- Día 18 - Parte 3.

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Cisaphyr


- Toma asiento.- aventuró Shawn después de varios minutos en los que el único sonido fue el silencio, con la misma malicia evocada en sus brillantes ojos como en la sonrisa que me dedicó.

Negué con la cabeza.

- Como quieras...- él sí hizo lo propio al otro lado del enorme escritorio.

volvió a mirarme tras reclinarse en su silla para después erguirse y cerrar ambas manos en un puño sobre la mesa.

Permaneció algunos instantes más sin mediar palabra, mirándome detenidamente, concentrado. Como intentando encontrar las palabras exactas con las que quería dar inicio a alguna conversación aparentemente pendiente entre nosotros. Pero, ¿qué tendría que decirme?

La incertidumbre me estaba provocando un dolor agudo en las sienes; miles de preguntas se agolpaban en mi cabeza.

- Bueno...- comenzó a decir. Y pretendía continuar con la frase que acababa de iniciar cuando la habitación comenzó a parpadear en consecutivas luces rojas y unas ensordecedoras sirenas rompieron el incómodo silencio.

Shawn Sépira ahogó un gruñido.

Tras una momentánea frustración, rápidamente recobró la compostura. Descolgó una especie de telefonillo que tenía a escasos centímetros a su derecha y comenzó a marcar algunos números de manera casi automática. Esperó a que alguien contestara desde el otro lado de la línea.

- ¿Qué ocurre?- dijo entonces.

- El chico no ha sabido comportarse...- Me pareció reconocer la voz de Dlam a través de la calma que mantuvo al mencionar tales palabras, como si lo que acababa de decir fuese lo más natural del mundo. Sin embargo sus palabras no hicieron más que incrementar mi alteración.

- Sabéis lo qué tenéis que hacer- espetó. Acto seguido colgó.

- Vamos- Ahora se dirigía a mí. Tragué saliva ¿adónde me llevaría?- parece que tendremos que posponer nuestra conversación- esta vez un atisbo de frustración la acompañó; no le hizo gracia que le rompieran los planes...

Intenté ver primitivamente toda esta situación. "...Tendremos que posponer nuestra conversación..." había dicho. Supongo que eso era bueno; me quería viva, al menos por esta tarde.

Se levantó silenciosa, aunque grotescamente, de la silla sin perder la compostura en ningún momento.

Rodeó todo el perímetros del escritorio hasta llegar a donde yo me encontraba.

Cuando llegó a las dos enormes puertas que conducían al pasillo izquierdo, las abrió frenéticamente, golpeando bruscamente a Chad que, obedeciendo, esperaba fuera.

Ví que éste hizo una mueca de dolor que cesó al instante cuando Shawn me arrastró puertas afuera. Yo creí que el comandante no se había percatado de que Chad aguardaba allí, hasta que un gesto de su mano libre indicando que nos siguiera me demostró lo contrario. Él hizo lo propio.

Inmediatamente sentí mi cuerpo algo más relajado; no sé por qué, la presencia de Chad hacía que me sintiera extrañamente más protegida.

Sangre Joven.Where stories live. Discover now