-Día 3-

25 4 0
                                    

BellSan4

Cuando desperté me dolía la cabeza, tenía los ojos hinchados. Ni siquiera recordaba en qué momento me había quedado dormida.

Luna pasó por mi lado – Buenos días, Luna – le dije, pero ella siguió su camino y se colocó unos metros por detrás de mí.

- No creo que esté enfadada contigo – dijo Gael tras de mí- Buenos días, por cierto, ¿ya estás mejor?

Su voz me hizo dar un pequeño salto, de nuevo no lo había escuchado acercarse.

- ¡Deja de hacer eso!- le grité.

- ¿Hacer qué?

- ¡Pues ponerte detrás de mí mientras estoy pensando!- entonces noté cómo mis mejillas se encendían al recordar lo que había pasado horas antes.

- ¡Oh! Aria, te has puesto roja – él rió y me ofreció Moas- anda come algo, necesitas recuperar fuerzas.

Le arranqué las moas de las manos y empecé a devorarlas mientras él me observaba con esa deslumbrante sonrisa que a mí tanto me gustaba.

Una hora mas tarde emprendimos la marcha.

Silecsis


- Deberíamos ir rellenando los suministros- dijo Gael mientras intentaba ocultar que habíamos estado allí.

- ¿ya no queda comida?- pregunté.

- Sí, quedan algunas reservas.... Pero a este paso nos quedaremos sin comida en tres días. Y el agua empieza a escasear- Me respondió.

- Tampoco os vendría mal una ducha- comentó Luna con un tono de asco mientras pasaba por delante.

- ¡Habló! Perdona pequeña dragón, pero llevas oliendo a humo buena parte del camino-  dije con tono de broma y una sonrisa en la cara. Parece que ella no se lo tomó muy a bien, ya que se paró en seco y me miró un poco mal.

- Buueno. Lo que tenemos claro es que aquí no podemos quedarnos. Aria ayuda a recoger. A ver si por el camino encontramos un arroyo por un pequeño casual- dijo Gael rompiendo el silencio.

Acto seguido cogió el leño que utilizamos para hacer el fuego y así ocultarlo. Yo me quedé embobada mirando sus músculos. No es que tuviera músculos muy marcados, pero a mi me encanta.

- Aria, ¿qué haces ahí parada?- dijo Gael en respuesta a mi cara de tonta.

Me puse roja, desvié la mirada y con voz temblorosa dije: "n-n-¡nada!" y me fui a seguir recogiendo. Luna cogió unas ramas y se subió en un árbol para vigilar mejor.

Yo fui a recoger esas ramas que Luna utilizaba, pero estaba muy alto, así que decidí apoyar mi pie en un hueco que tenía el tronco del árbol para así poder llegar.

- No entiendo por qué no puede vigilar desde abajo. O al menos quitarlo ella, no sé, si lo ha puesto sabrá quitarlo, digo yo- empecé a quejarme mientras iba dejando caer las ramas.

- Bien, solo me queda una- murmuré, pero estaba un poco lejos de mi alcance, así que subí un poco más arriba dejando apoyar mi pie en un saliente del árbol.

Gael pasaba por ahí cerca y picándome dijo: "¿Necesitas ayuda?"

-¡No! Puedo sola- le respondí, pero entonces mi pie deslizó del saliente del tronco haciéndome caer.

Grité, pero antes de que mi grito durase apenas dos segundos, Gael ya me había cogido en sus brazos. Yo me puse a temblar...  ¡y roja! Me puse rojísima... Normal... Le tenía a cinco centímetros de distancia.

Sangre Joven.Where stories live. Discover now