Capítulo 23 parte II

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Maratón[1/2]

Nos deslizamos dentro de la casa sin dejar de besarnos en ningún momento. No sé cómo hemos; todo el trayecto ha sido un recuerdo borroso de besos y caricias en el asiento trasero de la limusina Al principio empezó con simples besos, inocentes, pero se fue profundizando y Bruno noto enseguida mi cambio de actitud.

Aun agarrados subimos las escaleras con dificultad. Tropiezo con un escalón y él se separa de mis labios solo para reírse de mí. Lo fulmino con la mirada y atraigo su cabeza de nuevo hacia mi boca. Gruñe bajo mi lengua y me aprieta con más fuerza el abdomen.

Abre la puerta mientras camina conmigo de espaldas. Sin encender la luz, nos movemos hasta la cama. Me lanza y rebotó varias veces sobre su colchón. Lo veo quitarse la dichosa americana, la tenue luz que entra por la ventana a penas me deja distinguir su figura. Se acerca de nuevo a mi lado y se desliza por la cama, hasta tenerme entre sus enormes y musculosos brazos. Me deleito acariciando su tonificado cuerpo por encima de la camisa. He deseado hacerlo desde la primera vez que lo vi sin camiseta. Su respiración se entrecorta. Desliza su suave lengua por mi boca y me derrito. Literalmente.

Su mano derecha toca mi espalda baja mientras la izquierda me sujeta de la nuca para tener más acceso a mi boca. Nos separamos para recuperar el aliento. Su mirada me deja atónita. Tiene los ojos oscurecidos, y me mira nerviosamente mientras su respiración entra y sale por su boca, acariciándome con su aliento el rostro. Miro sus labios, deseosa de más. Es increíble lo poco que me sacia sus besos.

Dispuesta a quitarme los tacones observo que el vestido se me ha levantado por encima de los muslos. Tapando lo justo. Giro el rostro para mirarlo y sus profundos ojos se clavan en el filo de mis piernas. Echa aire por la boca y su mano me acaricia. Sube con pequeñas caricias desde la rodilla hasta el vestido y me lo desliza de nuevo a su lugar. Gruño molesta y me termino de quitar los tacones. Me deslizo torpemente sobre él y nuestras cabezas se chocan. Su risa invade la habitación y yo trago saliva nerviosa. Vuelvo a intentarlo y me tumbó sobre él. Reacciona tarde, y deja de reírse. Me agarra con firmeza y me acerca a su lado. Deslizo mi lengua por su boca y lo beso apasionadamente. Demostrándolo que quiero más. Tras unos minutos, se aparta de mi boca y me mira con el ceño fruncido desde abajo.

—Less, ¿qué pretendes?— pregunta rompiendo el silencio. Su voz entrecortada me hace ponerme más nerviosa. ¿Porque ha tenido que hablar? Vuelvo a inclinarme sobre él y beso su cuello con desesperación. No quiero que piense—, Less, Less, espera.

Me aparta suavemente de él y yo me tumbo a su lado de morros. Me cubro la cara con las manos avergonzada «Que desastre soy» pienso para mí misma. Se fija en mí y me acaricia el brazo con delicadeza. La piel se me pone de gallina. Ni siquiera soy capaz de pensar con claridad cuando me toca así.

—No te estoy rechazando, Less. Es solo que si queremos ir despacio, no creo que sea buena idea que te contonees encima de mí de esa manera. Estoy hecho de carne —dice sin apartar sus ojos profundos de mi cuerpo. Me analiza despacio.

—No quiero que te contengas —le reclamo en pucheros. Estoy segura que mi rostro es del mismo color que los tomates.

—Ya lo hemos hablado, no tienes por qué sentirte presionada. No soy Matt, no me iré a ninguna parte —me explica. La escasa luz que entra por la ventana se refleja en su rostro, sombreando sus fracciones. Es jodidamente hermoso.

—No lo entiendes —le digo y me incorporó sobre su abdomen. El aun está tumbado bajo de mí, me mira con el ceño fruncido—, no quiero esperar más.

Sus ojos se agrandan y me mira con la respiración contenida. Le sostengo la mirada, controlando mis nervios. Quiero demostrarle que estoy preparada. He evitado este momento con Matt porque nunca sentí esta atracción que siento por él. Aun antes de besarnos, ya sentía que mi cuerpo reaccionaba diferente a su lado. No entendía que era, pero ahora lo se. Y puede que sea mejor esperar; a penas hace unos días que nos confesamos nuestros sentimientos, pero no quiero esperar más. Estoy segura de lo que siento por él y no veo necesidad de alargar mi sufrimiento.

OLVÍDAME. Esto es la guerra - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora