-Día 2-

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Cisaphyr


Se me estaba empezando a aclarar la vista. Me sentía muy cansada, sin fuerzas.
Un dolor agudo me devolvió a la realidad en un instante.

-¡Ahhg...!

Mi hombro derecho estaba cubierto por una venda. Pasé mi mano por encima de ella para comprobar que era real y otra punzada de dolor lo confirmó.

Todo estaba oscuro.
Todo salvo un enorme foco de luz que entraba por el otro lado de la "estancia".
Entre la oscuridad que inundaba la parte en la que me encontraba y aquel foco que me cegaba, no conseguía ver nada en absoluto, pero mi experiencia en el bosque durante estos últimos meses no me daban lugar a duda: estaba tumbada sobre una pila de hojas de Moal.

Empezaba a dolerme la cabeza.
Montones de imágenes aleatorias y sin sentido aparente oscilaban en mi cabeza: Rena, el guardapelo, Gael, su intención de ir a la montaña de nuestra infancia, Luna convertida en dragón, encargados de la organización vigilándonos, flechas, licántropos, grandes alas naranjas cubriendo mi cuerpo...

¿Eran imágenes de las últimas horas o lo había soñado?
Y si lo había soñado, ¿dónde estaba?

- Se ha despertado; ¡Ven, rápido!

      "Ay, Dios. ¡Me han atrapado!"

Empiezo a hiperventilar. Abro los ojos como platos y, antes de que pudiera darme cuenta, me había levantado y había empezado a correr, tratando de huir.

Unos brazos lograron atraparme.

                            "Mierda"

- ¡Aria, Aria tranquila!

                   " Esa voz... ¿Gael?"

- Somos nosotros – dijo tratando de calmarme- Somos nosotros- repitió, esta vez en un susurro. Más relajado al ver que yo también lo hacía.

Me abracé a él con todas mis fuerzas, fruto del pánico que había acumulado en apenas unos minutos.

Una vez me hube recuperado, un olor familiar inundó mis fosas nasales: Moales.

- ¿Dónde estamos?¿En el bosque?- pregunté.

- Sí - respondió Gael- Aunque en una zona desconocida, aparentemente segura- Añadió al ver mi cara de preocupación.

- Te traigo algunas moas y hierbas, tienes que reponer fuerzas- dijo Luna sin expresión en el rostro, como ida.

- G-gracias- dije con una media sonrisa, esperanzada de que me devolviera el gesto. Por supuesto, no fue así.

Seguí sonriendo hasta que Luna salió de este intento de cueva en la que nos encontrábamos.

- Bueno- dije en cuanto nos quedamos solos- ¿Qué... pasó anoche en el bosque?- Pregunté separándome de sus brazos para poder mirarlo; fue entonces cuando me di cuenta de que él tenía un vendaje también, éste cubría su mano izquierda. Al volver la vista hacia arriba vi que su mirada se había tornado triste y cabizbaja.
Me temo que ocurrió algo mucho más grave de lo que en principio me había imaginado.

- Pues...- comenzó a decir a la vez que levantaba un poco su rostro- como ya sabes, los vigilantes de OREXCAM nos mandaron a unos licántropos para acorralarnos y a unos tiradores para anestesiarnos para, de ese modo, podernos llevar de vuelta a la organización- hizo una pausa para asegurarse de que le estaba siguiendo.

- Sí... - Asentí para confirmarlo, incitándolo a continuar.

- Bueno... cuando nos dimos cuenta de que una de las flechas había alcanzadoa tí- señaló el vendaje de mi hombro derecho- intentamos evitar por todos los medios que te durmieras...- su cabeza se volvió completamente gacha de nuevo- bajando la guardia casi sin darnos cuenta.- Inspiró hondo, recargando sus pulmones en su máxima capacidad; ni todo el oxígeno que habitaba en aquella sala iba a ser suficiente para pronunciar las palabras que vendrían a continuación.

Sangre Joven.Where stories live. Discover now