Capítulo 13

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*Reproducir Brian Melo - All I Ever Wanted*







Desayuné donde siempre, con los de siempre; pero no pude evitar sentir que todo era diferente. Miré a mi derecha y el asiento de mi novio estaba vacío, en frente tenía a Paula bromeando con Chris con una pajita y lo más extraño está a mi izquierda. Sam estaba desayunando en completo silencio, de vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y sentía que me mataba con la mirada. ¿Cómo podían cambiar tanto las cosas en dos meses?

No pude evitar sentirme absolutamente sola. Miré automáticamente hacia la mesa de Bruno y sonreí al verlo. Estaba sentado junto a Derek y su risa se escuchaba en toda la sala. Echó la cabeza hacia atrás junto a sus carcajadas, y al verlo así me dieron ganas de correr a su lado y oír cualquiera de sus tonterías. Eché de menos esa sensación que daba tener a Bruno cerca. Esa tranquilidad y ganas constantes de reír. Esa risa que provocaba dolores de barriga y ganas urgentes de correr al baño. Metí mi cuchara en los cereales con leche, y sin que nadie se diese cuenta, espié a Bruno y a su mesa e ignoré los problemas de la mía.

Cuando terminó la hora de la comida, caminé por detrás de Paula y Chris intentando no escuchar sus conversaciones de recién enamorados. Hacían tan buena pareja y derrochaban tanto amor que me sentí incomoda. Jamás en mi vida había tenido algo similar. Lo máximo que tuve con Matt fueron besos apasionados y caricias. Pero nunca me miró de la misma forma que Chris miraba a mi Pauli. Estaba tan feliz por ella. Sus ojos brillosos me hicieron pensar que, en realidad, yo tampoco miré nunca a Matt de esa manera.

Aun no sabía qué se suponía que éramos. No habíamos hablado desde que me dejó sola en la sala de ocio. Me había levantado decidida a solucionarlo, pero no apareció en el desayuno. Sentía la barriga revuelta, no sabía si era por los cereales o por el malestar que tenía.

Entré en el aula de biología mirando mi libro y Jessica se tiró encima de mí.

— ¡Qué envidia, tía! ¡Tienes el mejor novio del mundo! —gritó y la acompañaron un par de compañeras más. Miré confundida a mis alrededores y descubrí el motivo de sus gritos. Me acerqué despacio a mi mesa donde había un montón de globos rojos volando atados a un sobre con mi nombre.

Pasé mis manos por el papel y sonreí fingiendo para que nadie se diese cuenta de mis verdaderos pensamientos. ¿Por qué me había mandado algo así después de llevar casi dos días sin hablar? Vi a Paula que me animaba a abrir el sobre con los ojos. Lo hice y leí lo que estaba escrito en silencio.

Espero que puedas perdonarme.

¿Quieres ser mi acompañante en la fiesta de Halloween?

Con amor, Matt

Leí otra vez más y me quedé incrédula. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

— ¿¡Qué narices!? —me sobresaltó la voz de Bruno a mis espaldas. Empezó a dar manotazos a los globos mientras los miraba con resentimiento. Guardé otra vez la nota en el sobre deprisa. Me di la vuelta para enfrentarlo. Nuestros ojos se encontraron y me analizó con la mirada. Sentí su rechazo. Las chicas empezaron a preguntarme ansiosas que ponía la nota.

—Pone: ¿Quieres ser mi acompañante para la fiesta de Halloween? —aclaró Matt uniéndose al pequeño círculo alrededor de mi mesa. Algunas de ellas gritaron como niñas de ocho años y él se plantó frente a mí para darme un beso en la mejilla—. ¿Qué dices, nena? ¿Serás mi acompañante?

OLVÍDAME. Esto es la guerra - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora