no a su dichoso cumpleaños. Al final abro el armario, y media hora antes de que empiece, comienzo a vestirme con el primer traje que encuentro. No puedo perderme su cumpleaños y joder, no puedo dejar pasar la oportunidad de estar junto a ella. Igual que esta mañana. No sé qué demonios me pasa, pero estos últimos días se me está haciendo imposible mantenerme alejado de ella aunque sea unas horas. La busco en todas partes e intento mirarla mientras ella no se da cuenta de mi presencia. Cuando le mentí y le dije que estaba con ella por un juego, vi como poco a poco mi mundo se iba a la mierda. La vi sufrir y llorar, y juro por dios que sentía como me iba muriendo poco a poco. Lo único que me mantenía con vida era el pensar que sea el que fuera el dolor que estaba pasando, nada se comparaba al mío. Nada se compara con amar a la única persona con la que no puedes tener nada.
Hoy, cuando me he levantado, no me podía sacar de la cabeza la idea de ir a verla. Necesitaba desearle feliz cumpleaños, y darle su regalo. Esa maldita pulsera lleva conmigo todos estos años, y cada año la miraba y deseaba que todo fuera diferente, que nuestras vidas no se hubiesen alejado. Y este año, después de arriesgarme y venir a recuperar nuestra amistad, y conseguir todo lo que había deseado, al fin podría dársela. Y ahora, ahora todo se había ido a la mierda. La noche anterior me repetí mil veces que era mejor dejar pasar los años, quizás algún día podría dársela con otro cariño, otro amor. Pero ya vez, nunca hago caso a lo que debería hacer y al final he acabado en su habitación. Tanto tiempo esperando ver su rostro iluminado por ese pequeño gesto, y lo que he recibo a cambio ha sido más doloroso que todo lo que he vivido.
Salgo por la puerta y entro en la sala. Hay un montón de alumnos, todos con sus mejores galas, bebiendo bebidas sanas y disfrutando. Lo que daría por beberme un jodido whisky y olvidar todo lo que está pasando. La sala esta prácticamente a oscuras, apenas con unas pocas luces sutiles, hay un montón de lilas, y telas blancas colgando del techo, llegando hasta el suelo creando una ambiente cargado de magia y elegancia. Algunos arboles blanco con luces, llaman mi atención. Tengo que reconocerlo, está todo increíble. Me siento en los sillones y empiezo a dudar de lo que hago. No creo que sea buena idea estar aquí. Arruinaré su cumpleaños y eso es algo que jamás me lo perdonaría.
Me levanto, dispuesto a irme, justo cuando la veo entrar con sus amigas. Se queda en la entrada, llamando la atención de todo el mundo. Esta increíblemente irresistible debajo de ese vestido con escote pronunciado y las piernas al descubierto. Va a juego con los colores de la sala. Estoy seguro de que sus intenciones al ponérselo no han sido del todo buenas. Sacudo la cabeza, y con todo el esfuerzo del mundo me hago paso para salir de allí. No soporto verla así de deslumbrante. Justo cuando llego a la entrada se interpone en mi camino y sonríe radiante, coqueteando con su pelo. Está claro, quiere joderme.
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OLVÍDAME. Esto es la guerra - Completa
Teen FictionAlessandra Marzolini lo tiene todo: belleza, popularidad y al mejor novio del internado. Bruno Brachielli es todo lo que ella odia en un chico: arrogante, mujeriego y conflictivo. Regresa a su vida para poner todo patas arriba. Hace años que no s...