- Día 11- Parte 4.

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(Gael, Cor, Tessa, Luna.)

Cisaphyr


Gael y Cor siguieron buscando todo lo que pudieron utilizar para vendar y aliviar el dolor del tobillo de Tessa durante una hora. Una interminable hora en la que no intercambiaron ni una sola palabra, cada chico cogía lo que le parecía oportuno, sin mostrarse si quiera aquello que cogían. Esa incomoda hora de recolección a la que habrían de sumarle otra media hora hasta llegar donde estaban las chicas.

Se demoraron más de lo previsto debido a la falta de comunicación entre ellos y seguramente, también a causa de esta, lleven cosas repetidas.

Al fin llegaron a la roca donde esperaban Tessa y Luna, quienes, por el aburrimiento acumulado durante casi dos horas, ya hasta habían hecho varios hoyitos en la tierra jugando con los pies.

- Menos mal.... – susurró Luna aliviada al verlos.

- ¡Ya era hora! ¿Dónde os habíais metido? – preguntó Tessa, sin mostrar pudor alguno por el tono que había utilizado

"Ahora que sé que a Cor le gusta Tessa... Voy a dejar que sea él quien de lo que tiene, si le falta algo que yo traigo ya lo aportaré yo luego. También dejaré que sea él el que se encargue de vendarla." – dijo Gael para sus adentros.

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Cor terminó de vendar a Tessa. Por suerte o por desgracia, no necesitó nada de lo que Gael había traido, aun así, decidió guardarlos por si surgía otra necesidad de usarlas.

Reposaron otro hora, aprovechando para comer y recobrar energías para seguir caminando.

- Bueno... - comenzó a decir Gael – pronto empezará a oscurecer. Creo que será mejor que continuemos antes de que eso pase.

- ¿Cómo vamos a continuar si Tessa no puede caminar? – preguntó Luna.

- Yo podría llevarla a mis espaldas – propuso Cor.

- O podría llevarme Gael – sonrió maliciosamente Tessa.

Al terminar la frase, Tessa buscaba los ojos de Gael, dando al fin con ellos.

- Sí... - comenzó a decir torpemente Gael, arrastrando las palabras- yo podría llevarte.

Luna se quedó durante todo el proceso mirando a Tessa, extrañada, queriendo entender la situación.

Gael se acercó, entonces, hacia la roca donde se encontraba Tessa, mostrándole la espalda y agachándose un poco para facilitar su subida.

Nuevamente, caminaron en silencio, hasta que, unos cuarenta minutos después de haber empezado a caminar, Luna se detiene.

- ¿habéis oído eso?- pregunta casi al instante.

- ¿el qué? – preguntó Cor

- Nada, no os preocupéis. Habrán sido imaginaciones mías- agregó Luna.

Caminaron un par de metros más cuando escucharon, esta vez todos, otro ruido proveniente del árbol que acababan de pasar. Todos miraron hacia atrás a la vez, observaron el árbol durante dos segundos y cuando estaban a punto de seguir con su camino, una piña cae de este. Los chicos se escondieron tras un enorme pino y comenzaron a mirar aquel árbol. Gael dejó a Tessa en el suelo y junto a Cor se acercaron al árbol dejando atrás a las chicas para protegerlas por si los sonidos que oyeron fuesen productos de algún guardia de OREXCAM vigilándolos. Tras un largo e intenso minuto de búsqueda sin resultado, Cor decidió acercarse a mirar un poco más de cerca. Cuando llegó al árbol comenzó a subir por su tronco, despacio, con sigilo. Los demás miraban con detenimiento, él avanzaba con cuidado, midiendo bien sus pasos. De pronto, solo silencio. Cor y los demás cambiados intercambiaron miradas, todos con los rostros serios, un instante en el que Cor cesó sus movimientos. Él tragó saliva, respiró hondo y se dispuso a dar otro paso. Lo hizo... Entonces, un estruendo rompió el silencio. Todos se quedaron paralizados. Cor se abrazó con todas sus fuerzas al tronco y cerró los ojos esperando lo peor, y lo vieron...

Todos se quedaron boquiabiertos y con los ojos como platos.

- ¡¿Una ardilla?! - gritó Tessa - ¿casi nos da un infarto a todos por una maldita ardilla? – prosiguió.

Gael continuaba con la boca abierta, sin siguiera poder pestañear, a diferencia de Luna, que no podía hacer otra cosa sino mover sus pestañas de arriba a abajo a la velocidad del rayo.

Cor permaneció abrazado al tronco, con la cabeza pegada a él, durante unos segundos más. Luego bajó despacio para reunirse con los demás.

Gael volvió a coger a caballito a Tessa y, junto con Luna, salieron de detrás del pino y fueron hasta donde estaba Cor para reanudar el camino.

Anduvieron durante otra intensa hora. Ya eran más de las siete y media y era completamente de noche. No se distinguía nada en esa inmensa oscuridad. Gracias al poder ocular de Gael y los ojos de Luna podíamos continuar sin obstáculos.

A Luna le pesaban los pies, se notaba en la manera en la que los arrastraba por la tierra. Gael la miraba y le dedicaba palabras de aliento: "no te rindas" "ya casi estamos" le repetía durante los últimos veinte minutos.

Cor iba algo por delante. Parecía no necesitar vista para no tropezarse. Luna y Gael cargados con Tessa le seguían por detrás. Estaban agotados.

- Creo que deberíamos parar – dijo Cor tras haberse girado y haberse percatado del agotamiento que mostraban sus compañeros – seguiremos mañana, ya no queda nada para llegar a la ciudad, pero es peligroso ir allí ahora. Necesitaremos luz y energías para poder estar bien atentos.

- Me niego a parar ahora – replicó Gael – sé que es tarde y que ya está demasiado oscuro para seguir, pero no puedo para ahora – dijo mientras depositaba a Tessa delicadamente en el suelo. - nosotros estaremos todos juntos, en cambio, Aria está sola en la ciudad, un sitio que desconoce y donde somos perseguidos por todos sus habitantes. A saber si está bien... quedaros vosotros y descansad, yo voy a buscarla.

"necesito saber que está bien"

- Yo voy contigo – intervino Luna.

- No, Luna- le pidió Gael- es tarde y estás agotada, debes descansar. Además, Cor tiene razón, es peligroso.

Dicho esto, Gael siguió caminando en dirección a la ciudad.


Sangre Joven.Where stories live. Discover now