- Día 11 - Parte 3.

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(NOCHE DEL DIA ANTERIOR)

BellSan4


- Oye Jace...

- ¿Qué demonios quieres ahora?

- Tengo hambre, ¿cuándo se supone que vamos a parar?- Chad llevaba hambriento desde hacía horas.

- Haz lo que quieras...- Jace siguió caminando unos pasos más.

Chad se detuvo y dijo con gran entusiasmo - ¡todos quietos, hora de comer!- los soldados que los acompañaban dejaron caer sus sacos. Chad se giró para hablarle a su compañero, y al ver que este seguía caminando le preguntó- Jace, ¿no vas a comer?

- Avanzaré un poco más, empezad sin mí.

Chad fue junto con sus camaradas a preparar un fuego y todo el material con el que cocinarían una buena comida. Todos tenían su papel en la labor de cocinar y gracias a eso preparaban unos riquísimos platos aún sin grandes cocinas e ingredientes.

Esa noche con el poco arroz que les quedaba y unos cuantos conejos que cazaron, prepararon un arroz.

Pasaron unas cuantas horas, todos comían a gusto y charlaban entre sí.

Al ver que Jace no regresaba, Chad cogió el plato que había apartado para él, por si acaso los soldados se lo comían todo, y se levantó, excusándose ante sus compañeros, para ir a buscarlo. Tardó poco en encontrarlo. Jace se situaba a unos pasos del campamento, apoyado en un árbol con las piernas estiradas en el suelo.

Chad se acercó a él con sigilo, intentando hacer el menor ruido posible. Al descubrirle el rostro, pudo comprobar que estaba con los ojos cerrados, parecía dormido. Se acuclilló a su lado, acercándole el plato de comida a la cara. Al oler el plato que tenía pegado al rostro, Jace abrió los ojos, encontrándose con un arroz de una pinta extraordinaria.

- Tardabas mucho, así que te he traído la cena, tú también tienes que tener hambre – insistió Chad, mientras posaba sobre los muslos de Jace el plato.

- Mira que eres pesadito – suspiró Jace, en un solo tono. Serio y sin ganas. - ¿ahora eres mi madre?- Jace agarró el plato de comida de mala gana y empezó a comer.

Chad se sentó a su lado mientras comía, escuchando el único sonido de los cubiertos mientras su compañero comía. Lentamente, después de varios minutos, cerró los ojos, perdiéndose en todos los sonidos que sus oídos podían llegar a escuchar.

- Oye – la voz seca de Jace resonó en su cabeza.

- ¿mm?

- Teníamos al chico... - los labios de Jace mostraban frustración.

- Si...

- ¿No te importa lo que dijo el comandante?

- No demasiado.

Jace estaba desconcertado - ¿Cómo que no demasiado? Que seas su mano derecha no significa que no te pueda matar.

- Lo sé, tranquilo hombre – Chad abrió los ojos a la vez que en sus labios se dibujaba una media sonrisa – lo atraparemos. No me importa lo que dijo el comandante, ya que no fallaremos. – la mirada de Chad era cada vez más intensa.

Tras esas palabras cada uno se quedó mirando a la nada mientras pensaba en sus cosas. Pasados unos minutos Jace volvió a coger una cucharada de arroz, acercándosela a la boca, listo para devorarla.

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(Hace unas semanas en OR.EX.CAM. tras la huida de los cambiados)

Sangre Joven.Where stories live. Discover now